Las obras, indispensables frente al cambio climático, la seguridad alimentaria y energética, dicen cuatro expertos que trabajan para el Banco Mundial, la UICN, UNAM y la CNA; destacan urgencia de crear más infraestructura, pero también de informar bien a afectados y de minimizar los impactos ambientales
Ciudad de México. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO, edición del 15 de noviembre de 2010
En México, las grandes obras de infraestructura hidráulica siguen siendo indispensables porque en el contexto del cambio climático, la regulación del agua previene desastres; porque se debe enfrentar el problema de la seguridad alimentaria aportando agua a la agricultura, y porque la alternativa de energía hidroeléctrica es menos costosa ambientalmente que la termoeléctrica y menos polémica que la nuclear, siempre que se ligue a proyectos de energía solar y eólica en los que el país tiene alto potencial.
La cuestión es que la sociedad debe estar bien informada y a los afectados se les debe compensar sobradamente —máxime si serán desalojados y deberán cambiar su estilo de vida—, tareas que aparentemente no se están cumpliendo bien por parte de las autoridades que gestionan las obras.
En ello coinciden una consultora del Banco Mundial (BM), una funcionaria de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), un experto de la UNAM y un funcionario de la Comisión Nacional del Agua (CNA), quienes conversaron del asunto con Público en el contexto de la convención anual de la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento (ANEAS), que se realizó la semana pasada en la capital del país.
“Países como México tienen todos los problemas que hay en la gestión del agua: en algunas regiones, de agua insuficiente y en otros de demasiada agua; de agua de mala calidad […] pero en México el agua tiene la prioridad nacional que merece, y ese es el primer paso, el más importante, porque hay muchos países que no tiene la visibilidad política que necesita”, dijo la consejera senior del agua del BM, Julia Bucknall.
“ […] cuando se hacen grandes obras de impacto hay que tomar en cuenta todas las lecciones de los otros países que lo han hecho, y hay maneras de hacer las presas con mucho más sensibilidad que antes, donde se involucra la población afectada y ellos obtienen beneficios directos de esa obra, no es simplemente darles un poco de dinero para moverse; antes la electricidad era generada por la hidroeléctrica y pasaba por los techos de las personas afectadas, y eso nunca pasará más en todos los proyectos que financiamos nosotros, esas son lecciones importantes para minimizar efectos negativos”.
Explicó que las nuevas tecnologías son importantes para que sean mayores los beneficios que los perjuicios.
—¿Son viables aún las grandes presas?
—Depende del caso. A veces son viables y a veces no, pero la política del BM es que es en tiempos de cambio climático, es una opción que debería de investigarse; no podemos decir que eso esta fuera de la mesa, aquí debemos considerar todas las opciones.
—Pero el BM ya se había pronunciado sobre el asunto en su informe sobre represas…
—Sí, pero eso fue hace diez años, y en estos diez años la problemática del cambio climático se ha venido encima; lo que nosotros hacemos es investigar las posibilidades, y la más importante, que es minimizar los daños, que los beneficios se vayan a las personas afectadas, que sea algo que en general le de beneficios a la población, y minimizar los impactos ambientales también.
—¿En México es muy popular la percepción de que las grandes obras hidráulicas sacrifican a la población rural para beneficiar a las grandes ciudades?
—Eso es lo que hemos aprendido que no se debe hacer, y no puedo decir que no haya impactos, sí hay impactos, pero hemos aprendido a minimizar los impactos sobre la población pobre y traerle beneficios, somos un banco de desarrollo, no somos un banco financiero, y esa es una condición para financiar obras que nosotros ponemos.
—¿Y la situación de una gran obra hidráulica cuando se contrapone a los derechos humanos básicos?
—Hay muchos derechos humanos; uno es el derecho a la seguridad, otro a la seguridad alimentaria, hay un derecho al agua potable, y probar la viabilidad de una obra hidráulica es esencial para asegurarse de que hay los otros derechos también; lo que tenemos que hacer es un balance entre las diferentes necesidades y las seguridades, ninguna persona pobre que es afectada por las inundaciones o por la falta de agua o de energía dejará de ser beneficiada si hacemos la presa; y si podemos hacer una presa bien podemos proteger a más gente que son ahora afectados, podemos traer más beneficios…
—Los ecologistas señalan que en el primer mundo ya no se construyen presas…
—Sí, pero es porque ya las construyeron todas.
