martes, 2 de agosto de 2016

Desiertos avanzan sobre 26% de Jalisco



La Semadet y la Conafor construyen plantaciones con especies resistentes en Ojuelos, Jalisco, y Pinos, Zacatecas.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

En Jalisco, el avance del desierto es uno de los grandes desafíos ambientales, sociales y económicos, pues el proceso de desertificación (inducido localmente por acciones humanas) ha sido potenciado por el aumento de la temperatura global, lo que ha generado regiones con lluvia más errática y un declive en actividades productivas como la agricultura y la ganadería, lo que debe afrontarse porque los efectos sociales pueden ser drásticos: mayor presión sobre los recursos naturales, migración y desestabilización.

En 2013, la superficie en condición de semiárida en Jalisco ascendió a dos millones 119,419 hectáreas, “lo que representa 26 por ciento de la superficie estatal. Esta condición o zona hídrica se concentra en nueve regiones del estado”, pero fundamentalmente en tres regiones: Los Altos Norte (Lagos de Moreno) tiene 98 por ciento de su extensión en esas condiciones (838,363.49 ha); la región Norte (Colotlán), con poco más del 72.7 por ciento de su extensión, 756,555.61 ha, y Los Altos Sur (Tepatitlán), con poco más del 40.9 por ciento, esto es 270,992.62 ha, de acuerdo a un análisis del Instituto de Información Estadística y Geográfica del Estado.

Eso es el contexto que da trascendencia a un ambicioso proyecto de reconversión forestal que promueven la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) y la Comisión Nacional Forestal (Conafor) justamente en la región más desertificada, Los Altos Norte. A la fecha, medio millón de árboles de las especies mezquite (Prosopis laebigata) y pino prieto (Pinus greggii) ocupan un paisaje antaño agrícola y forrajero, pero que perdió sus capacidades productivas ante la reducción de las lluvias y el deterioro del suelo por el uso de agroquímicos. Es en Ojuelos, límite oriental del estado, donde comienza el gran desierto de Chihuahua.

La región es laboratorio del cambio climático; los registros de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) demuestran las lluvias erráticas y un pluviómetro que promedia en 470 milímetros en los últimos 30 años, un volumen del doble de la laguna de Torreón pero apenas 20 por ciento de lo que se precipita en Tabasco.

Hoy se han intervenido 500 hectáreas que producían maíz, en un claro intento de generar alternativas (adaptación) ante los irreversibles pero mitigables efectos del cambio climático. “La meta es que se pueda establecer cinco mil ha a más tardar en 2020; eso significa que vamos en 10 por ciento. Son dos especies ya adaptadas a la falta crónica de agua y que dan oportunidades de desarrollo a quienes se han asociado”, señaló la directora del Fideicomiso del Programa de Desarrollo Forestal del Estado (Fiprodefo), Gabriela López Damián.

Es un modelo de plantación comercial cuya supervivencia ronda 95 por ciento, fruto de “la adecuada preparación de la tierra y buen manejo”, ponderó la funcionaria. “La reconversión productiva en regiones altamente vulnerables ante la desertificación es de gran relevancia ya que además de generar ingresos económicos a los productores, se incrementa la biodiversidad y generan procesos a largo plazo para la adaptación ante los efectos del aumento de la temperatura promedio del planeta”.

El proyecto se realiza con un grupo de 17 productores, pequeños propietarios organizados con la meta de establecer, a mediano plazo, una unidad productiva forestal para la producción de diversos productos como pellets, goma, carbón, muebles, puertas, muebles así como forraje para bovinos. La superficie total es de 5 mil hectáreas, equivalente a la séptima parte del bosque La Primavera o unas 50 veces el bosque Los Colomos.

López Damián aseguró que el proyecto ha generado un gran impacto en la región al grado de que productores del municipio de Pinos, Zacatecas, se sumaron: este año incorporarán 300 hectáreas, con las mismas especies. Es la guerra contra el desierto, desigual pero necesaria.

---------------------------------------------------------------

Las especies

El mezquite (Prosopis laevigata), es una especie característica del desierto adaptada a las bajas precipitaciones y unos 50 días de heladas. “Además de ser un árbol multipropósito, ya que tiene valor forrajero para el ganado y se ha utilizado para producir carbón, leña, así como para elaborar partes de muebles y puertas de muy longeva duración, y se aprovecha su goma. El mezquite permite enriquecer el suelo a través de la fijación de nitrógeno y sirve para controlar la erosión”

En cuanto al pino prieto (Pinus greggii), “es una especie que se adapta bien a condiciones secas, bajas temperaturas, resiste heladas y sequias, al ser una especie que requiere poco mantenimiento y crecimiento rápido, se utiliza para reforestaciones con miras a obtener materia prima para madera de aserrío, celulósicos, generación de combustibles, postería y ornamental”

Fuente: Semadet / Fiprodefo


No hay comentarios: