lunes, 4 de agosto de 2014

Se mantendrá elevada la pérdida de bosque en Jalisco



Un índice de riesgos del INECC pronostica tendencias de estos años y ubica a Jalisco entre los tres primeros en deforestación nacional, similar a lo ocurrido entre 2002 y 2007.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

De acuerdo a los pronósticos tendenciales, Jalisco se mantendrá entre 2008 y 2014 entre los tres estados del país con mayor deforestación absoluta, con una pérdida anual promedio de bosques y selvas de casi 18 mil hectáreas, sólo por debajo de Guerrero y Oaxaca, aunque ello podría ir aparejado de una reducción de casi 35 por ciento de lo que se deforestó en esta entidad entre 2002 y 2007.

A reserva de lo que confirme el ejercicio que realiza la Comisión Nacional Forestal (Conafor) para determinar la deforestación real reciente, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático publicó un modelo denominado “índice de presión económica [riesgo] de la deforestación” (disponible en el sitio web http://www.inecc.gob.mx/irdef), en busca de pronosticar el comportamiento del fenómeno, de acuerdo a las fuerzas económicas actuantes y de la creación de infraestructura de comunicaciones, en diferentes sitios del país.<

Para Jalisco, las zonas montañosas y peor comunicadas, además de las áreas naturales protegidas, se mantienen entre las que menos riesgos tienen de deforestarse, mientras que las grandes zonas aledañas a los emporios agrícolas de Ciudad Guzmán, Zapopan, Ameca, la Ciénega de Chapala, Mascota y Autlán, además de los valles costeros, siguen con una dinámica destructiva, incentivada por la creciente creación y ampliación de carreteras.

El denominado índice tiene alta precisión al establecer tendencias: en la información del INECC se ofrece como prueba de la metodología, un ejercicio hecho con datos de la década de 1990 para la primera década del siglo XXI. “El modelo no es perfecto; podría haber causas de deforestación no basadas en lo económico, pero es una primera buena aproximación al fenómeno real, la cual tiene además un alto poder predictivo: son efectivamente aquellos bosques identificados como de muy alto riesgo de deforestación por el modelo que usa los datos de los noventa aquellos que tuvieron las tasas más altas de deforestación en la primeras décadas de 2000”.

Es decir, de la clasificación obtenida de los bosques de fines de siglo –a nivel nacional- por el grado de presión, se deforestaron en ese orden a principios del nuevo siglo: 7.8 por ciento de deforestación para bosques de muy alto riesgo, 3.4 por ciento para bosques de alto riesgo, 1.8 por ciento para bosques de medio riesgo, 0.9 por ciento en bajo riesgo, y apenas 0.3 en el caso de florestas clasificadas en muy bajo riesgo.

Los datos hasta 2007  (es un modelo diseñado para pronosticar escenarios a siete años) se confirmaron tendencialmente en la medición oficial: Jalisco con 31,645 hectáreas por año de “pérdida neta” de bosques y selvas, sólo por detrás del estado de Chiapas, que registraba 32,332 hectáreas en las mismas condiciones (MILENIO JALISCO, 6 de junio de 2011). Si sucede de nuevo, Jalisco habrá descendido sus pérdidas absolutas, pero no habría abandonado el grupo de los tres principales deforestadores.

No obstante, el instrumento es más preciso al establecer tendencias que cifras concretas, pero reflejaría que en México, se “democratiza” el problema. Diez entidades con pérdidas anuales superiores a diez mil ha y una tasa general que podría crecer.

Si se sigue la clasificación para Jalisco (ver mapa anexo de zonas con mayor riesgo de perderse), los datos específicos del pronóstico del índice son los siguientes: riesgo de deforestación de 3.20 por ciento y desaparición de 125,835 hectáreas de bosques y selvas entre 2008 y 2014. De su superficie boscosa, de tres millones 926,781 ha, predominan las que están en clasificación de muy alto riesgo de deforestación, con un millón 156,950 ha; en alto, 904,022 ha; en medio, 867,528 ha; en bajo, 663,696 ha; y en muy bajo, 334,386 ha.

La Administración estatal en funciones tiene claro el problema. “No es solo la tala clandestina, está el problema de la sanidad vegetal; tenemos que recuperar nuestros bosques de la enfermedad por la que se estén perdiendo, y también la madera se está vendiendo a un bajo costo  porque se está compitiendo de manera desleal con madera de otras regiones del mundo, y con el mayor valor y oportunidad de productos agrícolas y ganaderos […] hay factores qué analizar y con cada uno vamos a hacer estrategias,  y en el caso de la tala clandestina vamos a propiciar  mercados de tala legal, certificada; vamos a atender la sanidad vegetal y vamos a ir propiciando los estudios de las cadenas de valor,  para que nuestra madera se reconfigure a nivel de productividad”, dijo la titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco, Magdalena Ruiz Mejía, en el foro sobre desarrollo forestal que se realizó la pasada semana en esta ciudad.

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Ocho motores de la destrucción

1 “Conversión de bosques a cultivos de subsistencia (maíz, frijol) como transición a la  ganadería extensiva para carne en tierras ejidales, comunales y pequeños propietarios en las  selvas secas, altas y medianas, bosques templados y bosques de encino en Chiapas, Oaxaca, Campeche, Quintana Roo, Estado de México, Jalisco y Michoacán”

2 “Conversión de bosques para agricultura comercial (café, jatopha, agave, caña de azúcar, aguacate, palma africana, chile) en las selvas medianas y altas, bosques templados de los estados de Chiapas, Oaxaca, Campeche, Quintana Roo, Yucatán, México, Michoacán y Jalisco”

3 “Degradación de bosques en selvas secas, bosques templados y encinares por el uso de pastos naturales para la ganadería extensiva y crianza de animales menores caprinos y otros, en los estados de Oaxaca, Chiapas, México, Jalisco y Michoacán”

4 “Deforestación de bosques secundarios de selvas bajas debido a la expansión del desarrollo de  infraestructura urbana para asentamientos humanos en la costa de Oaxaca y Jalisco”

5 “Degradación de bosques primarios y secundarios en selvas bajas, medianas, altas, bosques templados y encinares por la tala ilegal para leña y la producción de carbón vegetal tanto para uso doméstico (población rural y semi-urbana en condiciones de pobreza), como para otros procesos industriales como la fabricación de ladrillos, producción de tequila, etc. que varían según la región, en Oaxaca, Michoacán, México, Chiapas, Campeche, Quintana Roo”

6 “Degradación de bosques primarios y secundarios de propiedad ejidal, comunal y de pequeños  propietarios por tala ilegal, extracción selectiva y sobre-explotación de especies de alto valor comercial (caoba, cedro, algunas coníferas y productos no maderables) en las selvas altas, medianas y bosques templados de Chipas, Oaxaca, Quintana Roo, Yucatán, Campeche y Michoacán”

7 “Degradación de bosques primarios por la sobre-explotación de especies maderables de alto  valor comercial y malas prácticas silvícolas ocasionadas por contratos de compra-venta de madera en pie con intermediarios y la industria maderera en bosques de comunidades indígenas y ejidos, principalmente en las selvas altas, medianas y bosques templados de Chiapas, Oaxaca, Campeche, Quintana Roo, Yucatán, México y Michoacán”

8 “Conversión de ecosistemas de manglares, bosques inundables y otros tipos de bosques de propiedad ejidal y pequeños propietarios, por el desarrollo urbano no planificado y el establecimiento de infraestructura turística en las cuencas costeras de Jalisco, Oaxaca y la Península de Yucatán”.

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