sábado, 29 de octubre de 2011

6 millones de dólares, el costo ambiental de Juegos Panamericanos


La Secretaría de Medio Ambiente gestiona que ese recurso se genere para las áreas protegidas del estado. Estudio de Semades midió el impacto vinculado al traslado de las delegaciones

Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 24 de octubre de 2011

Los Juegos Panamericanos costarán ambientalmente un equivalente a seis millones de dólares, solamente en lo que se refiere a la celebración del certamen mismo, indica un estudio oficial. La mayor parte de ese monto viene de los largos viajes de aviones de las delegaciones deportivas y su impacto en la atmósfera, lo que se busca “compensar” gestionando ese recurso para inyectarlo en las áreas naturales protegidas de Jalisco.

El estudio, realizado por encargo de la Secretaría de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Semades), ha sido terminado y actualmente está en fase de validación en el nivel federal, con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), explica el titular de la Semades, Héctor Eduardo Gómez Hernández.

Refiere que la idea es lograr que un grupo de empresas aporten para compensar esa huella ecológica y que ese recurso se pueda canalizar hacia las áreas naturales protegidas de Jalisco, dado que el recurso con que cuentan es escaso en las tres áreas federales que están en coadministración en el estado (La Primavera, Quila y Nevado de Colima), mientras no hay presupuesto para las dos áreas estatales (bosques mesófilos del Nevado y Sierra del Águila).

¿Realmente son seis millones de dólares el impacto de los Juegos? Si se refiere ese cálculo exclusivamente a los quince días del certamen, no es descabellado, si se toma el precio de bióxido de carbono emitido a diez dólares por tonelada, para totalizar unas 600 mil toneladas equivalentes de CO2 (por citar un caso, un avión genera 160 kilogramos de bióxido de carbono equivalente por minuto, es decir, 9.6 toneladas por hora). Si esto se buscara neutralizar de forma directa, se lograría “si reforestan mil hectáreas de selva tropical”, opina un experto consultado por este diario, que pidió no ser identificado.

No obstante, esta primera polémica, que quedará aclarada cuando la Semarnat emita el dictamen y se conozcan las fuentes de emisiones generadas por las delegaciones de 42 países —que involucraron el desplazamiento de alrededor de siete mil personas— y por los visitantes, que se calculan entre 700 mil y 900 mil individuos más (además de emisiones a la atmósfera, provocan más basura y más gasto de agua y energía), se queda corta ante el planteamiento del costo de los Juegos para el futuro de la ciudad.

La construcción de infraestructura panamericana ocasionó la eliminación de áreas verdes ya consolidadas (caso notable del parque Metropolitano, donde construyeron los complejos acuático y de tenis, restándole once de sus 120 hectáreas), pero sobre todo, ha detonado un proceso de urbanización altamente especulativo en un área frágil en términos ambientales, como es El Bajío, donde se edificó la Villa Panamericana.

Esa zona forma parte del área de alta recarga de agua de la ciudad. En la medida en que crezca la plancha de cemento y pavimentos, se reducirá el coeficiente de infiltraciones al subsuelo y se provocará un problema urbano de inundaciones por la intensidad de las precipitaciones en corto tiempo que ocurren en la zona. Además, es una cuenca cerrada no solamente en materia de agua, sino de aire, por lo que la gran circulación de vehículos, aunada a las frecuentes inversiones térmicas (la contaminación queda “atrapada” cerca del suelo en las primeras horas de la mañana), llevaría a impactos mayores.

Ese costo ambiental solamente se midió en las cuestionadas manifestaciones de impacto ambiental del estadio de Chivas y de la Villa Panamericana. Pero no se ven los efectos acumulativos, que también ponen en mayor riesgo al bosque La Primavera, la principal área natural de la región.

Esa es una huella ecológica permanente de los Juegos Panamericanos, que no ha sido medida.

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Un mercado sin valores fijos

••• No hay un valor “oficial” sobre el precio de una tonelada de CO2 reducida o no emitida. “Aunque algunas agencias multilaterales han establecido ciertos precios para los proyectos de reducción de emisiones financiados por ellas mismas [por ejemplo, hasta 2005, el Banco Mundial emplea un precio de cinco dólares por tonelada de CO2 equivalente no emitida], el precio de la tonelada está sujeto a oferta y demanda de bonos de carbono en el mercado”, señala el portal El cambio climático en México, del Instituto Nacional de Ecología (INE).

“Dado que existen diferentes esquemas para el comercio de los bonos y diferentes sitios del mundo donde se pueden comprar y vender, pueden existir precios diferentes por cada tonelada de CO2”. Y cita dos ejemplos: “Chicago Climate Exchange: en operación desde diciembre de 2003; el precio ha fluctuado desde 0.90 hasta los 2.10 dólares por tonelada de CO2 [datos a junio de 2005]”; el segundo es de la European Climate Exchange Carbon: “En operación desde abril de 2005; el precio ha fluctuado entre 6.40 y 19.70 euros por tonelada de CO2”.

1 comentario:

Vivir sin arriesgarse es peligroso dijo...

FALTA SUMAR LAS EMISIONES DEL PEBETERO DURANTE LA JUSTA DEPORTIVA