jueves, 22 de junio de 2017
Bosques de Jalisco, un desastre entre políticas y gasto raquíticos
Cierra la entidad con el segundo peor registro histórico de incendios forestales en México desde 1970; políticas erróneas, bajo presupuesto, deficiente organización, las causas.
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
El desastre está casi consumado. 525 incendios después, cuando el fuego ha pasado sobre 148,556 hectáreas de bosques y selvas de Jalisco, la entidad ha colocado el segundo registro histórico más alto en el tema a nivel nacional desde 1970 –sólo superada por Oaxaca y Chiapas en el aciago año 1998-, y confirma sus enormes carencias tanto de política forestal como de presupuestos, de organización y de silvicultura. El tradicional divorcio e incluso el contrapunto de lo forestal con el gran tema del desarrollo rural han pasado esta vez una alta factura.
"Esta situación lo que pone en realce es a final de cuentas que hay fallas en la política forestal, que hay poca capacidad para responder al problema [...] no le podemos echar la culpa al clima, ya se sabía lo que venía y hubo tiempo para afrontarlo; además, cuando se habla del cambio climático y de adaptación, es como recibir un jalón de orejas de que si ahorita nos fue como nos fue, en un año critico pero no excepcional, cómo nos va a ir después, cuando las condiciones se pongan más extremas y difíciles", señala el experto forestal de la UdeG, Enrique Jardel Peláez.
El académico resalta que muy probablemente el bosque responderá de forma adecuada para restaurar sus daños, pero los costos transitorios a pagar a escala humana, en cuestiones como salud por mala calidad del aire, pérdida o reducción de flujo de agua, incremento de temperatura y posibles desastres por deslaves y aludes, son la otra cara que sí refleja desastre.
"Esto está en el discurso, en el blablabla, pero no está inserto en el entendimiento de la gente, ni en el entendimiento que guía las acciones más allá del discurso, porque discursos tenemos de sobra, y utilizan una serie de términos que en el fondo están vacíos, como lo de sustentabilidad; lo que pasó con nuestros bosques es crítico: yo veo que hay la falta de una política efectiva de gestión de los bosques, y eso debería de cumplir con un entendimiento del manejo de los bosques, porque a final de cuentas, por ejemplo, tuvimos problemas con los incendios de la sierra de Cacoma en Autlán, de calidad del aire, así como en otros poblados de la región; el área incendiada de las montañas que provocó esa contingencia, a final de cuentas se va a recuperar con la vegetación; incluso hay especies que resultan favorecidas por las nuevas condiciones de hábitat, entonces no es una catástrofe ecológica, pero sí causó un problema para la población humana, y en ese proceso de recuperación va a haber más demanda de agua de las plantas, bajará el caudal de los arroyos que abastecen a Villa Purificación, habrá un proceso erosivo que puede dañar cuenca abajo, y está el tema de la salud de los habitantes que respiraron ese humo", señaló, entrevistado vía telefónica en un receso dentro de una reunión sobre el tema que se realizó ayer en Morelia, Michoacán.
Agregó: "150 mil hectáreas es una superficie altísima [...] no se hizo lo que se tenía qué hacer para enfrentar la situación; y por otro lado están las causas de los incendios, y eso está relacionado con cambios de uso de suelo, o algún tipo de actividades productivas, entonces demuestra que no está funcionando la política forestal, porque las zonas que tienen áreas de aprovechamiento forestal organizado, aunque hayan tenido incendios, se les controló con oportunidad; los grandes problemas se van así a áreas que no tienen manejo, o donde hay una conversión a otros usos; si están incendiando para cultivar aguacates o para meter maíz o para sembrar amapola, pues está fallando la política forestal, la gente no está valorando el bosque...".
Los grupos organizados de productores habían alertado. El pasado 31 de mayo, la Federación Estatal de Productores Rurales (FEPR) entregó una carta en la delegación Jalisco de la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Su presidente, Guillermo Aguayo Morales, expresaba su extrañeza por la falta de habilitación de equipo de combate aéreo en las zonas más remotas de Jalisco, como el caso de la sierra de Bolaños, donde en esas fechas, un siniestro ya pasaba de ocho días.
Pero la cuestión de la organización fue peor. Javier Magaña Cárdenas, un experimentado productor forestal del Sur de Jalisco, señala que el enfrentamiento entre las asociaciones de silvicultores y el denominado "cluster" forestal impulsado por el gobierno del estado, debilitó la estrategia.
"Como que se les olvidó que en materia de incendios forestales no se ganan éxitos sino experiencias; y despreciaron la experiencia, y sin ser esto algo único, porque las causas son mutifactoriales, está la pugna entre el cluster y las asociaciones de silvicultores, que terminó debilitando al sector porque ya no se formaron patrullas de las asociaciones de silvicultores, porque ya no hubo recursos [...] mi reflexión es que si todos los apoyos, o la mayor parte, van hacia la agricultura, a la fruticultura, a la ganadería, y se estigmatiza o se menosprecia al bosque, pues yo abandono el bosque", destaca.
Que se quemen 150 mil hectáreas, añaden, no puede obedecer a una sola causa. "Yo creo que también está el abandono de la Semarnat [la secretaría del ámbito federal], a su funciones como promotora de la productividad; se cierra en su librito de no dar permisos, y es más fácil un aprovechamiento clandestino que un aprovechamiento legal; todos saben que después del aprovechamiento legal viene el cubrimiento del daño, entonces creo que muchos incendios sí pudieron haber sido provocados para borrar evidencias [...] y aparte las cuestiones climáticas, está la terrible irresponsabilidad de la gente que estamos trabajando en el bosque; ya sea fruticultura, aguacates, ganadería, si no se maneja el fuego de forma correcta, no hay recursos que alcancen".
A su juicio, "el mundo está al revés", porque "el mayor presupuesto debería estar en el área de fomento y protección forestal, y no en el área de fomento a la ganadería y la agricultura, simplemente por un hecho: la columna vertebral del sector agroalimentario es el agua; a los productores de berries, a los de aguacate, a los grandes agricultores; se les olvida que si no tienen agua, simple y sencillamente no van a tener cultivos de alto rendimiento, entonces el gobierno debería analizarlo y reforzar el fomento y el pago por servicios ambientales, para aprovechar productivamente el bosque, de forma sostenible, y la realidad es que con presupuestos tan raquíticos, casi simbólicos, como los que manejan los gobiernos estatales, a ningún lado vamos a llegar".
Así, "me gustaría que la Secretaría de Desarrollo Rural, en lugar de apoyar con tractores a los agricultores, en lugar de apoyar con empaques a los aguacateros y los productores de alto valor, canalizara sus recursos a la protección y fomento de los recursos forestales, viéndolo en un sentido pragmático, no romántico: si ahí es donde tengo el agua, ahí es donde debo de invertir...".
- Habrá que llegar a la conclusión que el desarrollo forestal es parte del desarrollo rural, y que lo ambiental no es contrario a la economía, sino la base de la economía...
- Es un tema que tocamos constantemente, el sector forestal es parte del desarrollo rural del país, y en tanto se siga viendo a los bosques como una cuestión ambiental exclusivamente, los fracasos van a seguir; yo puedo demostrarlo, incluso los conservacionistas de Manantlán ya entendieron que el bosque se conservará si se le da valor, si es productivo [...] no hay sustentabilidad sin productividad, ahí está la clave: yo combato la emisión de gases de efecto invernadero, por una clara lógica económica, porque me cuesta mucho mantener la salud de la población; del mismo modo, impulsar el desarrollo productivo del bosque me garantiza que la cubierta forestal se mantenga en el tiempo, y esa es una visión económica.
La enorme extensión del paso del fuego, puntualiza, refleja "el terrible descuido en que se cayó, y sobre todo le cabe una gran responsabilidad a la autoridad estatal, porque es la que debe de gestionar los recursos [...] pero también le cabe responsabilidad a los agricultores, esas quemas de coamiles que se van al bosque, me dicen que simplemente sale más barato llevarles el maíz, y no podemos perder de vista lo de la delincuencia organizada...".
Jalisco, sexto lugar en existencia de bosques en el país, es líder nacional en incendios, en pérdida de ecosistemas naturales, en superficie degradada y en "índice de corrupción", señala el Índice de competitividad forestal estatal emitido en 2014. Poco se ha modificado en tres años.
Jalisco competitivo: en la mediocridad
Jalisco está entre las "entidades con un nivel de competitividad medio al obtener calificaciones relativamente buenas en dos subíndices y promedio en otros dos", señala el Índice de competitividad forestal estatal elaborado por Reforestamos México y el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco)
El estado "ocupa el lugar 22 en permanencia de bosques. Su principal debilidad son los incendios forestales (es la tercera entidad con más superficie afectada) y está entre las 11 entidades con mayor degradación de terrenos forestales. Además tiene un desempeño medio en recuperación de bosques (lugar 16) y en porcentaje de bosques enfermos y bosques con peligro de deslizamiento (lugar 17 en ambas)".
En sofisticación de la producción "ocupa la posición número 15. Su principal fortaleza se encuentra en su alta productividad (cuarto lugar tanto por empresa como por empleado) y entre sus áreas de oportunidad están: obtener mano de obra más calificada y mayor acceso a crédito público (ambas en el lugar 20)"
El mejor desempeño de Jalisco "es en la Condición sociopolítica de los bosques (lugar 9) derivado de su alta cohesión social (séptima posición) y primer lugar en calidad de información presupuestal ambiental. Sin embargo, la alta corrupción (lugar 25) y el poco gasto local en desarrollo forestal (lugar 21) le restan competitividad"
Por último, la entidad se ubicó en la posición 16 "en potencial de aprovechamiento de los bosques. Lo anterior debido a que cuenta con pocas zonas prioritarias para el desarrollo forestal comunitario (lugar 24) y de plantaciones forestales comerciales verificadas (lugar 21). Sin embargo, el Estado cuenta con un importante acervo de existencia de selvas y bosques (octavo lugar) y potencial de desarrollo maderable (sexto lugar)"
Índice mexicano de competitividad forestal
Los tres estados que se encuentran en el grupo de mayor competitividad (alta) son: Coahuila, Chihuahua y Nuevo León, mientras que los estados que se encuentran en el siguiente nivel de competitividad (medio-alto) son Aguascalientes, Baja California Sur, Durango, Nayarit, Sonora, Tamaulipas y Tlaxcala
La mitad de la tabla se encuentran los estados con competitividad media: Baja California, Campeche, Guanajuato, Jalisco, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa y Zacatecas. Mientras que los estados con competitividad media-baja son: Colima, Distrito Federal, Estado de México, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Tabasco y Veracruz. Los estados con menor competitividad (baja) son: Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, y Yucatán
"Entre las características que comparten los estados mejor evaluados están: tener una menor pérdida de bosques (en el caso de Nuevo León y Coahuila recuperación de estos), tener una de las mayores inversiones en estudios forestales, contar con proyectos estratégicos y legislación en materia forestal a nivel estatal, además de una baja incidencia de incendios forestales y uso de leña en hogares"
"Pero más importante es el hecho de que, aún el estado más competitivo en el manejo de sus bosques, obtiene apenas una puntuación de 57.5% sobre el escenario ideal. Es decir, todos los estados se encuentran lejos de alcanzar el nivel de competitividad deseable en el país"
Fuente: http://www.cnf.gob.mx:8090/snif/portal/las-demas/icofe2014
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