viernes, 22 de diciembre de 2017

Jalisco, campeón agropecuario … pero sin bases ambientales


Malas prácticas agropecuarias propician en 40 por ciento la mayor extensión de incendios en la historia del estado. Seder busca cambiarlo.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

La Alianza por los Bosques Lluviosos (Rainforest Alliance) ha puesto sus ojos en Jalisco, el “gigante agropecuario” que aporta más de 11 por ciento del producto interno bruto del sector a nivel nacional.

Y encuentra que muchas actividades que permiten ese nivel de productividad pueden revertirse contra sus gestores si no se toman acciones contra el deterioro ambiental, sobre todo de bosques y selvas, que lo sustentan.

Es decir, no existe sistema económico, ni en el pasado ni ahora, que soporte una caída drástica en los servicios ecosistémicos que lo hacen posible.

La agricultura demanda calidad de suelos, temperaturas aptas y estables, agua abundante y apta, equilibrios en los ecosistemas que le rodean para prevenir brotes de plaga. Es decir, destruir bosques y selvas sólo permite beneficios económicos de corto plazo, nunca sostenibilidad.

Las dos actividades más agresivas contra las florestas jaliscienses son la ganadería extensiva y los cultivos intensivos. Paradójicamente, la primera destruye superficie forestal sobre todo selva baja caducifolia, para expandir los hatos ganaderos, usualmente de baja calidad, mientras la segunda, si bien se concentra en espacios confinados, suele hacerlo a expensas de bosques naturales porque allí se encuentra el clima, el agua y la tierra fértil; además, suele consumir recursos a niveles muy superiores a los que el ecosistema puede generar y ocasionar alta contaminación debido a que los monocultivos demandan agroquímicos en grandes cantidades para mantener a raya a los “organismos extraños”.

Entre el segundo grupo se encuentran, a últimas fechas, los huertos aguacateros que desde 2010 se han expandido fuertemente sobre bosques de pino de manera ilegal (sin permisos de cambio de uso de suelo forestal), así como -en específico en la meseta de Tapalpa- los cultivos de berries (“grupo de frutos dentro de los que se encuentran el arándano, las frambuesas, la mora, frutilla y grosella, entre otros, que crecen en arbustos y cuyo nombre proviene del aspecto comercial […] también son llamados frutos del bosque”, define https://www.puntovital.cl/).

En general, se puede responsabilizar, además, a prácticas agrícolas nunca modificadas de quemas como altamente responsables, en casi 40 por ciento, de los incendios forestales, que en 2017 pasaron por más de 183 mil hectáreas, cifra récord en la historia de Jalisco y segunda más alta del país desde 1970.

El esquema para cambiar el estado de cosas es la “certificación verde”, que Rainforest Alliance define: “es un conjunto riguroso de criterios ambientales, sociales y económicos que promueven la sostenibilidad en las fincas alrededor del mundo. Se utiliza para certificar las fincas y los grupos de productores involucrados en la producción de cultivos y ganado de manera sostenible”, señala el documento ficha técnica de certificación.

Actualmente, “Jalisco exporta productos agropecuarios a 88 países, algunos de estos mercados tienen especial interés por tener certeza sobre los procesos de producción, asegurando a los consumidores que el producto que están comprando ha sido cultivado y cosechado usando prácticas ambientales y socialmente responsables”.

El convenio de trabajo entre la Secretaría de Desarrollo Rural y Rainforest Alliance se firmó hace dos días en la Ciudad de México bajo la premisa de que la certificación permite abrir mercado más allá de los 88 países que ya compran productos jaliscienses, así como “impulsar el desarrollo rural sostenible, bajo en carbono, en Jalisco”.

GPE

No hay comentarios: