miércoles, 8 de septiembre de 2010

La gesta independiente en Jalisco

ESTE ES UNO DE LOS DOS TEXTOS QUE ELABORÉ PARA EL SUPLEMENTO XIII DE ANIVERSARIO DE PÚBLICO. EL SUPLEMENTO SE LLAMA "EL DESPERTADOR BICENTENARIO" Y LO PUEDEN CONSULTAR COMPLETO EN LA EDICIÓN DE ESTE DÍA DE WWW.PUBLICO.COM.MX



El estado fue la cabeza de las luchas rebeldes, luego del estallido de septiembre de 1810.

A comienzos del siglo XIX, en la intendencia de Guadalajara se estaba al tanto de los cambios políticos que se registraban en el mundo. Desde antes de 1789, fecha del arranque de la revolución francesa, y de 1776, la independencia de los Estados Unidos, las ideas de los enciclopedistas ya circulaban de forma subrepticia en la capital de la provincia, que era una de las cuatro de la Nueva España que contaba con imprenta, y la única, fuera de la capital del reino, que tenía universidad.

Había, pues, condiciones para una efervescencia intelectual. No obstante, fue más fuerte que las ideas ajenas, la esencia del pensamiento criollo que ya estaba formada, bajo la idea de que las colonias americanas tenían madurez suficiente para gobernarse solas.

Esa certeza estaba cimentada en fuertes agravios: tres siglos de marginación de los altos cargos gubernamentales, control por la metrópoli de la totalidad del comercio ultramarino, y sometimiento de la iglesia nacional a la corona española, merced al patronato –el rey tenía la última palabra en la designación de los obispos y en diversas acciones de gobierno eclesiástico-.

Los “americanos” no olvidaban la traumática expulsión de los jesuitas ordenada por Carlos III de Borbón, cuyo virrey en funciones, el marqués de Croix, acalló las protestas y sublevaciones con un bando que concluía en una fórmula despótica: “De una vez para lo venidero deben saber los súbditos del gran monarca que ocupa el trono de España que nacieron para callar y obedecer y no para discutir ni opinar en los altos asuntos de gobierno”.

A Miguel Hidalgo se le sumaron varios líderes locales.
A Miguel Hidalgo se le sumaron varios líderes locales.

Así, cuando Napoleón invade España y depone del trono a los Borbones (1808), comienza una actividad creciente que estallará con el grito de Dolores, en septiembre de 1810, lo que lleva la rebelión a territorio jalisciense: los líderes alteños Navarro, Toribio Huidobro y Portugal toman las armas; el cura Mercado se apodera de San Blas, mientras por el sur, surge la figura de José Antonioel Amo Torres. La oligarquía tapatía se apresta a combatirlos, pero con tal desorganización, que optan por huir y le dejan la ciudad a los rebeldes a partir del 10 de noviembre del mismo año, para recibir 16 días después al generalísimo Miguel Hidalgo y Costilla, que establecerá un gobierno de mes y medio, cortado por los vientos de la derrota en puente de Calderón.

El historiador Jaime Olveda señala que este breve episodio de la guerra de Independencia será excepcional: con la salida de los insurgentes en enero de 1811, no volverá Guadalajara a afrontar conflictos directos en diez años de gesta independiente.

No obstante, la semilla estaba sembrada: las guerras de guerrillas asolaron buena parte de la intendencia en su costado sur, en la zona del lago de Chapala (donde los indígenas de Encarnación Rosas sostuvieron Mezcala por cuatro años) y hacia los límites con El Bajío. El guerrillero más famoso fue Gordiano Guzmán, quien saqueó Sayula y obligó a amurallar Zapotlán y Zapotiltic. También fueron célebres las andanzas alteñas de Pedro Moreno y del republicano español Javier Mina, hasta 1817.

En septiembre de 1820 se da el último empujón para la independencia, ahora con el apoyo moral y financiero de las elites que combatieron a los caudillos de 1810 a 1817. La emancipación no fue el fin de las discordias, y Jalisco pronto se lanzaría como cabeza de la lucha federalista del siguiente medio siglo.

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José María Mercado

Nació en Guadalajara. Estudió para sacerdote, y a los 30 años, le llegaron las noticias del alzamiento de Hidalgo en su parroquia de Ahualulco. Se puso a las órdenes de el Amo Torres, quien le encomendó la misión de tomar las plazas de Tepic y San Blas; el 20 de noviembre de 2010 toma la hoy capital de Nayarit; el 1 de diciembre, se apodera de San Blas sin disparar una bala. Tras la derrota de Hidalgo en Calderón, los realistas atacan San Blas el 31 de enero de 1811, y en circunstancias no muy claras, el sacerdote cae a un acantilado y muere.


José Antonio El Amo Torres

Nacido en 1760, el conquistador de Guadalajara derrotó a las tropas del jefe realista Tomás Ignacio Villaseñor en Zacoalco, para entrar a Guadalajara el 11 de noviembre de 1810, y así ofrecerle la plaza a Miguel Hidalgo y Costilla. Participó en la derrota de Puente de Calderón y posteriormente defendió Colima, pero fue capturado por Pedro Celestino Negrete y José de la Cruz el 23 de mayo de 1812. Fue sentenciado a morir en la horca en Guadalajara, su cuerpo fue mutilado quedando expuesta su cabeza en el lugar del patíbulo durante cuarenta días.


Pedro Moreno

Nació en la hacienda de La Daga, jurisdicción de Lagos, Jalisco, en 1776. Hacendado progresista, casado con Doña Rita Pérez, entró en relaciones con los caudillos insurgentes. Sospechoso a los ojos realistas, se exilió en su hacienda La Sauceda, donde organizó una guerrilla cuyo centro de operaciones fue el fuerte del Sombrero, donde recibió a Javier Mina y resistió en dos ocasiones sitios realistas. En el segundo, resistieron dos meses, pero escaparon al rancho El Venadito, donde fueron atacados el 27 de octubre de 1817, muriendo Moreno.


Gordiano Guzmán

Gordiano ingresó al partido insurgente en noviembre de 1811 en el agrupamiento que capitaneaba su hermano Francisco en el Sur de la Intendencia de Guadalajara. El 4 de noviembre de 1812 entró en San Gabriel. En 1820, luego de participar con Vicente Guerrero en una campaña por la tierra caliente michoacana, Guzmán expuso a los integrantes del Ayuntamiento de Apatzingán su movimiento reivindicatorio. Fue enemigo de la elite criolla del sur de Jalisco, que deseaba unirse a Colima. Lo fusiló en Huetamo, Michoacán, el coronel Francisco Cosío Bahamonde el 12 de abril de 1854.

Agustín del Castillo

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