—¿Cómo ve esta lucha ecologista en contra de la construcción de presas?
—Es que es muy difícil, porque también el movimiento ecológico no quiere emisiones de carbono, y hay que balancear todo estos problemas; insisto, no hay una solución simple, sin daños, ninguna.
—¿Entonces una hidroeléctrica es mejor que una termoeléctrica?
—Sí, si sólo consideras a la atmósfera; pero si consideras otras cosas entonces no, es cuestión de balancear todos los diferentes impactos; en el BM tenemos que considerar la atmósfera, el agua, la pobreza, el desarrollo, la ciudad, la agricultura […] si se trata de balancear todo esto tal vez la mejor solución sea una presa. Un ejemplo: en muchos países que tienen recursos de energía solar y eólica, es mucho más fácil explotar esta posibilidad si tienes una hidroeléctrica también, porque cuando llueve no hay sol pero el agua fabrica energía, y viceversa; entonces tienes que balancear el sistema renovable mas fácilmente, y cuando hay escasez puedes abrir al cortina para que salga agua y eso ayuda también… hay que establecer un sistema.
—Pero México tiene muy pocos proyectos para aprovechar la energía solar y es un país con muchos días de sol, ¿no cree que habría que balancear con estos proyectos solares y no sólo presas?
—Ah sí, yo no soy especialista en energía, pero se tendría que considerar.
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Falta información real a la gente: fundador de la CNA
FERNANDO GONZÁLEZ VILLAREAL
Catedrático e investigador de la UNAM
“Nos hemos vuelto muy complicados para construir infraestructura”, dice el fundador de la Comisión Nacional del Agua (CNA), Fernando González Villarreal, quien es catedrático e investigador en la UNAM y responsable del proyecto de manejo de agua en la casa de estudios.
“Yo creo que necesitamos retomar el ritmo de construcción hidráulica en serie, más plantas para tratamiento, la reposición de una buena parte de las redes del drenaje que ya están obsoletas, nuevas presas, nueva infraestructura hidráulica que requiere el país”.
—¿Qué pasó, por qué fue que dejamos de construir todo lo que se necesitaba?
—En parte fue por la crisis económica que se nos vino, y en parte por una mala orientación de la política publica […] hay personas que piensan que no debería de construirse más infraestructura, copiando a otros países que ya construyeron toda su infraestructura, como Estados Unidos, que tiene regiones con diez veces más presas de las que tenemos nosotros, entonces la copia de ese tipo de sistemas me parece que es otro factor.
—¿Esto tiene que ver con el discurso ecologista que señala que una presa afecta un sistema viviente, incluidos seres humanos?
—A eso me refería […] tenemos que poder informar a los ciudadanos de manera más clara; es un reto muy importante hacer un balance entre el agua que necesitamos para el desarrollo alimentario, energético, industrial, urbano, y el agua que requieren los ecosistemas; se requieren hacer desarrollos metodológicos que integren todo esto, pero la población tiene que entender que eliminar algunas opciones tiene sus costos, y hasta ahora hemos sido incapaces de poder trasladar estas dificultades a estos costos; si por ejemplo yo cancelo la oportunidad de hacer una presa para abastecer una ciudad, esto va a implicar costos mayores, y la población debe saber que la alternativa puede ser mucho más cara, y yo no creo que estén dispuestos a pagarla si se les informa correctamente; probablemente esta información la debemos de producir de manera más objetiva nosotros y ustedes difundirla en una forma mas proactiva, para que la sociedad se informe de forma correcta.
