miércoles, 21 de junio de 2017

El AMG, cada vez más frágil a sequías y cambio climático



No se afronta la dependencia creciente de recursos externos a su cuenca, el pésimo manejo de su territorio y la destrucción de sus servicios ambientales, coinciden expertos.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.

El área metropolitana de Guadalajara, la 84 del planeta y segunda del país por población (con casi 4.7 millones de moradores), con una economía de 80,656 millones de dólares (2014) que la hacen la 161 del mundo y la tercera de México, está asentada sobre bases ambientales cada vez más frágiles, que la pondrán en predicamento en el futuro si no se toman las decisiones pertinentes ante el fenómeno climático.

Ubicada en las fronteras del vasto semidesierto mexicano, pero históricamente protegida de sus efectos extremos por el cordón de montañas y depresiones boscosas que le rodean, de entre las que destacan La Primavera, San Esteba-Nixticuil, Cerro Viejo y la barranca del río Santiago, que le proveen generosos servicios ambientales, hoy vive un deterioro en su calidad de vida propiciado por la expansión desordenada de su mancha urbana sobre espacios silvestres y agrícolas, por su creciente dependencia de recursos naturales y alimentos proveniente de fuentes cada vez más lejanas (agua de Chapala y Los Altos, electricidad de Nayarit y de Salamanca, combustibles del sureste mexicano, carne y leche de Los Altos, granos de Ciénega de Chapala, Ameca, Ciudad Guzmán y Sinaloa), y por el uso irracional de sus recursos propios (acuífero sobreexplotado con zonas de recarga urbanizadas, red hidrográfica urbanizada y expuesta a inundaciones, bosques talados y desplazados).

"El incremento en el consumo de agua en las zonas urbanas hacen necesaria la captación de ese recurso desde fuentes cada vez más lejanas. El volumen de agua requerido actualmente por la zona urbana de Guadalajara es de 13.5 metros cúbicos por segundo; 58 por ciento es aportado por el lago de Chapala, 10 por ciento es extraído de la presa Calderón y 32 por ciento de los mantos acuíferos", señala Greenpeace a propósito del tema, en una nota a propósito de la alta vulnerabilidad de Jalisco frente al cambio climático (http://www.greenpeace.org/mexico/es/Noticias/2009/Junio/jalisco-entre-los-cinco-estad/).

Esto se ha convertido en un desafío. "La metrópolis ha caído en un modelo de crecimiento urbano disperso y fragmentado. Este se caracteriza por bajas densidades, bajas alturas de construcción y largos desplazamientos diarios que la población debe realizar para acceder a los lugares de trabajo, a zonas de equipamiento público y a los servicios localizados en las zonas centrales [...] el desfase entre la demanda y la política de oferta de vivienda requiere una reestructuración a favor de una planeación ordenada y sustentable; esta debería ser capaz de frenar las dinámicas negativas de un crecimiento urbano descontrolado, como el agotamiento de recursos naturales y la pérdida de biodiversidad, la desertificación, la erosión, el inadecuado uso del suelo y la expansión de la pobreza", establece el documento Ciudades y estados con iniciativas climáticas: zona metropolitana de Guadalajara, elaborado en 2013 por el Centro Mario Molina.

Dice sobre el tema el Programa Estatal de Cambio Climático: "se han encontrado algunos hallazgos como el presentado en Tlaquepaque, municipio de la ZMG que más ha incrementado el calor en los últimos 20 años, donde en los meses de calor –mayo y junio-, se incrementa la probabilidad de sufrir una caída mortal de 3 a 10 por ciento [...] con respecto a los diversos indicadores de vulnerabilidad para asentamientos humanos, se puede llegar a definir a la zona conurbada de Guadalajara, Puerto Vallarta y Lagos de Moreno, las poblaciones en donde es necesaria y urgente la implementación de estrategias de adaptación al cambio climático".

Pero en ningún momento del debate se había decidido establecer un programa para atender en particular el riesgo de sequías que se abate sobre la gran ciudad. El principal documento de desarrollo urbano, el POTmet (Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano), ni siquiera menciona la palabra. Y es pertinente, señala el investigador Hermes Ulises Ramírez Sánchez, porque esa dependencia de servicios y recursos externos hacen más frágil a la ciudad. "Me parece que no se están dando los recursos ni la prioridad que merece este tema en general del riesgo climático para la ciudad, va lento y mientras vemos que se acentúan los problemas", opinó ayer, en entrevista con MILENIO JALISCO.

No obstante, existe desde 2015 una primera versión del Programa de medidas preventivas y de mitigación de la sequía para Guadalajara y su área metropolitana, elaborado a instancias del consejo de cuenca del río Santiago y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), cuya existencia "es un requisito legal para los sistemas que abastecen a poblaciones con más de 20,000 habitantes. Es además un compromiso con la sociedad que se ve sometida de forma recurrente a períodos de bajas precipitaciones que cada vez presentan mayores tensiones hídricas".

Es una herramienta "para determinar de una forma homogénea los niveles de riesgo que tiene cada sistema, permitiendo identificar los que superen valores críticos y así priorizar las acciones para lograr un uso eficiente del agua durante sequía y evitar el deterioro ambiental. Este documento busca ser un instrumento que apoye en la adopción de medidas para adaptarse a las condiciones de sequía y mitigar sus efectos y estragos [...] planear y administrar la escasez o la disminución de agua en las ciudades implica básicamente poner en práctica medidas para reducir la consumo y encontrar fuentes adicionales para aumentar temporalmente el abasto de agua. Las ciudades son afectadas mayormente por contingencias derivadas de la sequía hidrológica y la sequía operativa", señala el texto.

En el documento se exhiben datos concentrados de los tipos de sequías que ha padecido la demarcación desde su principal fuente de abastecimiento, el lago de Chapala. Las evaluaciones mensuales entre enero de 2008 y octubre de 2014 evolucionaron del siguiente modo: dos meses de sequía severa, seis meses moderada, cuatro meses "anormalmente seco", un mes moderada, un mes severa, cinco meses moderada, tres meses "anormalmente seco", cinco meses de sequía severa, el mes siguiente anormalmente seco, luego severa, luego anormalmente seco. En diciembre de 2011 y enero de 2012 se tienen dos meses de sequía "extrema"; cierran el recuento diez meses "anormalmente secos". Son datos del Programa Nacional contra la Sequía (Pronacose, dependiente de la Conagua).
¿Cómo afrontarlo? Hay algunas soluciones propuestas. Llama la atención esta: "Si se reducen las pérdidas de agua a niveles del 30 por ciento [es decir, recuperar 10 puntos porcentuales], la cantidad necesaria para suministrar a la zona metropolitana de Guadalajara sería de 310.93 millones de metros cúbicos, con lo que se reduciría la necesidad de bombear 23.92 millones de metros cúbicos adicionales. Estas estimaciones se pueden llevar a cabo para los demás años y se puede ver como potencialmente esta medida puede reducir los requerimientos totales de agua en la ciudad. Por lo tanto, una de las maneras de preparar a una ciudad para la sequía en el largo plazo consiste en reducir las pérdidas de agua, lo cual además redunda en una reducción de costos de producción y con ello un ahorro de recursos que pueden ser dirigidos a otras acciones para reducir la vulnerabilidad ante la sequía y la posibilidad de una reducción de la cantidad de agua disponible en el futuro como efecto del cambio climático", añade el texto.

En general, el extenso documento tiene exceso de contextos internacionales y nacionales, relativa pobreza de información de la ciudad sobre el tema, pero además, ofrece medidas a aplicar durante una crisis (ver listado contiguo) y las fases de un programa de sequías robusto, a realizar.

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Claves

Cómo afrontar la sequía en el AMG


Medidas a tomar para el sector residencial en casos de sequía que determine el Pronacose y su clasificación en sus indicadores por municipio

1 Para "anormalmente seco":
Aplicar restricciones de riego en jardines
Establecer tiempo límite para el riego
Limitar el riego con manguera o dispositivos sin aspersores
Aplicar guías de política para la instalación de nueva vegetación paisajística
Prohibir o limitar las fuentes sin recirculación de agua*
Proveer medidores acústicos para ayudar a los consumidores en identificar fugas *
Requerir el uso de dispositivos eficientes de agua en la reventa de casas o en remodelaciones

2 para sequía moderada (se agrega):
Limitar el número de días de riego por semana
Establecer tiempo límite para el riego
Convertir aspersores a irrigación de bajo consumo, donde sea apropiado
Promover instalación de dispositivos eficientes de agua *
Promover el uso de las aguas grises

3 para sequía severa (se agrega):
Promover auditorías de agua en zonas exteriores
Aplicar restricciones a la aplicación de agua a superficies impermeables
Prohibir o limitar el lavado de autos
Prohibir o limitar el llenado y uso de albercas
Promover auditorías de agua en interiores

4 para sequía extraordinaria (se agrega):
Limitar o restringir los dispositivos de rocío en exteriores
Limitar o prohibir el plantar nuevos árboles o vegetación paisajística
Aplicar restricciones de agua en los interiores

5 para sequía excepcional (se agrega):
Prohibir riego de los jardines durante el otoño, el invierno y la primavera temprana


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