miércoles, 8 de septiembre de 2010

La rebelión en Jalisco, gloria y derrota



ESTE ES EL SEGUNDO DE LOS DOS TEXTOS QUE ELABORÉ PARA EL SUPLEMENTO XIII DE ANIVERSARIO DE PÚBLICO. EL SUPLEMENTO SE LLAMA "EL DESPERTADOR BICENTENARIO" Y LO PUEDEN CONSULTAR COMPLETO EN LA EDICIÓN DE ESTE DÍA DE WWW.PUBLICO.COM.MX

El paso de Hidalgo por el estado se registra hacia finales de 1810, en plena efervescencia independentista.


Monumento conmemorativo, erigido en el puente donde se libró la batalla del río Calderón.
Monumento conmemorativo, erigido en el puente donde se libró la batalla del río Calderón.

Cuando el 24 de noviembre de 1810, Miguel Hidalgo traspasaba el río Lerma –posiblemente en La Piedad de Cabadas, Michoacán- para internarse en tierras de la Nueva Galicia, la idea de autonomía política ya estaba encendida en las tierras neogallegas, donde varios grupos se habían levantado en armas, y uno de los más famosos insurgentes de occidente, el Amo Torres, había tomado la capital.

Los mundos eran muy distintos a la actualidad. La desde entonces segunda ciudad del país apenas albergaba unos 35 mil vecinos –hoy viven más en la colonia Constitución, de Zapopan, o en un asentamiento como Atotonilco-; Zapopan y Tlaquepaque eran algo más que caseríos; los precarios caminos reales conducían a numerosos poblados con construcciones de adobe e iglesias pintorescas; la tierra era la fuente más valiosa de riqueza y no se conocía el concepto de “contaminación”: los ríos Santiago y Verde, que formaron parte del periplo de los insurrectos, llevaban agua casi prístina, cobijados por selvas incultas llenas de fieras que eran posesión del demonio -“su reino sí es de este mundo”, decían los piadosos-.

Hidalgo durmió la noche del 24 en Atequiza, dice Lucas Alamán. Una tradición de Ixtlahuacán de los Membrillos asegura que en lo personal, el cura fue huésped de la hacienda de La Cañada, donde ya existían los centenarios sabinos o ahuehuetes (no en balde, “viejos de agua”) que han sido recientemente homenajeados por la Secretaría de Medio Ambiente. Son monumentos vivos de esa revolución. El siguiente punto será San Pedro Tlaquepaque, donde hay una casa que conserva la memoria.

El Padre de la Patria no venía de intruso: el Amo Torres, oriundo del sur de Jalisco, lo había invitado a residir en Guadalajara. Como el popular sacerdote ya resentía derrotas en El Bajío a manos del eficiente e implacable Félix Calleja, aceptó la petición pese a la resistencia de Ignacio Allende. En la ciudad fundada por Cristóbal de Oñate 268 años antes, tendría la oportunidad de ensayar, por mes y medio, un gobierno civil con tintes radicales.

Grabado en piedra, en el Puente Calderón, donde se registra la suerte de Hidalgo y Allende.
Grabado en piedra, en el Puente Calderón, donde se registra la suerte de Hidalgo y Allende.

Curiosamente, la milenaria lucha de las investiduras y el centenario patronato –el rey español por encima de los poderes temporales y espirituales- fueron borrados: la clase sacerdotal, representada por el popular caudillo, tomaba el mando de la sociedad y la revolución. Entre tedeums, libelos y decretos libertarios, ejercicios militares y vergonzantes ejecuciones de peninsulares inocentes, la ciudad se rinde a los pies de “Su alteza serenísima”. Clemente Orozco inmortalizará para el arte la faz revolucionaria del caudillo en la escalinata del palacio de gobierno, que el sacerdote sin duda recorrió entre noviembre de 1810 y enero de 1811.

Llega el 17 de enero y las fuerzas realistas se acercan por Los Altos. Hidalgo los enfrentará en el puente del río Calderón, en Zapotlanejo. Asegura que desayunará en ese paraje, comerá en Querétaro y cenará en la Ciudad de México. Pero a sus cien mil hombres mal armados y peor disciplinados, con una estrategia más voluntariosa que racional, una eficiente maquinaria militar los hará huir en seis horas. Desastre total. La historia es la maestra de la vida: si en septiembre previo no aprendió la lección de Aníbal el cartaginés (siglo II AC) y se negó a tomar la capital de la Nueva España, ahora olvida la lección de Salustio, y sus rebeldes son masacrados como los celtas británicos a manos de eficientes legionarios romanos (siglo I DC).

Se acaba el breve experimento revolucionario. Los insurgentes huyen por Guadalajara y de allí a Cuquío, donde pernoctan; luego Teocaltiche y Encarnación de Díaz para llegar a Aguascalientes y despojar a Hidalgo del mando militar. La traición se asomará en Acatita del Baján, Coahuila, en marzo. La muerte, en la áspera y descampada Chihuahua, en julio.

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El desafío de los ríos


Uno de los aspectos fundamentales para definir las rutas de los insurgentes fue la hidrografía: en un país de diseño tortuoso como México, los ríos marcan fronteras. Para Hidalgo, su paso por Jalisco se define al traspasar el río Lerma e internarse en los llanos de Guadalajara con el río Santiago a la derecha. Traspasará ese río hacia su cita con Calleja en Calderón por Puente Grande (Tonalá), luego regresará para remontarlo de nuevo, tal vez en San Cristóbal de la Barranca, hacia el norte, por las mesetas entre los ríos Verde y Juchipila, en busca de su destino

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El ayer, el hoy


• 2010 - Jalisco se extiende sobre alrededor de 80 mil km2, similar a la actual República Checa.
• 1810 - La intendencia de Guadalajara abarca alrededor de 200 mil km2, como la actual Bielorrusia (Belarús).

• 2010 - Los datos más recientes arrojan 7 millones 44 mil habitantes en el estado de Jalisco.
• 1810 - Los historiadores acreditan medio millón de habitantes en la intendencia de Guadalajara.




• 2010 - Los cuerpos de agua de Jalisco reciben por segundo más de 16 mil litros de aguas negras.
• 1810 - La contaminación de agua no es problema, pues es un recurso escaso y las escasas emisiones se diluyen.

• 2010 - Los bosques y selvas de Jalisco dominan apenas 3.3 millones de sus 8 millones de ha.
• 1810 - Bosques y selvas se extienden sobre más de 12 millones de ha, pues hay también un inmenso desierto.

• 2010 - La extinción avanza: lobos, osos y carpinteros imperiales, extintos; 347 especies en riesgo.
• 1810 - Las tierras silvestres de Jalisco permanecen casi vírgenes; hay osos, lobos, jaguares, cocodrilos y carpinteros imperiales.

• 2010 - La región vive una economía industrial y de servicios, el sector primario decae rápidamente.
• 1810 - Guadalajara nutre su economía por la plata del norte, que incentiva el comercio, además de las haciendas.

Agustín del Castillo

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