lunes, 28 de diciembre de 2015

Abies colimensis, en camino a ser protegido



La Semarnat ya emitió su nueva propuesta de depuración, reclasificación y ampliación del listado de especies protegidas; el abeto del Nevado y Manantlán está incluido. Foto, tala en Huescalapa, ladera este del Nevado, cortesía de Aura Jaguar

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) prevé incorporar en los listados de especies protegidas de la norma oficial mexicana 059, al abeto u oyamel que vive en los volcanes del sur de Jalisco y la sierra de Manantlán: Abies religiosa subespecie colimensis, o bien, Abies colimensis, que prospera en bosques de viejo crecimiento cuyo reducido espacio de distribución lo lleva a ameritar la categoría de “en peligro de extinción”.

Esto es una de las novedades en la propuesta que ha hecho la dependencia para actualizar el listado y depurar las especies vegetales, hongos y animales contenidas en sus cuatro categorías de riesgo: probablemente extinta del medio silvestre (abreviada a E), en peligro de extinción (abreviada a P), amenazada (abreviada a A) y sujeta a protección especial (Pr). Las especies endémicas o exclusivas del país, a veces a algunas regiones e incluso a unas cuantas cañadas, se incorporan dentro de alguna de las cuatro categorías según su abundancia y la fragilidad de su entorno. Es el caso de los enormes abetos que pueblan las partes medias y altas de las montañas más elevadas del occidente mexicano, muy cerca del lindero con el estado de Colima.

El documento está abierto a consulta pública y se puede consultar en línea (http://dof.gob.mx/nota_detalle_popup.php?codigo=5420810). Abarca todo el proceso de actualización de la NOM 059: “se incluyen treinta y nueve especies en alguna categoría; se excluyen cuarenta y ocho especies; cambian de categoría treinta especies; se corrige el nombre taxonómico de doscientas ochenta y cinco especies y se modifica la estructura del listado del Anexo normativo III, Lista de Especies en Riesgo, todos de la [llamada] Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, Protección ambiental-Especies nativas de México de flora y fauna silvestres-Categorías de riesgo y especificaciones para su inclusión, exclusión o cambio-Lista de especies en riesgo; publicada en el Diario Oficial de la Federación el 30 de diciembre de 2010”.

La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio)” llevó a cabo la validación taxonómica [adecuación y actualización a los nombres científicos de las especies] de acuerdo con los Catálogos de Autoridades Taxonómicas, y a lo establecido por el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica y por el Código Internacional de Nomenclatura para algas, hongos y plantas […] a raíz de la publicación de la norma vigente, todas las especies que se incluyan, excluyan o cambien de categoría se deberán de sustentar mediante la presentación y validación técnica del Método de Evaluación del Riesgo de Extinción respectivo”, señala el documento.

¿Por qué se protege el Abies religiosa subespecie colimensis, o Abies colimensis [si se determina que es una especie distinta]? Los argumentos más relevantes, de acuerdo al estudio previo que realizaron los expertos que hicieron el planteamiento, señalan:

Uno “esta subespecie tiene una diversidad genética extremadamente baja, la más baja conocida entre todas las especies de Abies de Mesoamérica y en una de las más bajas entre las especies arbóreas del planeta”; dos “el área de ocupación de Abies religiosa subsp. colimensis es muy reducida, de aproximadamente 150.02 kilómetros cuadrados”, es decir, 0.007 por ciento del territorio de México;
Tres “sólo tiene tres poblaciones, las cuales que presentan un alto grado de fragmentación y aislamiento geográfico [tanto natural como antropogénico], por lo que su acervo genético es muy diferente y único”;  cuatro, “es endémica del sur de Jalisco y un solo cerro de Colima, en una sola provincia biogeográfica, en sólo dos tipos de vegetación”.

Siguen los expertos: cinco, “presenta un alto impacto de deforestación de origen antropogénico por tala clandestina en las áreas naturales protegidas y fuera de ellas, por permisos de aprovechamiento injustificados, por incendios provocados para cambio de usos de suelo a pastizales ganaderos y cultivos, y por calentamiento global”; seis, “el calentamiento global aumenta la incidencia de plagas y enfermedades provenientes de ecosistemas bajos tropicales y reduce la superficie de hábitat adecuado para la especie por ubicarse ésta en las partes altas, picos y crestas de las montañas”.

Siete “existe una alta presión de aprovechamiento insostenible y de cambio de uso de suelo; ocho, la capacidad de resiliencia o de recuperación de la especie es baja debido a su lenta tasa decrecimiento y su alto grado de erosión genética, que combinada con el calentamiento global y la migración de nubes a partes más altas (fuente de humedad indispensable para los oyameles), no permitirá que esta especie tenga una pronta respuesta adaptativa ni pueda migrar a partes más altas (no hay áreas más altas ni en el Nevado de Colima ni en la Sierra de Manantlán), lo que la conduciría inevitablemente a su extinción global”.

La propuesta se planteó desde 2012. En el espacio de tiempo que llevó a la discusión y análisis, la presión sobre estos bosques aumentó, incluso con talas autorizadas por la propia Semarnat.

Los autores de la propuesta son los investigadores Miguel Ángel Muñiz Castro, José Antonio Vázquez García, Ramón Cuevas Guzmán, Sonia Navarro Pérez, José Villa Castillo (además, director del parque nacional Nevado de Colima), Mary Hektner y Ricardo Guerrero Hernández.

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