domingo, 22 de abril de 2018

Cosío “se sometió” al presidente, advierte Dau


El ex alcalde de Guadalajara insiste en su calidad de “chivo expiatorio” por la “sumisión” del ex gobernador a los dictados del presidente Salinas

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

Enrique Dau Flores, uno de los personajes más polémicos de Jalisco en los años de la transición democrática, enemigo sottovoce del primer gobernador panista, Alberto Cárdenas Jiménez, pero colaborador cercano del segundo, Francisco Ramírez Acuña, sostiene que a Guillermo Cosío Vidaurri le faltó energía y atrevimiento para enfrentarse al poder del presidente Carlos Salinas de Gortari, quien a su juicio buscó con su detención un “chivo expiatorio” ante la manifiesta responsabilidad de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la tragedia del 22 de abril de 1992.

Es parte de la primera entrevista de siete que conforman un libro de reciente edición, “Testimonios sobre una herida abierta, ecos y voces a 25 años de las explosiones del 22 de abril de 1992 en Guadalajara”, del historiador Jorge Federico Eufracio Jaramillo, edición de El Colegio de Jalisco y Miguel Ángel Porrúa, presentado a la opinión pública apenas en noviembre pasado.

“Quizá nadie, salvo mi limitada conciencia, conozca plenamente mis empeños para intentar persuadir a quien fue mi amigo, el entonces gobernador del estado de Jalisco, Guillermo Cosío Vidaurri, de que respondiéramos en la forma debida a todos aquellos que por desgracia, habían sido terriblemente lastimados. Asimismo, confrontar al gobierno federal y a Pemex conforme a su culpabilidad, exigiéndoles que asumieran la responsabilidad que les correspondía. Lo hice después también en mi calidad de presidente municipal con licencia y lo continué intentando desde el mismo reclusorio al que me llevaron las falsas acusaciones que se me hicieron”, le dice al académico el hoy consejero del gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval Díaz.

El discurso respecto a su inocencia ha sido invariable desde su liberación a finales de 1992, tras 200 días de reclusión, junto con funcionarios del SIAPA y de Pemex, como presunto culpable de no haber desalojado la zona que voló en pedazos la mañana del 22 de abril. “Desde la mañana siguiente del día en que se me privó de la libertad, me levanté con una convicción. Llamé entonces al licenciado Cosío y le exigí que me explicara el acuerdo al que, era evidente, había llegado con el presidente Salinas de Gortari”.

Cosío envió al reclusorio a su secretario general de Gobierno y responsable de protección civil en el estado, Enrique Romero González. “…le mandé decir lo equivocado que estaba si creía que para Salinas era suficiente que yo estuviera en la cárcel. Estaba convencido, como ocurrió en efecto días después, de que el siguiente paso sería hacer de lado al propio gobernador […] le insistí en que rectificara esa actitud de sumisión casi absoluta al poder presidencial, tan propia de nuestra cultura política, y comenzara a tomar decisiones para recomponer las condiciones mínimas de gobernabilidad que merecía Jalisco”.

No hubo respuesta. “Debo reconocer que me topé con una pared infranqueable, pues lo que yo le sugerí, implicaba no solo despedir a su gran amigo, el licenciado Romero González, y una buena parte de su gabinete, sino además aceptar esa incómoda situación que el mismo había tolerado a sus hijos”.

Dau Flores parece referirse a los negocios a la sombra del poder que habían sido señalados a la parentela del gobernador, y que había enfrentado a Cosío Vidaurri con las elites locales en asuntos tan diversos como la seguridad pública, el manejo del presupuesto y el proyecto de El Purgatorio, un bombeo de más de 500 metros para traer agua a la ciudad que consideraban los líderes empresariales, empeñaría el futuro de Guadalajara por el costo de la tarifa eléctrica. Curiosamente, en este último caso, el promotor central había sido el mismo Dau Flores como secretario de Desarrollo Urbano y Rural (Sedeur). La segunda ironía es que 25 años después, está en construcción, y es la infraestructura más avanzada para dotar de agua a la metrópolis desde el río Verde.

“No pretendo escatimar ni un ápice la enorme gratitud que aún siento y conservo hacia la persona de Cosío Vidaurri, como el amigo y compañero que fue y a quien le debo la apertura de muchas puertas que me situaron ante la oportunidad más honrosa que ha representado para mí el servicio público: ser presidente municipal de mi ciudad. Pero ahora debo aceptar que la magnitud del desastre le hizo flaquear en su propia condición humana y lo rebasó, haciéndole perder esa capacidad de resolución y determinación que le llegué a conocer, reconocer y admirar a lo largo de muchos años”.

La noche del 16 de noviembre de 2017, cuando este libro fue presentado, se encontraron con pocos metros de distancia Dau Flores y Cosío Vidaurri. El ex gobernador, en silla de ruedas, sin perder su disciplina de priista de viejo cuño y su astucia política, aseguró que Dau Flores sigue siendo su amigo. Pero no hubo siquiera un apretón de manos, mientras el empresario del agua se abrazaba con el ex procurador de la república, Ignacio Morales Lechuga, que lo había exonerado de cualquier responsabilidad, no obstante las iras de una tercera en discordia: la histórica dirigente de los damnificados, Lilia Ruiz Chávez.

Desde 1992 se cortó la comunicación entre los dos políticos. Cosío Vidaurri recibió como premio a su disciplina la embajada mexicana en Guatemala. Dau Flores ni siquiera intentó retomar su cargo de presidente municipal, aunque la exoneración lo facultaba para exigirlo. En el fondo, los dos veteranos del viejo sistema fueron víctimas de lo que Dau reprocha a Cosío: la disciplina y el sometimiento al presidente de la república.

CLAVES

La tragedia del sector Reforma fue ocasionada por tres factores: el extremo calor de abril, el bloqueo del paso de agua del colector intermedio oriente hacia el río San Juan de Dios por las obras del tren ligero, y la presencia de millones de litros de gasolina desde la estación de La Nogalera, con presunción de robo de combustible de por medio

Si bien no existía aún el sifón de la Calzada Independencia y Javier Mina, ya había un efecto sifón provisional pues su construcción demandaba el desvío de las aguas del colector. Hubo señales de alerta por los riesgos, pero no fueron escuchadas

Fuente: http://www.milenio.com/region/22_abril-evitada-sector_reforma-aniversario-explosiones-milenio-noticias-jalisco_0_943105771.html

MC

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