jueves, 9 de julio de 2009

Muérdago amenaza 50% de los árboles de la ciudad



Hubo negligencia en manejarlo, denuncia investigador de la Universidad de Guadalajara; el sistema de podas imperante es “vergonzoso”: Chávez Anaya.

Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO

La indiferencia de los ayuntamientos metropolitanos ha hecho crecer el grave riesgo de que muera entre 40 y 50 por ciento del arbolado de la ciudad, debido a la plaga del muérdago, advirtió ayer el investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), José María Chávez Anaya.

Al presentar una ponencia sobre “Dasonomía urbana” (que versa sobre el manejo de áreas verdes en ciudades), en el marco del ciclo de conferencias organizado por la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder), en la Universidad Autónoma de Guadalajara, el científico advirtió que desde el año 2007 se hizo la notificación del problema a las administraciones municipales, proponiendo la elaboración de un diagnóstico y un programa de manejo, pero nunca se les dio respuesta.

Las conferencias tuvieron como eje el Día del Árbol, que hoy se festeja. Chávez Anaya destacó que la gestión de las áreas verdes es desastrosa en muchas partes de la urbe.

“Ese problema del muérdago es grave, quién sabe si estemos a tiempo de atacarlo; hay riesgo de que se pierda de 40 a 50 por ciento de la biomasa que tenemos en la ciudad, porque no nos hicieron caso y estamos viendo cómo jacarandas de siete u ocho metros se están muriendo por ese parásito”, indicó.

También consideró “vergonzoso” el modo en que se aplican podas y desplazamiento de árboles en toda la mancha urbana. A su juicio, es preciso ordenar las especies según el espacio físico, pero se debe respetar el ciclo de vida de los árboles y no reducir de manera tan fuerte la biomasa, con esas podas tipo Comisión Federal de Electricidad (CFE), que son tan comunes.

El académico, que ha dirigido diversas investigaciones en marcha para valorar y mejorar las áreas verdes de la ciudad (ver recuadro contiguo), puso en relieve la urgencia de respetar la gran diversidad de especies vegetales y animales que albergan los parques citadinos, estimó necesario ligarlos a los grandes ecosistemas regionales, como La Primavera o la barranca, y hacer que los niños y adolescentes incorporen a su formación estos temas, “y que no confundan los árboles con los postes, como tantos funcionarios”.

Los árboles en la ZMG

Los árboles en áreas urbanas pueden aportar diversos beneficios: “modificaciones microclimáticas, beneficios ecológicos, conservación de la energía y el bióxido de carbono, absorber contaminantes del aire así como su estabilización, mejorar la calidad del aire al reducir los niveles de bióxido de carbono (CO2), ozono, dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno, además de la reducción de la contaminación por ruido”, señala el investigador José María Chávez Anaya, de la UdeG.

Por otro lado, “proporcionan hábitat para la fauna silvestre, generan oxígeno, e inciden positivamente en la hidrología urbana, con el incremento de captación y retención del agua”. Contribuye con un ambiente deseable, propicios para la salud mental y física.

Los árboles absorben y disminuyen la radiación solar. Algunos estudiosos presentan la siguiente relación de efectos: de 100% de la energía solar, las plantas absorben para su fotosíntesis entre 5 y 20%, reflejan de 5 a 20%; disipan por evapotranspiración de 20 a 40%; emiten de 10 a 15% y transmiten entre 5 y 30%.

Los árboles permiten la producción de oxígeno y el consumo de anhídrido carbónico, función realizada por las hojas: El científico alude a estudios que revelan que árboles cuyo diámetro es de entre 60 y 90 cm, retienen hasta 50 kg de carbono, “y que en árboles grandes y vigorosos se fija 90 veces más carbono al año que en los árboles pequeños: 93 kilogramos al año contra un kilogramo”.

En cuanto a la disminución del ruido ambiental, “la atenuación varía desde cuatro a doce decibeles, dependiendo de la especie y la profundidad, altura de la cortina de árboles y la densidad del ruido”.

La insuficiencia de áreas verdes urbanas y su mala ubicación, “conlleva a que no se cumpla con la superficie de área verde requerida por habitante, de nueve m2, recomendada por la Organización Mundial de la Salud, así como en la distribución dentro de la ciudad; es decir que todos los residentes vivan cerca de un espacio abierto con área verde a una distancia de no más de 15 minutos a pie”.

La recomendación: fomentar nuevas áreas verdes aprovechando terrenos baldíos; incremento de arbolado en cementerios, pequeñas superficies que antes se utilizaban como huertos; aumento en número de árboles en unidades deportivas; plantaciones en los accesos de carreteras y estaciones de ferrocarril, así como a lo largo y sus lados de sus vías; reverdecimiento de fachadas, en edificios públicos, hospitales y en centros escolares para aprovechar sus espacios disponibles y convertirlos en verdaderas áreas verdes.

No hay comentarios: