jueves, 21 de diciembre de 2017

Un nuevo hombre para reconquistar el paraíso


Los comuneros chinantecos debieron replantear su visión productiva y económica para hacer posible la Corenchi y tejer en un futuro aún incierto. III parte

Agustín del Castillo / Santa Cruz Tepetotutla, Oaxaca. MILENIO JALISCO.

Los árboles pivotantes de la Chinantla Alta son poderosas edificaciones de carbono que coronan con su tamaño la estructura del bosque de niebla: sus innúmeros troncos se hunden en el suelo irregular de las laderas montañosas para conformar una catedral de madera llena de nichos y de contrafuertes que permiten filtraciones de luminosidad y color que mutan conforme el sol cambia su posición en el espacio, y la humedad y la sombra reconquistan los parajes arrebatados por la luz.

La apariencia sólida no lleva a una sensación de pesadez; por el contrario, sugiere una especie de pulpo volador o la efigie de una imaginaria nave interestelar que habría sido fijada como abigarrada escultura de algún maestro del período helenístico, un Laocoonte y sus hijos: decenas de ramas o tentáculos parecen haber bajado de una antigua copa exuberante para colonizar el suelo, al revés de lo que sucede que el resto de las especies vegetales.

Prodigio, milagro, negación del sentido común. Pero el sortilegio no es tal. La forma de crecimiento de esa planta opresiva en realidad la hace semejante a otras especies invasivas como el amate amarillo o la tescalama de las selvas secas del Pacífico: nacidas como epífitas de un huésped insospechado, el árbol crece a expensas de este y luego se expande en gruesos e irregulares troncos y lujuriantes copas. Un festejo a la energía de un bosque único, en peligro de desaparecer.

De regreso al tema de la implacable sed aurífera del hombre, queda claro que el metal amarillo sólo tiene existencia marginal en las montañas húmedas de los chinantecos. Lo que abunda es el llamado “oro verde”, esa metáfora acuñada para las maderas preciosas por el historiador Jan de Vos, pero que en la moderna economía del cambio climático, significan los bosques primarios con sus ecosistemas funcionales donde los ciclos de la materia tienen lugar.

“La única mina grande que tenemos es el bosque, esa para mi es la mina, porque da oxigeno, da agua, da suelos y da vida”, espeta a los curiosos el comunero Álvaro Martínez Canseco.



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Justo estos pasajes espectaculares al corazón de la umbría, o el creciente reconocimiento de la fauna diversificada, o la paz que se respira en este rincón poco asediado de la geografía oaxaqueña, son parte de la “marca” que los aborígenes chinantecos quieren consolidar para que sus riquezas bióticas duren para siempre. Por eso, a partir de 2004 crearon Corenchi (Comité de Recursos Naturales de la Chinantla Alta), aunque ya había discusiones y acuerdos previos desde tres o cuatro años antes, relata Fernando Mondragón, de GeoConservación AC, una organización de apoyo que ha ganado este año el Reconocimiento al Mérito Ecológico del gobierno de la república.

Corenchi se ubica en seis comunidades de los municipios de Usila y Valle Nacional, en la cuenca alta del río Papaloapan. “Desde hace más de 15 años iniciaron acciones para proteger la vegetación de mesófilo de montaña y selvas altas perennifolias, mediante una serie de instrumentos de gestión territorial para la conservación y uso sustentable de los recursos naturales. Las seis comunidades agrarias del Corenchi poseen una superficie de vegetación continua de 26,770 ha en buen estado de conservación; tienen un acuerdo regional en el que reconocen que los árboles, las plantas, los animales de monte, el agua, y oxígeno no tienen límites territoriales por lo que se comprometen a su conservación y aprovechamiento sustentable. Asimismo, poseen reglamentos internos en los que norman y regulan el uso y acceso a los recursos naturales”.

A través de esta estrategia comunitaria “buscan opciones productivas innovadoras, como es el desarrollo de mecanismos compensatorios por la provisión de servicios ambientales. En esta línea, se han hecho acreedores al pago de servicios ambientales hidrológicos otorgado por el gobierno de México a través de la Comisión Nacional Forestal en 16,054 hectáreas para los 2,039 habitantes”.

Por ello “se ha constituido un fondo socio ambiental que ha fortalecido el proceso organizativo del comité y ha permitido contar con un esquema de seguridad social. Este fondo buscar impulsar la transición de un programa de gobierno de compensación ambiental a una negociación con los usuarios directos de los servicios ambientales, con un esquema de responsabilidad social para seguir aprovisionando servicios ambientales en calidad y cantidad suficiente”.

También “les ha valido que comunidades vecinas se sumen a su estrategia de negociación de cobro y pago de los servicios ambientales hidrológicos, creando un corredor biológico natural de más de 39 mil hectáreas de vegetación bien conservada”, puntualiza (artículo completo en http://www.fao.org/forestry/19394-038a74a112bc428a881265d44c1ac6bfb.pdf).



“Y no fue fácil”, advierte el presidente del comisariado de Santa Cruz Tepetotutla, Lorenzo Osorio Martínez. “Se tuvo que platicar mucho tiempo, no se acordaba bien, y claro que luego aprendimos la idea de cómo se iba a hacer la conservación, cuidar el bosque, no matar a los animales, hacer guardarrayas en la roza, y ajustarnos a las normas de los programas […] todo eso se fue dando en la comunidad, pero una vez que se asimiló, la gente ya dio el escalón de buena intención a la posibilidad real de hacerlo; claro que con los recursos que nos dan no alcanza, son pocos, pero ahí vamos, haciendo de a poquito, el café se fue abajo y la gente se sostenía con el café, ahora del maíz comemos, de la yuca, del frijol, lo que da la tierra para sobrevivir, pues no nos alcanza con el pago que nos dan por servicios ambientales; así, con un poquito va uno al médico para su enfermedad, con un poquito guarda para comer, con otro poquito se mejora la vivienda, eso es lo que hacemos con los gastos. Pero el bosque ahí está, intacto, queremos que nos ayuden las grandes fábricas y ciudades que se benefician de lo que aquí protegemos, eso es lo que nos ayudará a mejorar mucho”.

Martínez Canseco reconoce que el aislamiento ha permitido mantener naturaleza y cultura, pero debe ser superado de forma gradual.

“Hay que invertir a largo plazo para que el dinero que se obtiene se vea reflejado, que no se acabe ahí; se está buscando una forma de mejorar todo lo que se recibe, el caso de Sedesol, o Prospera, que si lo reciben las familias, pero falta invertir más dinero, aunque sea ganar dos o tres pesos, pero ganarle”. Su estilo de vida se adecua a las necesidades del modelo. “No todos los pueblos tienen luz y agua, pero por ejemplo, aquí todos los baños son secos porque no hay drenaje, se trata de no contaminar; todos los pueblos que nacen de Corenchi ven esto ya de la misma manera […] pero como es una región muy grande sí necesita de más inversión, es el segundo lugar más lluvioso de todo el país, y eso hace difíciles ciertas actividades, pero aprovechamos nuestras ventajas para hacer un tipo de economía que se ajuste bien, y por eso queremos apostar fuerte por el turismo”.

Los visitantes han llegado a cuentagotas, pero confía en que la promoción mejore sustancialmente la cuota. También es la apuesta por el mercado de carbono, por el pago por la conservación de las fuentes de agua.



“Por eso vamos a invertir en proyectos productivos que sean rentables y que no dañen al medio ambiente: se debe invertir en educar a los niños, a las nuevas generaciones, invertir en un fondo social por si alguien está enfermo; tenemos la necesidad de invertir en un terreno para llevar los productos que tenemos y transformarlos (darles valor agregado), buscar puntos de venta; se habló ya de una planta para mejorar el agua, y vamos a invertir en telefonía celular”, agrega.

En torno a los árboles pivotantes nació la idea de los recorridos por el bosque. La fuerza y el caudal de los ríos abren posibilidades para implementar el turismo de aventura. La gastronomía es única.

“He visto cada vez árboles más grandes, casi me estaba volviendo loco, está impresionante, de ahí nació una idea de hacer un recorrido de 4 o 5 días para ver un poco de todo lo que tiene esta región, desde las partes altas hasta las bajas, y llegar hasta las presas por agua […] en los proyectos más exitosos de ecoturismo en Brasil y en Costa Rica no llegas en carro, caminas; en México, si no tienes camino, no eres objeto de apoyo, son de las contradicciones que uno tiene que enfrentar”, se queja.

Cresencio Martínez, uno de los más ancianos, ha visto cambiar la región en sus 87 años, y no siempre para bien. Por ejemplo, fue zona de distribución del mono araña, una de las tres especies de simios que existen en México.



“La gente se lo comía, y además, les cayó una enfermedad muy fuerte. Yo recuerdo haber matado uno en el río, hace mucho tiempo. Han pasado muchos años desde que se acabaron, o se fueron”, refiere sin mucha aprensión.

El paraíso es engañoso y frágil, teatro de las pasiones y la desmesura humanas, e inmerso en el relato universal de las extinciones. “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida y coma, y viva para siempre…” (Génesis, 3:22).



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CLAVES

Los ciclos de la materia y el bosque

Ciclos gaseosos, “los nutrientes circulan principalmente entre el agua y los organismos vivos y los elementos son reciclados rápidamente, en horas o días. Los principales ciclos gaseosos son los del carbono, oxígeno y nitrógeno”

Ciclos sedimentarios, “los nutrientes circulan principalmente en la corteza terrestre [suelo y sedimentos] la hidrosfera y los organismos vivos. Los elementos son reciclados más lentamente que los ciclos anteriores, retenidos en las rocas sedimentarias. El fósforo y el azufre son dos de los 36 elementos reciclados de esta manera”.

Ciclo del agua. “el agua circula entre el océano, el aire, la tierra y los organismos vivos. Este ciclo también distribuye el calor solar sobre la superficie del planeta. Las superficies cubiertas por bosques ejercen un efecto regulador sobre el micro-clima local, ya que son áreas boscosas que regulan el agua que cae en el invierno y permite en época estival constituirse en refugio de distintas especies de fauna y permite la germinación de especies nativas”

Fuente: http://www.educarbol.org/bosque/ecosistemas_ciclos.php

MC


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