sábado, 16 de septiembre de 2017

Arboretum, un joyero de la evolución vegetal



Es el rincón botánico más singular de la ciudad, con 500 especies de plantas y árboles, que constituye la mejor colección a cielo abierto. La "modernización" lo amenaza.

Agustin del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

En las pozas de Cuatrociénegas, el más famoso oasis coahuilense del desierto de Chihuahua, se exhibe uno de los secretos primarios de la vida planetaria. Sumergido someramente en esas aguas mansas y cristalinas reposa uno de los primeros seres vivos, un eslabón primordial por el que la vida dio un salto hacia lo complejo: los estrematolitos.

La Wikipedia lo define: del griego στρώμα strōma: cama/alfombra y λίθο litho: piedra, "son estructuras minerales, bioconstrucciones, finamente estratificadas de morfologías diversas, originados por la producción, captura y fijación de partículas carbonatadas por parte de biopelículas de cianobacterias en aguas someras". Su color verdoso evidencia lo que fue una de sus novedades evolutivas en los mares de entre 3,500 y 500 millones de años atrás: son organismos capaces de hacer la fotosíntesis, es decir, fabricar sus propios alimentos, procesar la energía que viene del sol; de este modo, pasaron a enriquecer esa atmósfera primitiva de metano, nitrógeno y dióxido de carbono, con oxígeno (O2), gracias a lo cual, todas las estirpes de los demás seres vivos que han surgido y se han extinguido, han tenido su oportunidad.

Es el amplio reino vegetal el heredero de este modesto y sorprendente ser. Las colecciones botánicas se han convertido en una obsesión de la sociedad racional y científica de la modernidad, al menos desde los tiempos del barón de Humboldt, en la medida en que se describe y documenta la gigantesca flora que sustenta la vida en la Tierra. En las plantas está gran parte de la respuesta a temas tan diversos como los servicios ambientales, los alimentos, las medicinas, el cambio climático y la energía. Guadalajara tiene un raro privilegio: un pequeño pasaje a la riqueza impresionante de la flora, sobre todo, de la antigua Nueva Galicia, en un parque de menos de dos hectáreas en un rincón de Jardines del Bosque.

Se llama Parque de las Estrellas, y a la colección se le llama arboretum y le apodan "galaxia botánica". El ojo entrenado o el espectador guiado por su creador y principal cultivador, Óscar Valencia, tiene en menos de dos hectáreas un muestrario de la fabulosa variedad vegetal de este rincón del mundo. El doctor en ciencias, uno de los botánicos más respetados del país, Antonio Vázquez, de la UdeG, destaca que el amor de Valencia por estos entes poderosos y silentes que inundan los paisajes y suavizan las orografías violentas del occidente mexicano, se adelantó a la nueva sensibilidad ecologista "por lo menos por dos décadas". Alrededor de 500 especies, desde agaves y matorrales hasta gigantes como la ceiba, el ahuehuete, los pinos, los encinos, las palmas, los helechos y las palmeras. Si se considera que Jalisco posee unas siete mil especies, la cuarta parte de México, entonces se destaca que no sólo se debe conservar, sino ampliar, advierte el botánico.

"Ha existido la idea de plantar especie nativas en zonas urbanas desde hace más de 50 años, y este sitio es un lugar de éxito en ese sentido, no obstante que la ignorancia y el atropellamiento de algunos supuestos modernizadores de la ciudad le han destruido algunos jardines; este es un caso de éxito, tenemos aquí 80 por ciento de especies nativas y sólo 20 por ciento de exóticas [...] este modelo se debe de trasladar a otros parque urbanos para que sean reservorios de biodioversidad, centros de educación y cultura; la sociedad necesita de esto para aprender a cuidar nuestro patrimonio y poderlo adoptar y adaptar dentro de sus costumbres y usos culturales; yo siempre pongo de ejemplo el caso de los artesanos de Tonalá, que hacen cerámica con alcatraces de Etiopía o girasoles más propios de Estados Unidos, pero ¿dónde están los agaves, las plantas endémicas? Por eso el arboretum es un laboratorio no sólo de ciencia botánica, sino de cultura", destaca el codescubridor del bosque de arce en Talpa de Allende.

El parque de Las Estrellas, continúa, permite observar "árboles que crecen en las montañas de nuestro estado y nuestra región [...] hace 20 años dije que la expresión era que un árbol era un libro, y ahora digo que es una biblioteca, porque nos enseña de todas las ciencias, pero como se trata de un conocimiento, se requiere de una preparación, la que permite que si yo veo un árbol, pueda decir si es alimentico o no, si son especies buenas para el forraje del ganado, si son medicinales, y además, el tipo de servicios que dan en los ecosistemas a los que pertenecen. Es información explícita que los campesinos conocen, pero el habitante de la ciudad no, y hay que aprender porque el bosque es escuela, es banco de alimentos y de genes, y es farmacia...".

A Vázquez le preocupa la incuria y la ignorancia dominantes en la toma de decisiones. A nivel macro, eso se aprecia en la disminución del presupuesto para la ciencia y la cultura. En lo local, la amenaza que el "desarrollo" urbano significa para este tipo de sitios. Instituciones científicas, sobre todo de la UdeG, buscan que el Ayuntamiento de Guadalajara apoye la conservación y consolidación del arboretum como un orgullo cultural, centro de conocimiento y posibilidad de modelo a replicar en todos los puntos de una ciudad a la que le faltan espacios verdes y le sobran edificios cada vez más elevados, avenidas e infraestructura de cemento y chapopote.

Jaqueline Reynoso, jefe del Departamento de Botánica y Zoología del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), respalda los dichos del afamado investigador. "Desde mi punto de vista, el parque de Las Estrellas es un monumento a la riqueza florística de uno de los estados más ricos del país, a su vez uno de los cinco más ricos en diversidad biológica de todo el planeta; el mejor homenaje a nuestra flora es conservarla, establecerla en espacios públicos, donde la gente pueda tener acceso a ella y pueda realmente disfrutar de esa belleza; los niños tienen que creer en ella para lograr esa identidad, para que puedan ser capaces de defenderla cuando se vea amenazada, y es importante por eso establecer este tipo de ambientes y reproducirlos".

La situación de la flora urbana en Guadalajara, por contraste, resalta el valor del Arboretum: "tenemos mucho espacio urbano donde podemos ir metiendo este tipo de especies, y si se dan cuenta, la diversidad rompe la monotonía, cuando en el resto de la ciudad tenemos espacios muy monótonos, con dos o tres especies prevalecientes que además son endebles frente a la invasión de enemigos como plagas, muérdago, barrenadores, porque no están inmersas en un equilibrio que les permita defenderse", agrega.

La científica destaca que el recorrido al pequeño parque demuestra que no hay presencia de plagas como tales, pues la comunidad vegetal también es el espacio de cobijo para numerosos animales cuyas necesidades alimenticias consolida ese equilibrio. Otro aporte único es que se han aclimatado progresivamente árboles y arbustos de bosques templados de pino y encino, desierto, bosque tropical, bosque mesófilo de montaña y vegetación de galería. La adaptación es primordial: se trata de individuos que pueden ser introducidos ya en otros puntos de la urbe, pues el proceso de ajuste a este clima y suelo ya lo han dado los padres y los abuelos.

El parque de Las Estrellas se ubica en la calle homónima, un grueso camellón que es solaz de los vecinos, entre la avenida Mariano Otero y la calle Tonantzin. El curioso se asoma a la muestra a escala de diferentes comunidades biológicas que viven en Jalisco. Los magueyes, los helechos, los pinos (gimnospermas: semilla desnuda), y la amplia república de las angiospermas, las plantas con flores que no conocieron los dinosaurios, y que han reinado y hermoseado los edenes terrenales en las últimas decenas de millones de años...

Las plantas son el invento base de la naturaleza que ha hecho posible que el resto de la vida sea como es. Como pasa con el reino animal y el coralino, las especies surgen, se reproducen y se extinguen. Otras se adaptan y dan pie a nuevas posibilidades sorprendentes. Hoy están sitiadas por el hombre, un recién llegado. Los procesos de destrucción, de aislamiento y de cambio drástico a nivel local y global es el azote, en escalas de tiempo cortas, imposibles para adaptación evolutiva. La antesala de la extinción, que es para siempre. Una ineludible fatalidad: "las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la Tierra" (Cien años de soledad, Gabriel García Márquez).

