jueves, 24 de mayo de 2018

Asesinato de Posadas, 25 años y ningún sentenciado


Guzmán Pérez Peláez, vocero de la versión disidente de una parte de la jerarquía y laicos influyentes, se escandaliza por lo que considera el caso de mayor impunidad en México.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

Un día como hoy, hace 25 años, a las 3.45 pm, fue asesinado de 14 disparos “directísimos” el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, a bordo de su Gran Marquís blanco, en el aeropuerto internacional de Guadalajara. Considerado uno de los artífices del reestablecimiento de las relaciones Iglesia católica-estado mexicano, en un cuarto de siglo no se ha resuelto la polémica pública del móvil del homicidio, entre la hipótesis oficial de la confusión del prelado por sicarios del narcotráfico, o un asesinato de estado por presuntas revelaciones de colusión entre los barones de la droga y altos funcionarios del gobierno salinista.

Más allá de la polémica, el caso constituye uno de los ejemplos de violación de derechos más longevos de la historia judicial mexicana, asegura el defensor de la tesis del crimen de estado, y ex secretario general de gobierno de Jalisco en dos ocasiones, Fernando Guzmán Pérez Peláez.

“Tenemos ya 25 años de impunidad, es medalla de plata o de aniversario de plata de impunidad, y yo no sé cuándo vaya a llegar o cuando quieran rescatar la verdad; porque a 25 años, seguimos sin sentenciados, seguimos con una hipótesis que no se puede acreditar, la de la confusión, y con más de 100 expedientes guardados en la Procuraduría General de la República, que no han sido consignados al juez penal, ya que el juez, al conocer todos este material probatorio, cambiaría la versión de una confusión a una versión acreditada de un crimen deliberado, con premeditación, alevosía y ventaja, donde el cardenal Posadas fue la víctima escogida de sus asesinos, que le dispararon a menos de un metro de distancia, 14 impactos, a plena luz del día”, dice a MILENIO JALISCO.

- En su opinión, ¿por qué no se pudo llegar a esa verdad? El asesinato ocurrió con Salinas, luego llegó Zedillo, y luego dos gobiernos del PAN, y nunca pasó nada que terminara por cambiar la versión.

- Es una buena pregunta, ahí ha habido falta de voluntad política, o de componendas en el pasado, para no mover el agua, porque han pasado tantos años y un crimen de estado sin duda tendría un alto impacto; ahora viene una nueva elección, un nuevo gobierno, y seguiremos con un expediente abierto, vivo, un expediente de un magnicidio, a plena luz del día, de un cardenal, que está en la impunidad, con un primer detenido, el famoso Gory, Alberto Gallardo Robles, que desapareció de un penal de alta seguridad, que nunca fue puesto a disposición del juez, y que después declara en Estados Unidos ante la PGR, fuimos el grupo interinstitucional a obtener su versión, porque aquí en lugar de ponerlo con un juez lo mandaron a allá prestado; allá declaró que había sido sacada su declaración con tortura, que él nunca había disparado en el aeropuerto, y después, en los tiempos del procurador Jorge López Vergara, se encontró un peritaje guardado en un escritorio, firmado por los mismos peritos que firmaron el del Gory, decía que sí disparó, luego otro dice que no disparó, o sea simplemente cambiaron una por otra, y así se la llevaron […].

Guzmán sostiene que “hay más de mil volúmenes de investigación que acreditan que no hubo ninguna confusión; al final del grupo interinstitucional, en agosto de 2000, se concluyó, y en esto también estuvo coincidente la PGR, que en la reconstrucción de los hechos no hay la posibilidad de que el cardenal se atraviese en un fuego entre narcotraficantes, no hubo tal fuego cruzado, lo primero que sucede en el aeropuerto es la ejecución del cardenal a menos de un metro de distancia, y esto está reconstruido con la declaración de las personas que iban en el auto de adelante, con la declaración de otros testigos, de los maleteros: el cardenal iba bajando, y a plena luz del día y a menos de un metro de distancia le dispararon 14 tiros, 250 balas recibió el coche después […]”.

