lunes, 28 de febrero de 2011

Incendios forestales, comienza un año difícil



Jalisco registra en casi dos meses 37 incendios, contra uno hace un año. En el resto del país, las cosas no están mejor. El director general de la Conafor advierte que hay cinco meses de sequía acumulada, lo que ha llevado ya al triple de siniestros que en 2010 a estas fechas

Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO. Edición del 22 de febrero de 2011

La extrema sequedad generada por La Niña en buena parte del territorio nacional, hace que la temporada de incendios de 2011 sea potencialmente crítica, dado que se arrastran ya cinco meses sin lluvias; “el último trimestre de 2010 fue el más seco en quince años”, señala el director de la Comisión Nacional Forestal, Juan Manuel Torres Rojo.

“Es un año que esperamos no sea tan difícil como las previsiones actuales lo están pronosticando; el año pasado, pese a que llovió bastante, paró de llover en septiembre, y el ultimo trimestre fue bastante seco; esto aunado a que en enero y febrero prácticamente no ha llovido, y nos pone en una condición desfavorable: llevamos registrados hasta la fecha un total de 1,300 incendios [en el país], lo cual es tres veces más de los que tuvimos el año pasado; afortunadamente estos incendios se han controlado rápidamente, han sido de pequeña extensión, y esto no ha sumado mucho en cuanto a superficie siniestrada, y además, se trata en un porcentaje muy bajo de superficie arbolada”, explica en entrevista con Público-Milenio.

De esa cifra, Jalisco tiene 37 siniestros forestales, contra apenas uno que se había registrado el año anterior, uno de los más benignos de la década.

En México siguen siendo causas humanas y no naturales las que ocasionan casi 99 por ciento de los incendios, señala: “Por eso tenemos una estrecha colaboración con la Secretaría de Agricultura y Ganadería [Sagarpa] para mejorar todo el proceso de difusión y de capacitación; la mayor causa son los incendios que se escapan del sector ganadero cuando se queman pastizales para provocar el renuevo, además de algunas actividades agrícolas, que culturalmente están arraigadas en el uso del fuego, como lo es el tumba-roza-quema en el sur y sureste del país, en las áreas tropicales; la otra es la zafra de la caña, que en muchas ocasiones no se toman las medidas adecuadas para que no se escape el fuego”.

Dice que se le deben dar alternativas a los productores. “Reducir la relevancia de las causas antropogénicas va ser en la medida en que podamos capacitar, y existe otro factor que hay que reconocer: que muchas de estas prácticas nuevas les causa un mayor costo a los productores; deberíamos buscar un mecanismo a través del cual poder incentivar ese cambio”.

Hay cuatro grandes áreas que son objeto de mayor preocupación para la Conafor: las penínsulas de Yucatán y Baja California, el occidente-Centro (de Jalisco a Puebla) y la selva Zoque (Istmo de Tehuantepec).

“En Baja California se debe sobre todo por los pastizales, y sobre todo a fin de año por los famosos vientos de Santa Ana; en el caso de la península de Yucatán es la enorme cantidad de combustibles que tenemos almacenados por los huracanes; ahí casi cada dos años tenemos la presencia de huracanes muy intensos que derriban arbolado y se quedan estos residuos que se descomponen y generan una gran cantidad de combustible; y en el caso de la selva Zoque y de la zona central, fundamentalmente el problema es la alta densidad de población, con quemas agropecuarias muy frecuentes”.

Torres Rojo destaca que la inversión del organismo para combatir los incendios rondará 357 millones de pesos, pero con lo aportado por otras dependencias y por los gobiernos estatales y locales se acercará a mil millones de pesos, lo que a su juicio demuestra la seriedad que se le ha dado a este año de riesgos.

A su juicio, es barato ante los bienes que se protegen. “Por ejemplo, en el año 2010, con la superficie que no se quemó, en términos del valor de la madera, el valor de los hábitats, el valor del suelo que no se perdió, y las toneladas de oxígeno que no se emitieron a la atmosfera, que fueron cerca de 2.2 millones de toneladas de carbono [Guadalajara genera por año poco más de 1.5 millones, por citar una referencia], por cada hectárea que se siniestro se están salvando como trece hectáreas, y eso es un valor es enorme, pensando no sólo en términos financieros, sino también el valor ecológico”.

Otra cuestión esencial de análisis es que es baja la superficie afectada que lleve a un daño total y la desaparición de los ecosistemas. “Regularmente asociamos incendios forestales con la quema de arbolado, pero en el caso de México no es así, no tenemos incendios como suceden en California, donde se dan incendios de copa que afectan poblaciones; regularmente en México tenemos lo que se llama incendios superficiales, y algunos subterráneos, esto es que se quema el pastizal, parte de la corteza de los árboles, y en muy pocos casos tenemos incendios de copa; sólo entre 10 y 15 por ciento de la superficie quemada es arbolado, cerca de 80 por ciento es de pastizal, y el resto es superficie de herbáceas”.

En referencia a los incendios intencionales con fines inmobiliarios, el director de la Conafor señala que, legalmente, no se puede cambiar de uso de suelo una superficie afectada por el fuego. Sin embargo, el organismo federal no tiene aún la capacidad de vigilarlo. “No, definitivamente no, el porcentaje aún es bajo; tenemos ahí todavía un espacio de trabajo grande, que está muy relacionado con convencer a los dueños y poseedores de que entre dentro de estas estrategias de apoyo de Conafor. El año pasado, de la superficie que se reportó y que se subió al registro estaríamos hablando de menos de 30 por ciento de superficie que esperamos sea restaurada con los apoyos”, esto es, menos de un tercio de las zonas arboladas efectivamente perdidas, que son menos de 15 por ciento de 125 mil hectáreas dañadas en ese año.

A Torres Rojo le alienta la eficiencia creciente que se refleja en los números del combate: “En 1998 el indicador estaba entre 55 y 60 hectáreas por incendio; hace cinco años estaba entre 30 y 32 hectáreas, y se ha reducido notablemente, a 16 hectáreas el año pasado; esperemos que este año logremos mantener esa tendencia a la baja”.

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Datos de la campaña

• México cuenta con una superficie forestal aproximada de 138 millones de hectáreas que representa 70.4 por ciento del territorio nacional, aunque incluye más de 40 por ciento de matorrales xerófilos, propios de los climas desérticos y semidesérticos. Los bosques templados son 24.2 por ciento de la superficie referida; las selvas alcanza 22.8 y otras asociaciones de vegetación forestal tienen 11.8 por ciento del territorio forestal.

• El Programa de Protección Contra Incendios Forestales de México ya tiene más de 40 años. La Conafor es la instancia encargada de coordinar las acciones de prevención, combate y control especializado de incendios forestales, mientras que las entidades federativas, municipios y propietarios de los recursos forestales, son las instancias de primera respuesta a los mismos.

• En cada entidad federativa operan Comités Estatales de Protección Contra Incendios Forestales, integrados por autoridades locales, grupos sociales, organizaciones de silvicultores y propietarios de terrenos forestales.

• A escala mundial, la FAO, la Global Fire Partnership, el Centro Mundial de Monitoreo de Incendios Forestales, entre otros organismos, señalan que el cambio climático es un factor que favorecerá los incendios forestales catastróficos.

• La alternativa propuesta para enfrentar esta tendencia es el “manejo del fuego”, aunque no carece de polémica: protección contra incendios forestales dañinos, reducción de combustibles con quemas prescritas y uso controlado del fuego en actividades agropecuarias.

• ¿Por qué es un año de alto riesgo? “El periodo octubre-noviembre 2010, ha sido el más seco durante el intervalo 1941-2010. La presencia de incendios ha sido continua entre fines de 2010 y principios de 2011. Las lluvias de julio de 2010, provocaron el crecimiento de combustible ligero en las zonas forestales del país. Las lluvias tienen una alta correlación con la superficie afectada. La época invernal ha secado los combustibles”.

• En la suma de recursos federales y estatales, se cuenta en total con 752 brigadas, más un número no determinado de municipales, que dan cerca de quince mil combatientes. Para la detección y combate de Incendios hay 81 centros de control y campamentos de incendios forestales; 177 torres de detección y 22 helicópteros.

Fuente: Conafor

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