domingo, 16 de octubre de 2011

BAJO LA FURIA DE JOVA


El desbordamiento del río Marabasco sobre su viejo delta causa estragos en tiempos de intensiva colonización humana, con cultivos hasta el último rincón del viejo refugio silvestre. Pero con Jova, el agua se brincó a la carretera, y provocó incomunicación continua por nueve horas. FOTORREPORTAJE POR AGUSTÍN DEL CASTILLO


Melaque vive en periódicas inundaciones tanto por los eventos extremos como por una urbanización irrespetuosa de la hidrología. Cinco mil damnificados en esa zona.



Melaque. La escuela anegada es un buen pretexto para verla divertida.



La carretera federal 200 tuvo más de 100 cortes por caída de vegetación o pequeños derrumbes. No obstante, nunca estuvo cerrada a la circulación.

Costa Sur de Jalisco. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO

“Fue a las ocho de la mañana cuando notamos que el agua crecía y crecía”, dice resignado don Antonio mientras contempla, ya a mediodía del 11 de octubre, el inmenso charco que obstruye la carretera a Cihuatlán, fruto de los extremos del furibundo río Marabasco, acicateado por el agua copiosa y los vientos acarreados por Jova a la Costa Sur de Jalisco.

Una larga hilera de vehículos particulares, muchas pickups, algunos camiones materialistas y trailers; una furgoneta del ejército y patrullas de Protección Civil, y mucha gente sobre el pavimento de la carretera, contemplando el sorprendente paisaje: el agua brilla plateada bajo las nubes y ha invadido esos inmensos solares llenos de palmeras que le dan una belleza exótica a la zona. También se comió un kilómetro de carretera, y en el poblado de El Reparo, las casas están sumidas parcialmente y un clásico Volkswagen quedó cubierto hasta el copete. “Pérdida total”, musitan los paisanos, como si supieran mucho de aseguramientos cuando la ausencia de estos es uno de los problemas típicos del campo mexicano ante un desastre.

No obstante, es verdad: ese espléndido valle con sus garbosas palmeras estaba sembrado de plátanos, de chiles y de algunas hortalizas. Todo flota y se pudre a gran velocidad. El ganado ha huido, pero algunas reses se ahogaron, además de un infortunado parroquiano que arrastró el río unas horas antes.

El retorno de las aguas. Por miles de años, estas costas han vivido la variación natural recurrente de sequías prolongadas y temporales intensos, así como el arribo de huracanes o el brote de incendios que prodigan muerte y vida, en una ecuación imprecisa a la que late el ritmo de los ecosistemas, un complejo entramado de adaptaciones evolutivas que explican la gran riqueza biológica de las selvas bajas, los manglares y las dunas costeras.

Pero llegó el hombre moderno. En la parte sur, ya al alborear el siglo XX la colonización era relativamente intensa, siempre sometido al régimen caprichoso del río Marabasco y a sus inundaciones periódicas. Y poco a poco se remontó la costa, hasta las selvas solitarias de La Huerta, donde decenas de poblados comienzan a asentarse entre los 50 y los 70 de esa centuria. Los grandes ríos también pasaron factura: Purificación, Cuitzmala, San Nicolás, los mayores. De hecho, es en el Cuitzmala, tierra de jaguares y cocodrilos, a cuyas orillas se extienden Emiliano Zapata y Francisco Villa, donde se da en las mismas horas de 11 de octubre un desbordamiento que invade fincas humildes ya maltratadas por el agresivo paso del viento.

“A los de El Rebalsito nos fue peor”, señala un lugareño que atraviesa el puente del río Purificación, otra de las corrientes que se desbordaron, para obedecer la inflexible ley de los elementos. Las palmeras que también habitan las vegas de ese ecosistemas se yerguen retadoras de un meteoro que no las pudo extirpar. Los hombres de las aldeas y los poblados salen de la sorpresa de Jova y se afanan en recuperar su vida. Los reinos de natura muestran la perenne fluctuación de las fuerzas caprichosas que los sustentan.


Un letrero luminoso de una abarrotera se desplomó con la entrada de Jova a Emiliano Zapata, en La Huerta.


Dos turistas extranjeras miran perplejas el tumulto del océano, en Barra de Navidad.


Techos que volaron con el viento en Emiliano Zapata, zona de impacto del corazón del meteoro.


Postes caídos que no interrumpen la vida cotidiana de Emiliano Zapata.


El ejército se desplegó por el amplio territorio afectado de la Costa Sur de Jalisco.


Los cultivos, otra víctima del exceso de viento y agua en la zona de la reserva de la biosfera Chamela-Cuixmala.


En el poblado de Francisco Villa, La Huerta, una metáfora involuntaria del desastre del futbol mexicano.


La flamante nueva carretera estatal Villa Purificación-Chamelña tuvo desastres peores que las viejas rutas federales.


En la zona de Chamela, la postería de repuesto, urgente ante el desastre de la infraestructura.


El final de un botanero de Emiliano Zapata donde hubo risas, música y lujuria entre cervezas corona.

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Están incomunicados 40 poblados de Cuautitlán

El municipio de Cuautitlán de García fue uno de los más severamente afectados por el paso de Jova. Según la Unidad Estatal de Protección Civil, 40 poblados de la sierra de Manantlán permanecen semiaislados por la destrucción de los caminos y el engrosamiento de los ríos de la zona.

“Acabo de estar en Cuautitlán con el presidente municipal y revisamos y tienen varios tramos carreteros dañados, hay mas de siete puentes que desaparecieron, e interrupciones en diferentes carreteras del municipio”, refirió el director de la dependencia, Trinidad López Rivas.

“Es un municipio muy grande en la sierra y hay la necesidad de reparar todo, ya traemos ingenieros de la Secretaría de Desarrollo Rural viendo todos los puntos para traer la maquinaria adecuada para rehabilitar las carreteras, y por otro lado hay de 30 a 40 comunidades incomunicadas por estos cortes de carretera, ya esta un helicóptero llevando a las comunidades que nos indico el presidente como prioridad, y en eso estamos”, añadió.

También se ha dado el ingreso del DIF Jalisco a esas zonas, “efectivamente hay mucho por hacer y estamos en eso abarcando todo junto con los municipios que tienen a toda su gente trabajando todos ellos, y espero que halla buenos resultados”.

López Rivas refirió que hay daños en casas habitación, en comercios, en estructura hidráulica, en pisos, en tramos carreteros en todos esos municipios de la costa y de la sierra tienen daños, “desde Autlán, Casimiro Castillo, que son los municipios más alejados, y tienen daños”, ponderó.

López Rivas enfatizó que los daños se minimizaron. “Desde antes del impacto de este fenómeno hubo reuniones de comunicación y de coordinación con los tres niveles de gobierno, con instituciones, con hoteleros, para lo que habría que hacerse en caso del fenómeno Jova, creo que todo se preparo con antelación y yo la orden que tengo es al misma que dio el secretario Fernando Guzmán, de que se atienda de inmediato a todas las comunidades, y eso es lo que estamos haciendo, y la prioridad es restablecer la comunicación por las carreteras en estos municipios dañados y la entrega de insumos para limpieza, pero sobre todo de alimentación”.

A su juicio, aunque la declaratoria busca apoyar a trece municipios, al final de las evaluaciones, saldrán unos 18 con afectaciones diversas, pero siempre con mayor impacto en las regiones Costa Sur y Tomatlán, de la Costa Norte.

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