Los testimonios en los 100 tomos abundan, agrega. “Hay uno de un amigo de la infancia del cardenal, que lo vio el 6 de mayo, hace 25 años, 14 días antes del crimen, y el cardenal le dice que fue a una reunión a Los Pinos a quejarse de la protección de los cárteles del narcotráfico y de la prostitución, y que de ahí fue sacado violentamente y le dijeron que no se metiera en esos temas. Eso lo refiere un testigo directo del cardenal Posadas, se lo confió 14 días antes”.

Otro elemento que apunta a la tesis del magnicidio: “el jefe de la Policía Judicial Federal estaba en el aeropuerto antes del crimen, de eso hay varios testimonios; están las bitácoras, donde llega un avión al aeropuerto de Guadalajara, que estaba bajo la supervisión del procurador Carpizo, una hora antes del crimen, que se regresa media antes, y en la tarde vuelve a regresar para montar la investigación, ¿pero a que vino una hora antes? O sea, hay elementos que siempre se han denunciado, porque siempre les hemos exigido la verdad, pero están ahí guardados en 100 tomos, lejanos del alcance de los jueces, y el juez no ha encontrado en todos los elementos que le han exhibido suficientes elementos para sentenciar y condenar de forma definitiva a alguien, o sea no hay sentencia, y ya han pasado 25 años”.

Un cambio que ocasionó la investigación fue que la PGR corrigió parcialmente su hipótesis, “la del fuego cruzado, a que no había habido una confusión por el auto del cardenal, como trataron de sostener, lo cual era ridículo, no era el único Marquís blanco en la ciudad; terminaron diciendo que hubo una confusión por la inercia de los tiempos, pero se acreditó que el asunto del aeropuerto comenzó con la ejecución del cardenal, y eso está firmado”.

Posteriormente “vino la administración de Fox, se detuvo a otras personas que se buscaba su declaración, y una de ellas declara que fue encargada de intervenir los teléfonos del cardenal Posadas […] hay un policía de caminos que refiere que del automóvil del cardenal, de la cajuela, hubo una persona que sacó unos papeles, expedientes. Pero realmente no hubo la voluntad de llegar al final, hubo discusiones con el procurador de Fox, el general Macedo de la Concha, y él decía que no había bitácoras agregadas al expediente, cuando sí están. Si fueron gobiernos del PAN o del PRI, eso fue irrelevante para el aspecto de las investigaciones, ninguno tuvo la voluntad”.

A su juicio, lo que ha sucedido con el país puede derivar también de esta primera impunidad. “Un escenario de violencia desbordada, van 24 sacerdotes asesinados en esta administración, lo cual me parece gravísimo, somos el país con más sacerdotes asesinados y con más periodistas asesinados, es el reino de la impunidad”.

- ¿Usted ve posibilidad de que el próximo presidente se decida a reabrir el caso?

- Es una buena pregunta para los aspirantes, porque un país sin justicia no puede aspirar a su desarrollo, y una país como México que vive una crisis de violencia y de inseguridad tampoco, está desbordado, y sería muy edificante de que hubiera la voluntad de llegar fondo en este caso, y no por venganza o para exhibir a los responsables, realmente han pasado muchos años y algunos estarán muertos, otros no, pero es un grito que clama al cielo por justicia, la iglesia lo ha reclamado, la sociedad lo ha exigido, el papa Juan Pablo II pidió esclarecer […]

- El grupo político que ordenó este crimen, ¿sigue vigente en las esferas de poder como para impedir que se llegue al fondo?

- Nada más quiero decirte que el asunto incluso llego a la Corte, por 2009 o 2010, y el gobernador de Jalisco pidió que pudiera atraer las investigaciones por grave violación a los derechos humanos, aquí hay una grave violación de acceso a la justicia, de denegación de justicia […] la corte publicó en aquel tiempo en un pizarrón para conocimiento público, la admisión del recurso, pero antes de que se discutiera en la sala correspondiente, alguien se movió, y una mano invisible hizo que cambiaran de idea, cancelaron este proyecto, y metieron otro, en que no había posibilidad de discutirlo siquiera.

Guzmán Pérez Peláez no cita el famoso drama Asesinato en la catedral, de TS Eliot, relato del magnicido del arzobispo Santo Tomás Becket. Pero parece que el fracaso de la justicia en el caso Posadas se sintetiza en uno de sus más famosos versos: “La especie humana no soporta demasiada realidad”.

