sábado, 18 de octubre de 2014

Día de Pobreza: censos, mentiras y clientelas



Más de 30 mil tapatíos y 120 mil en zona conurbada la padecen en extremo.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

El lugareño se acercó, y a grito abierto, llorando a raudales como protagonista de tragedia griega, denunció al mundo porque se había quedado sin lavadora tras los efectos desastrosos de la tromba que asoló a Oblatos y otras áreas del oriente tapatío, el último día de septiembre pasado, y no lo habían tomado en cuenta para la reposición de tan esencial artefacto doméstico.
El gobernador Aristóteles Sandoval se incomodó ante la presunta evidencia de que los de Desarrollo Social de Guadalajara no habían hecho bien la chamba de levantar el censo de los daños; “ayúdenlo”, les suplicó mientras trataba de atender los innumerables suplicantes que lo cercaban, cual coro de la homónima representación de Esquilo, el padre en el arte de llorar y sufrir en el tablado, de hace unos 25 siglos.

“Fuimos a la casa del vecino, y nos sorprendimos: la lavadora enterita, de lujo […] el hombre se enfureció cuando fue descubierto, y la tomó con la esposa, que no había hecho su parte para que les creyeran su desgracia”, narra un funcionario tapatío. Queda la anécdota, pero subraya un hecho inquietante: la pobreza extrema es un mal para más de 30 mil habitantes del municipio capital del estado, y arriba de 120 mil de la conurbación. Pero es también un negocio, montado desde un Estado clientelar que se limita al asistencialismo para cosechar en votos la resolución, siempre parcial, de las necesidades de los clientes, que no ciudadanos.

“Hemos insistido en la necesidad de cambiar esa visión, sé que se llevará mucho tiempo, pero se necesitan estrategias integrales para combatir de forma eficaz la pobreza”, señaló el titular de Desarrollo Social del municipio, Pedro de Alba Letichipía.

Este jueves fue el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, y sirvió de marco para un encuentro bajo el patrocinio del Consejo Consultivo de las Organizaciones de la Sociedad Civil y Derechos Humanos en el Municipio de Guadalajara. Se habló de pobres, de política, de cultura y de economía.

“La dinámica es muy simple: a una persona en estado de pobreza se le otorga un apoyo económico o en especie con el cual resuelve una necesidad inmediata. Pero al día siguiente sigue en ese mismo estado y su necesidad es exactamente la misma: sigue teniendo hambre, sigue sin empleo o enfermo. Si continuamos bajo esta dinámica asistencialista, vamos a seguir gastando millones y millones de pesos sin obtener resultado alguno para evitar la perpetuación del círculo de pobreza”, añadió el funcionario.

De Alba Letichipía cree que ese esquema caduco e ineficiente está cambiando; “estamos llevando a cabo un replanteamiento de las políticas sociales en todos los niveles de gobierno para orientar todos los esfuerzos hacia un mismo objetivo a través de la economía de esfuerzos y una transformación profunda de la manera en que se diseñan e implementan estas políticas públicas con el objetivo de que sus beneficios no sólo sean duraderos, sino permanentes”, aseguró.

Pero hay una inercia tremenda, reconoció. La forma de hacer política en esta ciudad y país sigue en lo clientelar, “tal vez necesitemos 20 años para cambiar todo”, aventuró. Coincidió con el otro ponente, Manuel Villagómez Rodríguez, en la necesidad de un cambio que permita a los emprendedores salir adelante con su esfuerzo, con créditos blandos y facilidades en trámites para montar negocios.

“El sistema económico del neoliberalismo,  libre mercado y la globalización de la economía se diseñaron  para concentrar la riqueza y generalizar la pobreza”, dijo Villagómez, exitoso empresario de la tortilla. Los ricos mexicanos son egoístas, añadió, “y se han opuesto al fomento del cooperativismo”, pese a que es el esquema para que todos los mexicanos estén en la formalidad y prosperen. “Estados Unidos y Canadá lo han hecho, pero nosotros, tristemente no”, explicó.

Por eso la persistencia del cliente pasivo, pedigüeño, que extiende la mano, y llora si hace falta, víctima inerme de desastres naturales y políticos oportunista. Pobreza, negocio de subsistencia, espectáculo posmoderno, más cerca de Mad Max y Elysium que de los hombres atormentados de Esquilo.

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