sábado, 28 de abril de 2018

La Primavera se restaurará sin la intervención humana


Enrique Jardel, responsable del monitoreo de incendios en la ANP, señala que un ecosistema adaptado al fuego tiene "alta resiliencia".

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

Sobre las 3.078 hectáreas por las que pasó el fuego en la parte sur de La Primavera, en especial, el Cerro de San Miguel, el pasado 12 de abril, los procesos biológicos no se detienen. Si bien, las evidencias no son en este momento perceptibles, la experiencia indica que los ecosistemas adaptados al fuego responderán de forma positiva, dice Enrique Jardel Peláez, científico de la Universidad de Guadalajara y uno de los principales consultores en materia de incendios forestales en el país.

"Creo que es legítima la preocupación de toda la gente, ante un suceso como lo es un incendio forestal y sus consecuencias en el bosque, pero de repente entramos a una torre de Babel donde hay muchas opiniones, frecuentemente con un conocimiento limitado sobre las condiciones de La Primavera, que es un área cubierta de bosques compuestos principalmente por pinos y encinos, con áreas dispersas con pastizales, así como otras hierbas que están debajo de los pinos y encinos, que según la condiciones de la vegetación y del clima. Hay que señalar que es un ecosistema propenso a quemarse, la vegetación produce material combustible, inflamable, de manera que altas temperaturas y vientos intensos más topografía accidentada establece por qué se quema con frecuencia", explica a MILENIO JALISCO.

¿Qué pasa cuando se incendia? "Una primera observación es que la vegetación que está ahí persiste, porque tiene plantas que les permite por su adaptación resistir el fuego, o que incluso el fuego produce condiciones favorables para su regeneración; los pinos tienen cortezas gruesas que les permiten aislarse del calor, como es el pino ocarpa, característico de la zona, que tiene conos que se abren al calor, y que lanzan la semilla tras el fuego; también hay una gran cantidad de pastos, de arbustos, de orquídeas, que se regeneran en lugares quemados. Entonces la vegetación tiene la capacidad de responder al efecto del fuego, pero esto no es uniforme, porque el fuego no quema parejo: hay área que no se incendian y otras que se incendian con distintos grados de severidad, y las respuestas varían".

(Las llamas que invadieron hace 15 días el área del cerro de San Miguel afectaron una superficie de 3,078 ha.)

Por ejemplo, en ese evento de hace dos semanas, "15 por ciento del área o no se quemó o se quemó con muy baja severidad; 60 por ciento se quemó con severidad baja, y en 25 por ciento se observa una severidad que va de mediana a alta; donde hay una afectación muy severa es en 1 o 2 por ciento del área, esto es, de 30 a 60 hectáreas, donde habrá qué valorar si amerita o no una intervención".

¿Cuándo se tendrá más precisión sobre el diagnóstico? "Tenemos que esperar a la temporada lluviosa para saber la respuesta; incluso en las áreas aparentemente más afectadas va a rebrotar la vegetación, sobreviven árboles ahí, y en otras áreas puede haber más mortalidad que ahora; en lluvias vamos a saber cómo respondió el incendio, no solo con imágenes de satélite, sino de medición en el terreno, para determinar el índice de árboles, de lo que esté rebrotando, el efecto en diversidad...".

¿Qué ha pasado en otros incendios? "Lo que nos dicen otros incendios en esas áreas es que brotan un montón de plantas, arbustos, nuevos árboles; la mayor diversidad no está en los árboles sino en el componente herbáceo, en alrededor de 800 a 900 especies de plantas, es decir, en el sotobosque, la mayor parte de ellas evolucionadas en un ambiente de incendios. Y se trata de una diversidad significativa: si comparamos a La Primavera (30 mil ha o 30 km2) con la Columbia Británica de Canadá (93.2 millones de ha o 932 mil km2, es decir, más de tres mil veces el tamaño de La Primavera), puedo decirte que La Primavera posee más especies de plantas vasculares; tenemos a las puertas de Guadalajara un área muy diversa que no es visualizada, ni apreciada como se debería; el bosque tiene capacidad de regeneración, este no es un desastre irremediable...".

