martes, 7 de julio de 2009

EL RANCHERO QUE VISITÓ EL FUTURO


PERFIL. Jesús Gudiño Gentil. Agricultor

Don Jesús Gudiño Gentil ayer fue involuntario participante de un experimento de modernidad que no imaginó en 1953, cuando votó por primera vez, en el proceso que llevó a la gubernatura de Jalisco a Agustín Yáñez.

Entonces, Tuxcueca vivía aún del comercio intensivo a través del lago de Chapala y estaba semiaislado por vía terrestre; debía soportar costumbres violentas bajo el monopolio priista –los pistoleros eran moneda corriente, recuerda el anciano– y cultivaba una larga relación con el general Lázaro Cárdenas, ex presidente mexicano y vecino de Jiquilpan, que se había ocupado de dotar de tierras y apoyos a los campesinos locales.

Ayer, con 75 años a cuestas, don Jesús fue usuario de una de las diez urnas electrónicas que el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana instaló en esta demarcación para resolver la elección de munícipes. “Fue muy fácil, apretar un botón y ya”, indica con seguridad. Su tirada era que el Partido Verde Ecologista de México recuperara la presidencia para un ciudadano de la cabecera, pues los soyatlenses –de la principal población del municipio, San Luis Soyatlán– la han retenido por tres décadas. No se logró.

Gudiño Gentil nació en 1934, y le tocó la era de los caciques. “Aquí había un señor que se llamaba José Sosa, que gobernó toda su vida en Tuxcueca (…) ya ve como son las políticas, antes las presidencias las quitaban a la fuerza, había muchos pistoleros, y eso nos daba mala fama”.

El anciano vive de un pequeño terreno prestado en el que siembra maíz. Viajó a trabajar a Estados Unidos por tiempos cortos. Sabe que es mal negocio la siembra, pero “tengo mis hijos y ellos me mantienen”. Uno de ellos, Luis Eduardo, está en el maricahi de Pedro Fernández y deambula por todo el país. Nietos y un bisnieto son ya parte de su prole. “Aquí era como un puerto, había un vapor y canoas que viajaban a Ocotlán, y todo los de la sierra bajaban hasta aquí con queso, maíz, frijol, todo eso. Tuxcueca era más importante y tenía mucho comercio, porque el lago de Chapala era la única manera de salir”.

La construcción de la carretera cambió mucho las cosas. “Yo recuerdo cuando se hizo, a pico y pala, fue después que la pavimentaron”. El otro factor decisivo fue la casi desecación del lago, en 1955. “Se fue como a unos tres kilómetros (…) en ese tiempo se acomodaron muchos ganaderos, y se ayudaron retemucho con la playa, con la pastura, se metieron a sembrar; venían ingenieros a repartir a cada quien su parcelita, pero un día nomás subió el agua y los echó pa fuera…”.

– ¿Ya no regresaron los vapores y las canoas?

Se acabó todo; de las últimas fue en el 55, todavía había dos o tres canoas que viajaban. De todos modos dejó de haber prosperidad.

Don Jesús no olvida el papel de Lázaro Cárdenas a favor de la comunidad. Asegura que se crió en un monte que se atisba desde la plaza principal de la cabecera: el cerro Las Coronas. “Quién iba a pensar que un día iba a ser general”. Y gobernador de Michoacán, y presidente de la república, y secretario de la Defensa Nacional, y presidente de la Comisión del Balsas, entre muchos cargos del influyente político.

Los 28 de enero acudía a la fiesta de toros al pueblo. “Hasta la fecha le hacemos fiesta y honores”, señala con orgullo. Pero Cárdenas se fue y también esa vieja vida. Ayer, Tuxcueca votó como si fuera un cantón suizo o un distrito sueco, lo que en el México rural suena a ejercicio de ciencia ficción. Además, don Jesús no logró que Marco Antonio Márquez recuperara la presidencia para la cabecera. Pero son cosas de la democracia, pensará para su consuelo.


AGUSTÍN DEL CASTILLO / PÚBLICO-MILENIO, edición de 6 de julio de 2009

No hay comentarios: