domingo, 16 de octubre de 2011

Cihuatlán, los estragos del agua


Convertida en tormenta tropical, Jova destruyó casas, autos, sembradíos y carreteras en este municipios de la región Costa Sur de Jalisco

Melaque. Agustín del Castillo.MILENIO-JALISCO. Edición del 13 de octubre de 2011

La noche cae sobre Cihuatlán, y sobre muchos de sus habitantes. Al menos cinco mil tendrán a partir de hoy el desafío de reponerse de la destrucción en las viviendas, de las averías en los automóviles o de las pérdidas de equipo y mobiliarios en los negocios, castigo doble para la de por sí precaria economía local. Son los saldos tras el chapuzón que les mandó la tormenta tropical Jova, que no acarreó todo el viento prometido, pero a cambio dejó mucha, demasiada agua.

Una porción generosa inundó la carretera federal 200, a menos de medio kilómetro del ingreso a La Culebra: “Llegué a esta zona en 1941, y ni siquiera con la tromba de 1944 o el gran ciclón de 1958 hubo tanta agua”, asegura don Félix Figueroa Benítez, presidente del comisariado ejidal de El Aguacate, frente al inmenso lago que invade los palmares y más de un kilómetro de la ruta pavimentada, lo que ha hecho imposible, entre ocho de la mañana y cinco de la tarde, el paso de autos y hasta de grandes camiones con mercancía agrícola.

Al otro lado del anegamiento, hacia El Rebalse, decenas de habitantes no han podido pasar y permanecen aislados, en una noche que para ellos será larga.

La reapertura de la carretera no resuelve los problemas: después del puente del río Marabasco, la carretera que va a Manzanillo está destrozada. Entonces hay que retornar hacia el norte y toparse con Melaque anegado por cuatro arroyos que engrosaron como no lo habían hecho por años. “Esto parece que es intencional, aunque sea la naturaleza; no se le deja el espacio correcto al agua, se saca arena de unos puntos incluso por abajo del nivel del mar, entonces se acumula e invade nuestras calles”, explica un vecino irritado.

A San Patricio le pasa casi todos los años. A Barra de Navidad, lo que la mata ahora es el golpe del océano, que ha terminado de derrumbar algunas fincas precarias de la playa desaparecida. La imagen matinal fue sorprendente: el mar devino de azul al color pardo, por el enorme volumen que baja por los ríos y arrastra tierra y árboles a su paso implacable.

A la orilla de Melaque, hacia Cuastecomates, el arroyo El Pedregal trajo tanta agua que llenó de lodo un carril de la carretera, y obliga a soldados a desviar la circulación. En general, la energía eléctrica se perdió desde antes de la medianoche previa a Jova, y se colapsaron muchas actividades, pues las estaciones de gasolina quedan paralizadas. También la telefonía, móvil y fija, fue suspendida por la mañana, y la lluvia apenas comenzó a ceder después de mediodía, sin disipar del todo las nieblas, sobre todo hacia el norte serrano de esta costa.

La luz regresa a las siete de la noche en la planicie cihuatleca, mientras las montañas de La Huerta seguirán sin luz. Las salidas por tierra se mantienen cortadas: un derrumbe impide el paso por la carretera federal 80. “Sólo se puede ir a Guadalajara por Puerto Vallarta”, informa el director estatal de Protección Civil, mayor Trinidad López Rivas, a unos visitantes atribulados, al pie del Marabasco desbordado.

Llega la noche en Melaque. Al menos 400 duermen en catre ajeno, soñando sus dramas empeorados por un meteoro insospechado.

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