De este modo, serán las lluvias el sinodal para determinar en dónde y cómo se requerirá intervención humana, o si lo prudente es dejar que la naturaleza haga su trabajo, sostiene Jardel Peláez.
Monitoreo constante

No será la primera ocasión que se haga en La Primavera. En 2017, con poco más de mil ha que se quemaron en la parte norte, contigua al fraccionamiento Pinar de la Venta, también se realizó el mismo trabajo en el terreno, y llegó a conclusiones similares: la resiliencia de los ecosistemas es altamente eficiente. Además, Jardel Peláez ha encabezado trabajos similares en zonas con un impacto más antiguo, particularmente, el megaincendio de 2005, que pasó por más de once mil ha, y el de 2011, que fue superior a ocho mil ha.

"Yo puedo apostar que la regeneración natural va a ser suficiente en la mayor parte de las áreas quemadas, basado en lo que hemos visto en otros años y en otros lugares, pero es aventurado decir algo así si no tienes estudios de campo, como hicimos el año pasado con el incendio de Pinar de la Venta, [...] por eso hemos insistido en la necesidad de adoptar una estrategia de manejo, por el papel que tiene el fuego en este ecosistema, y por la cercanía a una ciudad; cambiarían las cosas si estuviéramos en un lugar aislado, sería diferente el manejo; acá debemos considerar la fuerte incidencia de fuego desde la periferia por actividades económicas, y los problemas que significa el humo por el tema de la exposición de los habitantes a gases contaminados...".

(Hay vegetación que está diseñada para resistir incendios, alguna no se quema con el fuego)

- Sin duda es ecosistema adaptado al fuego, pero ¿no es una recurrencia demasiado frecuente, no podríamos hablar que hay un daño tan constante que se afecta la estructura del bosque, y degrada su genética?
- La frecuencia de incendios no afecta la calidad genética: el fuego mata a unas plantas y a otras no, es un tema de selección natural, está manteniendo a plantas que se adaptan a diferentes condiciones, lo que sobrevive ahí es porque periódicamente se quema; el problema con los incendios forestales no es tanto si se quema un lugar, sino la manera en que se quema; corresponde a lo que ha sido el régimen natural de incendios, en contraste con un área que se quemaba rara vez [las selvas secas de la costa] y que ahora empieza a tener incendios, ahí sí tenemos un problema [...] lo que puede pasar en algunas área de La Primavera es que la supresión de fuego en periodos largos ocasiona un incremento en el combustible que puede llevar a incendios más intensos y severos; entonces el problema no es de frecuencia, sino de severidad de incendios en lugares de alto combustible.

Por ende, concluye Jardel Peláez, "sería conveniente tener una estrategia basada en el conocimiento del fuego y cómo se comporta en el régimen de incendios; hay que ver cuál es el régimen de incendios apropiado, en áreas de esta naturaleza, no es lo mismo que se haga una quema prescrita en una zona de bajo combustible, en donde escoges las condiciones atmosféricas, a que tengan un incendios severo en un lugar donde se acumuló combustible, con una gran nube de contaminantes que se va a la zona metropolitana. Esa es la diferencia en el manejo del fuego, porque de 70 incendios que tengas en el área, uno se te mete, pero te causa problemas mayores por no hacer la prevención y el manejo necesarios".

El manejo de fuego es un proceso de todo el año, y desaconsejado en tiempos secos y de altas temperaturas, pero que tiene pertinencia en otras épocas, "por eso es esencial apostar por la capacitación, por el equipo adecuado, por la planeación, por el trabajo constante para mantener atendido el bosque".

