jueves, 1 de junio de 2017

Incendios en Jalisco, el peor año en medio siglo



Se dispara por segundo año consecutivo la superficie siniestrada; aún sin concluir, ya es el peor dato desde 1970

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

Desde 1970, no hay un registro de más hectáreas por las que pasó el fuego en Jalisco que las que se han alcanzado hasta el pasado 25 de mayo, correspondientes a menos de cinco meses del año 2017. Con 76,604 ha, se rompe la marca máxima, que se alcanzó apenas el año anterior, con 55,857 ha. Además, ese dato, aún parcial, está entre los 10 peores registros para cualquier estado del país desde hace 47 años, con el número siete.

Esto se da en el contexto del mayor reforzamiento financiero y en equipo de las campañas de prevención y combate de incendios por parte de los gobiernos estatal y federal; vía la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) y la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Entonces, ¿por qué pasó?

En primer lugar, habría que señalar que la dotación de recursos no es uniforme. El bosque La Primavera, que lógicamente tiene la mayor visibilidad por ubicarse en el área de influencia de la capital de Jalisco, lo que se traduce en un peso político más importante, es el que obtiene prioridad en atención. No es algo que esté mal: su importancia en el equilibrio ecológico de la ciudad que soporta 70 por ciento de la economía de Jalisco lo justifica. Además, es el área protegida más presionada por procesos descontrolados de urbanización probablemente en todo el país. De hecho, es un triunfo que La Primavera tenga un impacto estadístico discreto en los últimos años: en 2017 no llega a 3 por ciento del total. En 2012 fue 30 por ciento.

Pero ciertamente, la situación de los combates en otros territorios es más desigual. Por ejemplo, la región Norte de Jalisco ha estado bajo el humo de incendios permanentes en Chimaltitán, San Martín de Bolaños, Bolaños y Mezquitic, pero los combatientes aseguran que son brigadas escasas y menguadas en un inmenso territorio de más de 10 mil kilómetros cuadrados (más de dos veces el estado de Tlaxcala) con barrancas profundas y montañas escarpadas. "Nunca meten para acá los helicópteros, algunos incendios nos duran días o semanas, y luego se paga uno y sale otro", señala un brigadista wixárika mientras observa la evolución del fuego en un remanso de bosque sobre la terracería de Bolaños a Huejuquilla, poco antes del crucero a San Sebastián Teponahuaxtlán.

Las brigadas de las zonas rurales tienen menos recursos para el trabajo, y su sueldo y prestaciones son inferiores. Y deben toparse con la realidad de que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) deja en letra muerta la norma oficial mexicana 015 SAGARPA/SEMARNAT, que obligaría a que los beneficiarios de sus subsidios, los campesinos y ganaderos, avisen cuando usarán fuego para el manejo de sus tierras previo a la labranza, y sean asesorados por técnicos para que el fuego no se salga de control. "Ese es nuestro principal problema: no hay autoridad y los incendios se nos suben a los bosques", señala molesto un funcionario de la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente), la entidad responsable de investigar la responsabilidad en estos delitos ambientales.

También los dineros se reflejan en la falta de trabajo previo: "Manantlán tiene un registro de incendios este año que ya rebasó siete mil ha, y en parte se debe a que no llegó el dinero a la reserva de la biosfera a tiempo, y eso significa que no se pueden hacer las labores preventivas", explica el investigador de la UdeG, Enrique Jardel Peláez.

Más allá de la necesidad de hacer entender a los ciudadanos que el fuego no es necesariamente un enemigo, y que la mayor parte de los daños los revierte la propia naturaleza, se necesita transitar a un nuevo modelo de prevención y combate. Parece que los efectos del calentamiento global ya empiezan a pasar factura. Y habrá peores desastres si todos los sectores económicos, sociales y políticos no lo asumen.

-----------------------------------------------------------

Claves

Medio siglo de daños

Los 5 peores años para Jalisco en incendios:

2017, con 76,604 ha (sin cerrar temporada)

2016, con 55,857 ha

1979, con 53,486 ha

1983, con 48,588 ha

2013 con 48,331 ha

Los peores registros estatales de daños, entre 1970 y 2017

1 Oaxaca, 1998, con 241,708 ha

2 Chiapas, 1998, con 198,808 ha

3 Chiapas, 1987, con 134,004 ha

4 Coahuila, 1988, con 127,498 ha

5 Quintana Roo, 1989, con 119,233 ha

6 Quintana Roo, 1975, con 97,655 ha

7 Jalisco, 2017, con 76,604 ha (sin cerrar temporada)

MEMLL

No hay comentarios: