El sur de la ciudad vivió ayer una pésima calidad del aire por la acumulación de gases producidos durante la noche del 24 en toda la mancha urbana.
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
La tradicional jornada de contingencia ambiental que vive Guadalajara todos los años entre el 24 y el 25 de diciembre de cada año, arrancó en la llamada Nochebuena, con el incendio, al atardecer, de una fábrica de plásticos en la avenida Doctor Roberto Michel, en la zona del Álamo Industrial. Pero miles de tapatíos se empeñaron en reforzarlo al encender fogatas por toda la mancha urbana y crecer la contaminación por partículas suspendidas menos a diez micras (PM10).
La peor parte se vivió en la zona sur de la metrópoli, entre Tlajomulco y Tlaquepaque. La estación que alcanzó niveles superiores a 100 puntos imeca (índice metropolitano de la calidad del aire) durante unas 20 horas seguidas fue la de Las Pintas (o El Salto). A partir de las 9.00 de la mañana, ese registro rebasó los 150 puntos, lo que obligó a establecer contingencia. Otras estaciones que cayeron, por menos horas, en esa situación, fueron Tlaquepaque y Tlajomulco de Zúñiga (Santa Fe).
Seguramente era el caso también de la estación de Miravalle, la vecina más cercana a Las Pintas –que en los registros de más de dos décadas, por ser una estación instalada desde el comienzo de la red de monitoreo, es la que ostenta los registros más malos de calidad del aire con partículas suspendidas en la historia de la ciudad- pero la página de internet de la Semadet (http://siga.jalisco.gob.mx/aire/Datos.html) no reportó datos ayer porque ese componente (PM10) está "en mantenimiento". Otra estación "en mantenimiento" para PM10, lo que impide ver el efecto total del fenómeno de ayer, es la de Santa Fe.
No es extraño que el sur de la ciudad presente de forma habitual el fenómeno de acumulación de gases contaminantes, en específico el aire particulado que predomina en los inviernos citadinos.
La explicación: los vientos superficiales dominantes en el Área Metropolitana de Guadalajara provienen del oeste, con 15.5 por ciento de la frecuencia total, siguiéndole los vientos del este con 7.5 por ciento. En ambos casos, sus velocidades son de 1.4 a 5.6 metros por segundo (m/s) y en forma temporal presentan velocidades de 5.8 a 9.7 m/s. Asimismo, se observa que los periodos de calma (ausencia de viento y/o vientos muy débiles menores a 1.1 m/s) alcanzan una frecuencia de 44.3 por ciento, lo cual indica el gran potencial de acumulación de los contaminantes por falta de ventilación en el AMG: apenas hay brisa ligera.
A esto se agrega que la "salida" de esa contaminación se da por el sur y el este, justo en esas estaciones señaladas. En invierno se complica aún más el tema, pues prácticamente todos los días amanece con inversión térmica, es decir, los gases acumulados durante las horas sin sol se estancan y son fácilmente respirables por los seres humanos. La dispersión sólo ocurrirá cuando la energía solar "rompa" ese estancamiento, lo que suele suceder después del mediodía porque además, se tiene un sol con menos radiación que en primavera.
Un tercer elemento a considerar: el sur y el este de la ciudad son las zonas con las tendencias más altas de crecimiento urbano, en lo que predominan los asentamientos irregulares, populares o de vivienda social, más densamente poblados y con peor infraestructura, lo que potencia el daño que pueden causar este tipo de "coctel" de contaminación durante el invierno.
La activación de la contingencia fue a partir de las nueve de la mañana y permanecía vigente al anochecer de ayer. El problema se volverá a dar la noche del 31 de diciembre próximo, cuando los tapatíos suelen despedir el año viejo con otra jornada de contaminación a su atmósfera.
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