lunes, 27 de septiembre de 2010

Congresos controlan el agua en sólo 10 estados



22 entidades dan facultad tarifaria a organismos municipales o estatales. Hay una tendencia creciente a otorgar autonomía a organismos operadores o que sea el ayuntamiento la instancia que negocie y fije tarifas, señala la CNA

Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO. Edición del 13 de septiembre de 2010

En la actualidad, solamente diez entidades federativas mantienen el control por parte del respectivo Congreso local de la determinación de las tarifas de agua: Baja California, Distrito Federal, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Puebla, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco, Tamaulipas y Yucatán.

Del otro lado, catorce estados permiten que sean los consejos de administración de los organismos operadores de agua los que fijen autónomamente la tarifa, como lo está solicitando el SIAPA para Jalisco (Público, 9 de septiembre de 2010), mientras cinco entidades más, decidieron respetar a la letra el espíritu del artículo 115 constitucional, por lo que los ayuntamientos de forma autónoma deciden los cargos por el servicio. Tres más tienen el esquema más inusual: las tarifas las fija el Ejecutivo del estado por medio de comisiones estatales del agua, las cuales asumen por convenio la responsabilidad de prestar los servicios.

Esa es la información más actualizada recopilada por la Comisión Nacional del Agua (CNA), organismo federal que ha impulsado, sobre todo desde 2001, la transformación del sector agua, con procesos de privatización o mixtos en algunas áreas como el saneamiento, esquemas gerenciales que permitan mejorar la calidad y cobro de “tarifas integrales”, es decir, que el precio al público absorba el costo total de la producción de agua, su recolección en drenajes y colectores, y su saneamiento final.

En la más reciente edición de las Estadísticas del agua en México, que data de este año, la CNA analiza el tema: “Las tarifas de agua potable son fijadas de diferente manera en cada municipio, dependiendo de lo que establece la legislación de cada entidad federativa. En algunas entidades federativas, las tarifas son aprobadas por el Congreso local de la entidad, mientras que en otras las aprueba el órgano de gobierno o consejo directivo del organismo operador de agua potable del municipio o localidad, o bien, de la Comisión Estatal de Aguas”.

Las tarifas, “en principio, tienen como objetivo que mediante su cobro se recuperen completamente los costos incurridos por el prestador de servicios. Existe una norma mexicana sobre la evaluación de tarifas [NMX- AA-147-SCFI-2008], publicada en abril de 2009, que contiene una definición de dichos costos [...] el nivel tarifario, o pago debido, se expresa en una estructura tarifaria, las más de las veces diferenciada entre los tipos de usuario —domésticos, comerciales e industriales, ente otros—, así como por algún mecanismo de redistribución de costos mediante subsidios cruzados, en que los usuarios marginados son afectados por tarifas menores que aquéllos considerados como no marginados”.

Esas tablas “son generalmente de bloques incrementales, es decir, a mayor consumo de agua el precio por metro cúbico es mayor. Cabe mencionar que existe una gran variedad de mecanismos, incluyendo la cuota fija, es decir, cuando el usuario paga una cierta cantidad independientemente de lo que haya consumido.

Así, las tarifas de agua en México comprenden “cargos fijos, independientes del volumen empleado; cargos variables por concepto de abastecimiento de agua, en función del volumen empleado; cargos variables por concepto de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales, generalmente aplicados como un porcentaje de los cargos por concepto de abastecimiento de agua, e impuestos”.

Esto, aunado al hecho de que las circunstancias geográficas y climáticas son extremadamente variables —zonas con alta o baja precipitación, fuentes de abastecimiento superficiales o subterráneas, a corta o larga distancia, con altura de bombeo diversa— arroja un variopinto muestrario de costos y precios. Lo normal es que las ciudades enclavadas del centro hacia el norte del país, donde es más caro obtener agua, reflejen tarifas más altas y dependan menos de subsidios; tanto la Ciudad de México como Guadalajara cobran menos del costo de producción. Al sur del país, abundante en agua, la mayor parte de las ciudades tienen agua barata pero también presentan empresas con servicios de calidad irregular (ver gráficos anexos).

En la publicación Situación del subsector agua potable alcantarillado y saneamiento 2009, la CNA pondera que “uno de los tres aspectos que contempla el objetivo 4 del Programa Nacional Hídrico 2007-2012 es el relativo a mejorar el desarrollo financiero del sector hidráulico a fin de que disponga de recursos económicos suficientes. Para tal fin plantea como necesidad desarrollar e implantar los esquemas que permitan generar los recursos requeridos, tanto para la inversión como para la operación y mantenimiento de la infraestructura creada”.

Agrega: “Un esquema importante de ingresos para las entidades prestadoras de servicios lo constituyen las tarifas […] además de generadoras de ingresos, las tarifas también pueden ayudar al consumo eficiente del agua si en su estructura se observan las siguientes condiciones: que reflejen el costo real del servicio otorgado; que se relacionen con el consumo; que sus incrementos diferenciales sean grandes para que puedan inducir a ahorrar agua y; que los cambios de tarifas estén acompañados de programas de comunicación y educación. Asimismo, es prioritario implantar sistemas eficaces de medición, facturación y cobro del servicio”.

Esto “permitirá a los organismos operadores recuperar sus costos de inversión, propiciando que estos inviertan mayores recursos en infraestructura, redundando en un mayor y mejor servicio”.

Además, “a la par de la actualización de las tarifas es de capital importancia la implementación de un programa de comunicación y educación encaminado a cambiar la concepción actual que tiene parte de la población nacional, que considera al agua como un bien ilimitado y que lo provee la naturaleza en forma vasta. Se debe difundir el concepto de que el agua es un recurso escaso y debe utilizarse de manera racional; que no llega de manera espontánea y se requiere de grandes inversiones para hacerla llegar hasta sus viviendas”, aconseja el documento, que resume las políticas federales en la materia.

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