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Claves

Un paseo

Algunos notables de la república del Arboretum

Ahuehuete, Sabino. Taxodium mucrunatum. Crece en el río Santiago. Mermada su población por lo contaminado del río

Pino. Pinus oocarpa. Pinaceae. Abundante en La Primavera. Piña en forma de huevo de ahí su nombre científico

Palma coyul. Acrocomia mexicana. Palmae. Crece en la costa pero su población está declinando. Fruto pequeño comestible tanto crudo como en almíbar. Hojas con grandes espinas.

Magnolia. Magnolia pugana. Magnoliaceae. Dedicada a la maestra Luz María Villarreal de Puga, maestra de botánicos jaliscienses. Crece en el río San Lorenzo en Tesistán.

Juan Pérez. Coccoloba barbadensis. Polygonaceae. Crece en la costa al lado de los arroyos. Se desconoce de dónde viene el nombre común.

Zalate, Higuera negra. Ficus goldmanii. Moraceae. Gran árbol abundante en la barranca de Huentitán. También se le ve arriba de las tumbas en el panteón de Belén

Palo chino. Aphananthe monoica. Ulmaceae. Crece en el río San Juan de Dios en su confluencia con el Santiago. Siempre verde y tolera las aguas contaminadas.

Tempisque. Sideroxylon capiri. Sapotaceae. Crece en la barranca de Huentitán. Árbol amenazado protegido por la norma mexicana. Siempre verde a pesar de crecer en zonas secas.

Roble. Quercus resinosa. Fagaceae. Cubre el bosque de La Primavera. Grandes hojas acartonadas.


Encino de asta. Quercus candicans. Fagaceae. Grandes árboles en la parte alta del cerro de Tequila. Crece muy bien en Guadalajara.

Oreja de burro. Clusia salvinii. Guttiferae. Arbusto que crece bajo los árboles en las montañas. Hojas grandes acartonadas

Parota, Huanacastle. Enterolobium cyclocarpum. Mimosaceae. Gran árbol de tronco grueso. La copa alcanza más de 50 metros. Crece en zonas cálidas pero bien adaptado en Guadalajara.

Capulín. Prunus serotina. Rosaceae. Crece en las zonas altas de las montañas. Fruto comestible. Se elaboran bebidas y ponches localmente

Chilte. Cnidoscolus tepiquensis. Euphorbiaceae. La savia blanca usada en Talpa para elaborar las figuras del chicle de Talpa. Hojas urticantes. Copa extendida.

Habillo. Hura polyandra. Euphorbiaceae. Copa extendida. Crece en la costa. Frutos como donas al secarse explotan lanzando las semillas. Semilla tóxica produce diarrea.

Arce, Maple. Acer skutchii. Aceraceae. Parecido al Maple canadiense. Relicto de las últimas glaciaciones. Se encuentra en Talpa y Manantlán. No se ha aclimatado en Guadalajara.

Culebro. Astronium graveolens. Anacardiaceae. Abundante en la costa. Su tronco se descascara asemejando una culebra.

Chicotillo. Cassia hintonii. Caesalpiniaceae. Vistosas flores amarillas-naranja. Vaina larga y delgada asemejando un chicote. Bien adaptado en Guadalajara. Flores parecidas a la lluvia de oro

Cedro rojo. Cedrela odorata. Meliaceae. Gran árbol de la costa mermado por la sobreexplotación por la gran durabilidad de la madera. Característico olor picante que tal vez aleja a las plagas.

Barcino. Cordia eleagnoides. Boraginaceae. Madera de gran calidad. Árbol abundante en la costa. Los cerros se pintan de blanco en época de floración en septiembre.

Cuajiote. Bursera simaruba. Burceraceae. Árbol esbelto de gran altura de corteza papirácea roja brillante. Sobresale en los bosques húmedos de la costa

Palo de agua, Sabino. Astianthus viminalis. Bignonaceae. Crece a la orilla de los arroyos en la costa. Vistosas flores amarillas junto con las hojas.

Verdecillo. Tabebuia impetiginosa. Bignonaceae. Se cubre de vistosas flores lila. Crece en la costa. En época de floración en abril algunos cerros se pintan de lila creando un gran espectáculo.

Fuente: Arboretum de Óscar Valencia

SRN

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