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Claves

El incendio de San Miguel, uno de los más complicados en años

El incendio forestal del área del cerro de San Miguel, del 10 al 12 de abril de 2018, al suroeste del Bosque La Primavera, afectó una superficie total de 3,078 ha. "Del total de la superficie, 63.9% corresponde a bosque de encino-pino, 18.9% a bosque de pino-encino y el 17.2% restante a matorrales secundarios, pastizales y terreno agrícola. 43.6% del área quemada es propiedad del gobierno de Jalisco y 56.4% propiedad particular"

El incendio se originó en un terreno agrícola contiguo al límite sur del Bosque La Primavera, en el paraje denominado Latillas, cerca del poblado de Cuxpala. "Fue detectado por el vigilante de guardia (torrero) de la torre de vigilancia de San Miguel, cerca de las 15:00 horas del martes 10 de abril". El combate comenzó media hora después

Participaron las brigadas del organismo público descentralizado, y personal de Semadet, Conafor, los municipios, Protección Civil y el ejército. El apoyo aéreo llegó dos horas después del inicio del incendio. "Durante la noche se aplicaron contrafuegos, siguiendo el camino que rodea al cerro de San Miguel por el norte"

El combate se realizó "de una manera adecuada y efectiva, dadas las condiciones del terreno y el comportamiento del fuego. El área no se había quemado desde 2005 (hace 13 años) y presentaba una alta acumulación de combustibles forestales; la topografía es accidentada y el fuego se propagó a favor de la pendiente, en condiciones meteorológicas de vientos fuertes, altas temperaturas y baja humedad atmosférica"

(El humo que produjo la quema en La Primavera se vio en toda la ciudad)

Se logró, así, "contener el fuego en condiciones difíciles y de alto peligro para los combatientes, en un tiempo relativamente corto, evitando que se quemara una superficie mayor. Sí comparamos con los incendios de 2005 y 2012, el área afectada fue mucho menor que en aquellos años, lo que indica que ha funcionado mejor la colaboración interinstitucional; la superficie del incendio fue el 30% de la afectada en 2005"

El fuego "se propagó del área agrícola al interior de bosque, en un terreno con cobertura forestal densa, alta carga de combustibles forestales (30-40 toneladas por hectárea de combustibles superficiales], pendientes pronunciadas (30-60%) y relieve accidentado [...] favorecido por las condiciones de vientos fuertes del suroeste [comunes durante la tarde en esta época del año], alta temperatura atmosférica y baja humedad del aire. Los combatientes señalan que el viento levantó pavesas que encendieron focos secundarios, causando una rápida propagación del fuego"

En el estudio realizado en 2017, "sobre combustibles forestales y potencial de incendios, el área se clasificó como de peligro alto, con un potencial de incendios superficiales de 5 a 6 en una escala de 9 en bosque denso y de 8-9 en bosque abierto-pastizal. Se estimó una velocidad de propagación superficial de 11.8 m/min en pastizal-bosque abierto (modelo GS4) y de 1.8 m/min en bosque denso (modelo TL9), con longitud de la llama en el frente del incendio de 5.0 m y 1.2 m, respectivamente. Dadas las condiciones de combustibles, estado del tiempo y topografía, era predecible el desarrollo de un incendio intenso y difícil de controlar"

El fuego tardó unas 4.5-5 horas en llegar desde el punto de origen a la cima del cerro de San Miguel, a una distancia sobre el terreno 3,344 metros, "lo que indica una velocidad de propagación promedio de 12 m/min. Videos y fotografías tomadas durante el combate, indican que ocurrieron flamazos y estallidos, con llamas altas y propagación rápida cuando ocurrían ráfagas de viento y el fuego entraba a claros con pastizal alto. En estas condiciones no era posible hacer un combate directo del frente del incendio y la estrategia de meter contrafuegos a distancia fue apropiada para contener el fuego sin poner en riesgo a los combatientes"

Fuente: informe de Enrique Jardel Peláez, tras recorrido de campo del 12 de abril de 2018, con presencia de técnicos del OPD La Primavera, y de la Universidad de Guadalajara

SRN

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