Respecto a la acusación de que la jerarquía y los católicos aprovecharon el homicidio para mejorar la posición pública de la iglesia, empeñados en negar la hipótesis oficial, hay otro recitativo, más largo e inquietante, proferido por el obispo asesinado, que haría pensar a más de algún pastor: “Quien sirve a Dios, corre el peligro de pecar / más que el hombre que sirve al rey. / Porque aquellos que sirve a la causa más grande pueden servirse de la causa / aun obrando bien; y luchando con políticos / hacen política la causa, no por lo que hacen / sino por lo que son…” (Murder in the catedral, segunda parte). Pero Guzmán Pérez Peláez no vacila:

- ¿Estos 100 volúmenes apuntan a la posibilidad de una conspiración desde el poder para matar a Posadas Ocampo?

- Así es, sin duda.



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Claves

Un historiador regresa al lugar de los hechos

“La muerte de monseñor se constituyó en la prueba inicial que ponía en predicamento las recién estrenadas relaciones entre las iglesias y el Estado –y precisamente con la que concentraba más creyentes–. El episodio colocó a la referida Iglesia en la posición de pedir cuentas y exigir justicia cuando menos por una década, lo cual, a diferencia de lo que ocurrió con el PRI, la consolidó […] el 21 de abril de 1994, Juan Sandoval Iñiguez fuera designado IX Arzobispo de Guadalajara. Con él comenzaría la denuncia encarnizada del asesinato de su predecesor”

“Cuando el 1 de junio de 1993 el procurador general de la República Jorge Carpizo, mediante un Nintendo, aseguró que lo ocurrido en el aeropuerto de Guadalajara había sido un enfrentamiento entre bandas de narcotraficantes, con confusión de personajes y fuego cruzado incluidos, el forense más famoso de Jalisco, Mario Rivas Sousa, ya se le había adelantado afirmando apenas el 25 de mayo que las “balas fueron directísimas”. Tiempo después se sostuvo en sus palabras: “[Los disparos] no podían ser más directos. No fueron a más de un metro o menos, digamos a 80 centímetros. Yo dije cómo lo mataron desde el punto de vista científico, no quién lo mató. Posiblemente, el primer balazo fue el del pie derecho, que probablemente se lo dieron al estarse bajando”

“Hay que reconocerle al procurador su capacidad para armar la escena previa al fatal suceso. Ante una pregunta del periodista Jacobo Zabludovsky sobre si se había tratado de algo casual o de una emboscada contra el Chapo, respondió presto y enfático: “Esta es una operación extraordinariamente planeada […] De esto la procuraduría no tiene ninguna duda”. Entonces Zabludovsky, comparando las fotos del Chapo y del cardenal, le dice: “¿Cómo los sicarios pudieron confundirse a ese grado?”

Carpizo responde: “Se imagina usted la confusión –16 coches quedaron con impactos de bala–. Tenemos el testimonio de Bayardo, que le habían dicho que el Chapo iba a llegar en un Grand Marquis blanco; pero también el administrador del Chapo nos afirma que uno de los coches del Chapo es un Grand Marquis blanco que generalmente no lo usa sino su esposa. Entonces, en el momento de la gran confusión se piensa que el coche Century azul es parte de la escolta y ya sabemos qué pasó […] Ahora, ¿por qué no se reconoció al cardenal? Todo sucedió entre 20 y 25 segundos, pero esos gatilleros enemigos sabían que se estaban jugando la vida. Acá lo importante es quién tira primero”

“Según Carpizo, hubo mínimo dieciséis versiones de complots posibles que, a pesar de ello, con notable lucidez, discriminó para poder avanzar. Defendió, con fuerza y seguridad, que se trató de un asesinato circunstancial, pero ‘extraordinariamente planeado’, con lo que frustró la posibilidad del clero de Jalisco de añadir un nuevo mártir a sus altares y, sobre todo, logró atrapar a un sinnúmero de pistoleros y narcotraficantes”

Fernando M González, “De las balas directísimas a los informes que sólo parecen directos”, 2010

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