jueves, 16 de octubre de 2014

Redensificar sin mejores servicios lleva al fracaso



Los ciudadanos ven con temor el modo en que se decide cambiar sus vidas, pero además, hay un exceso de “cuentas alegres” entre sus promotores.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

El concepto de redensificar es impecable, pero lo que sucede en Guadalajara demuestra que la mejor idea puede desvirtuarse: las zonas que ahora son laboratorio en el tema, como el centro, Providencia, Santa Tere y Chapultepec, no cuentan con mejor infraestructura y servicios que cuando alojaban menos población. Y esa es ruta segura al fracaso, señalan expertos consultados por este diario.

En respuesta a una solicitud de MILENIO JALISCO, cuatro expertos en urbanismo o desarrollo dieron su opinión sobre el controvertido plan de revertir la dispersión citadina que padece la ciudad y señalaron las debilidades ostensibles con que se aborda el tema: la tierra en las zonas centrales es cara, se pretende priorizar el margen de ganancia de los desarrolladores inmobiliarios y estos no invierten lo necesario para acondicionar la infraestructura a las nuevas realidades de una ciudad más compacta, además de que los servicios públicos (recolección de basura, seguridad, estacionamientos, transporte masivo) no han sido previamente mejorados.

“La gente se está yendo a la periferia y con ellos el presupuesto, y eso es perjudicial; se tendría que generar una estrategia más participativa para dar esos términos de manera real, de regresar la vida a las zonas centrales […] en un área metropolitana como la nuestra, habría que buscar una estrategia para ir creando zonas de expansión, núcleos donde cuentes con los servicios que requieres en términos de educación, trabajo, recreación; la redensificación no solo tiene que ir al centro, sino ir sobre corredores con servicios óptimos para que la gente encuentre allí lo que necesita sin necesidad de desplazarse demasiado”, señala el fundador del Instituto de Medio Ambiente y Comunidades Humanas de la Universidad de Guadalajara, premio Jalisco de la ciencia 2009, Arturo Curiel Ballesteros.

“Yo creo que las estrategias deben de ser como más creativas, la experiencia de Quito [capital de Ecuador] me parece interesante, porque ellos buscan ir generando condiciones de calidad; convocaron a intelectuales, artistas, con la idea no tanto de ir a una vivienda, sino de regresar la vida, y eso es algo clave”, añade.

Por su parte, el arquitecto y catedrático de la UdeG, Jorge Fernández Acosta, explica: “Redensificación no significa la simple aglomeración -y consecuente saturación- de personas en el mínimo espacio, y tal parece que así se ha entendido […] aunada a la carencia de servicios públicos, así como a la existencia de infraestructura insuficiente e incapaz de responder a la demanda de los insumos básicos como el agua, la energía o el transporte, la gente ha optado por no responder de manera positiva a la oferta para ocupar conjuntos de vivienda destinados a la sofocación del hábitat citadino”.

De este modo, “el fracaso de la redensificación, como intento de estrategia para mejorar las condiciones funcionales de la planta física de la ciudad y la calidad de vida de las personas”, se puede atribuir a su inadecuada socialización y a que no termina de responder a lo que los ciudadanos realmente necesitan.

Así, “se observa el desinterés por implementar esquemas financieros de verdadero beneficio final para las clases populares. Tal parece que los subsidios están dirigidos a favorecer a los desarrolladores y a las instituciones fiduciarias quienes trabajarían con el único afán de acomodar créditos anodinos -y usureros a largo plazo- sin procurar la garantía real de ofrecer vivienda digna y de calidad”.

Fernández Acosta refiere a un tercer aspecto, que “tiene relación con los usos del suelo  y la distribución sociodemográfica de la población”. Es decir, “no están habilitados los nodos y corredores de movilidad indispensables para el óptimo ejercicio de los desplazamientos. No hay evidencias de la conexión planificada de las áreas de vivienda con las zonas de trabajo o los centros educativos. Se experimenta una caótica dispersión de actividades y no se ha previsto un ordenamiento territorial acompañado de políticas transversales para sustentar la adecuada organización y vinculaciones urbanas hacia la creación de centralidades basada en temas como, por ejemplo, la calidad de la educación o la oferta laboral y, lo más importante, la transformación cualitativa de los hábitos, usos y costumbres para aprender a  hacer, usar y vivir mejor la ciudad”, lo que incluye la movilidad sustentable y masiva por encima del auto particular.

Además, “redensificar no quiere decir verticalizar la ciudad a priori. Es menester realizar estudios de impacto sociológico y demográfico para encontrar los elementos de identidad que permitan definir los conceptos apropiados para que la gente adopte un nuevo modelo de vivienda que de entrada le resulta ajeno”.

Jesús García Rojas, consultor urbanístico, destaca dos datos irónicos: son los centros los que reciben el mayor volumen de subsidios estatales a la vivienda, pero la gente sigue sin llegar. Lo otro es que el subsidio, ideado para apoyar a los más pobres, se concentra en estados de baja marginalidad, como Jalisco y Nuevo León. “La capacidad de negociación de los inmobiliarios y la respuesta gubernamental ha marcado esa torcida realidad”, subraya.

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IMEPLAN lo analiza

El desastre de la dispersión “es el resultado de una política, consecuencia de un gobierno que promovió la colocación de un número de viviendas entregadas, por encima de las calidades  que debieron de cuidarse […] estamos consolidando un sistema de información metropolitano, que de alguna forma nos indicará también cómo apoyar a los municipios, en el entendimiento de las características de lo social, de lo económico, de lo ambiental, relativo hoy al tema de la redensificación. Es parte del trabajo que estamos elaborando”, dijo ayer el director del Instituto Metropolitano de Planeación, Alberto Orozco Ochoa.

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