—Muchas veces los gobiernos cuando promueven este tipo de obras parece que quieren quedar bien con la población al decirle ahora vas a poder usar hasta 300 litros diarios, y no hay la enseñanza de la necesidad de ser racional con el uso del recurso…
—Todos los gobierno buscan hacer un bien a la población, por definición; el problema que yo veo es que a veces no se evalúa de manera sustentable, yo le puedo dar una solución rápida a la gente y en poco tiempo esos recursos agotarlos, y este también es un problema de información publica: la sustentabilidad cuesta. (AC)
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Catedrático e investigador de la UNAM
“Nos hemos vuelto muy complicados para construir infraestructura”, dice el fundador de la Comisión Nacional del Agua (CNA), Fernando González Villarreal, quien es catedrático e investigador en la UNAM y responsable del proyecto de manejo de agua en la casa de estudios.
“Yo creo que necesitamos retomar el ritmo de construcción hidráulica en serie, más plantas para tratamiento, la reposición de una buena parte de las redes del drenaje que ya están obsoletas, nuevas presas, nueva infraestructura hidráulica que requiere el país”.
—¿Qué pasó, por qué fue que dejamos de construir todo lo que se necesitaba?
—En parte fue por la crisis económica que se nos vino, y en parte por una mala orientación de la política publica […] hay personas que piensan que no debería de construirse más infraestructura, copiando a otros países que ya construyeron toda su infraestructura, como Estados Unidos, que tiene regiones con diez veces más presas de las que tenemos nosotros, entonces la copia de ese tipo de sistemas me parece que es otro factor.
—¿Esto tiene que ver con el discurso ecologista que señala que una presa afecta un sistema viviente, incluidos seres humanos?
—A eso me refería […] tenemos que poder informar a los ciudadanos de manera más clara; es un reto muy importante hacer un balance entre el agua que necesitamos para el desarrollo alimentario, energético, industrial, urbano, y el agua que requieren los ecosistemas; se requieren hacer desarrollos metodológicos que integren todo esto, pero la población tiene que entender que eliminar algunas opciones tiene sus costos, y hasta ahora hemos sido incapaces de poder trasladar estas dificultades a estos costos; si por ejemplo yo cancelo la oportunidad de hacer una presa para abastecer una ciudad, esto va a implicar costos mayores, y la población debe saber que la alternativa puede ser mucho más cara, y yo no creo que estén dispuestos a pagarla si se les informa correctamente; probablemente esta información la debemos de producir de manera más objetiva nosotros y ustedes difundirla en una forma mas proactiva, para que la sociedad se informe de forma correcta.
—Muchas veces los gobiernos cuando promueven este tipo de obras parece que quieren quedar bien con la población al decirle ahora vas a poder usar hasta 300 litros diarios, y no hay la enseñanza de la necesidad de ser racional con el uso del recurso…
—Todos los gobierno buscan hacer un bien a la población, por definición; el problema que yo veo es que a veces no se evalúa de manera sustentable, yo le puedo dar una solución rápida a la gente y en poco tiempo esos recursos agotarlos, y este también es un problema de información publica: la sustentabilidad cuesta. (AC)
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Resistencia se origina ante poca difusión de beneficios, dice UICN
ROCÍO CÓRDOBA MUÑOZ
Coordinadora de la unidad de Gestión del Agua para Mesoamérica de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
Coordinadora de la unidad de Gestión del Agua para Mesoamérica de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
“Yo pienso que la resistencia a las obras de infraestructura se debe principalmente a la falta de difusión de la información y la falta participación social, que la gente sepa cuáles son los beneficios y cuáles son las consecuencias”, opinó Rocío Córdoba Muñoz, miembro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en Mesoamérica.
“No podemos detener el desarrollo, pero sí podemos llegar a un equilibrio; muchas veces no se le informa a la gente de qué se trata la obra, cuánto va a abarcar, cuál es el beneficio, y simplemente lo que la gente ve son las desventajas, al grado que se debe movilizar, porque va a perder parte de su tierra, o va a llegar el agua a otros beneficiados, pero no ellos precisamente. La recomendación sería abrir una discusión pública, tener la participación de todos los sectores, transparente y abierta en todo lo que se va a hacer, hacer evaluaciones de impacto ambiental y de impacto social, que la empresa que hace la obra y la organización realmente los tome en cuenta”.
—El argumento opositor a las obras dice que no se hacen ya presas en otros países…
—Bueno, sí se siguen haciendo en otros países, lo que sucede es que tienen otras dimensiones; si hablamos de países más pequeños no tienen tantas consecuencias como las tienen las obras que son muy grandes; el principal argumento es que tiene que haber una evaluación de los impactos que van a tener esas obras, de manera que se logre una forma sostenible para que beneficien al desarrollo y al mismo tiempo la conservación.
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Comunicación puede estar fallando: CNA
FELIPE ARREGUÍN CORTÉS
Subdirector técnico de la Comisión Nacional del Agua
Subdirector técnico de la Comisión Nacional del Agua
La oposición a la edificación de presas “es un movimiento a escala mundial, que nació en Europa, antes de que nosotros estuviéramos preparados: en Europa ya terminaron con toda su infraestructura y en Estados Unidos también, e incluso se dan el lujo de hacer todo un espectáculo y vuelan pequeñas presas, las dinamitan, pero nuestro país no está en esa situación”, advierte el subdirector técnico de la Comisión Nacional del Agua, Felipe Arreguín Cortés.
“No es que un ingeniero un día despierte y diga, hoy voy a hacer un presa, o de que se nos ocurra hacerla por hacerla; siempre es una necesidad de la sociedad, y lo sabemos. Allá en Guadalajara se necesita el agua, al igual que todo el país, para beber, para regar o para generar energía; entonces tenemos que hacerlo, buscarlo de un manera equilibrada, que puedas satisfacer a los usuarios y a los posibles afectados”. El funcionario admite: “A lo mejor en lo particular estamos fallando nosotros, las autoridades, para comunicar qué es lo que pasa, y es muy difícil comunicar porque por ejemplo, a una gente que se le va a afectar le decimos, oye, tenemos que moverte de este lugar, es por el bien del país y para generar energía eléctrica o agua que va a servir a 20 kilómetros de aquí, y no lo entiende, pero tenemos que ser capaces y sobre todo pagar lo justo para que puedan vivir en otras condiciones”.
—¿En esta perspectiva de cambio climático y de posibles desastres, esto no obliga a pensar que los programas de infraestructura no sólo para desarrollo, sino para regulación de avenidas y prevención?
—Sin duda, tenemos que comenzar por revisar lo que ya tenemos construido, es decir, si en algunas zonas va a llover más y en otras menos, es obvio que tenemos que revisarlo; debemos pensar con estos nuevos criterios qué vamos a hacer a futuro, y no tengo la menor duda que hay que rediseñar y hay que revisar mucha de la infraestructura ante los efectos el cambio climático, ya es algo que ahorita estamos viviendo, tal vez no en todos los casos tenemos el soporte científico para justificarlo, pero en los datos yo les señalaba que ahora esta lloviendo más intensamente, y este es un dato duro, no hay de otra, entonces sí tenemos que prevenirnos.
“No es que un ingeniero un día despierte y diga, hoy voy a hacer un presa, o de que se nos ocurra hacerla por hacerla; siempre es una necesidad de la sociedad, y lo sabemos. Allá en Guadalajara se necesita el agua, al igual que todo el país, para beber, para regar o para generar energía; entonces tenemos que hacerlo, buscarlo de un manera equilibrada, que puedas satisfacer a los usuarios y a los posibles afectados”. El funcionario admite: “A lo mejor en lo particular estamos fallando nosotros, las autoridades, para comunicar qué es lo que pasa, y es muy difícil comunicar porque por ejemplo, a una gente que se le va a afectar le decimos, oye, tenemos que moverte de este lugar, es por el bien del país y para generar energía eléctrica o agua que va a servir a 20 kilómetros de aquí, y no lo entiende, pero tenemos que ser capaces y sobre todo pagar lo justo para que puedan vivir en otras condiciones”.
—¿En esta perspectiva de cambio climático y de posibles desastres, esto no obliga a pensar que los programas de infraestructura no sólo para desarrollo, sino para regulación de avenidas y prevención?
—Sin duda, tenemos que comenzar por revisar lo que ya tenemos construido, es decir, si en algunas zonas va a llover más y en otras menos, es obvio que tenemos que revisarlo; debemos pensar con estos nuevos criterios qué vamos a hacer a futuro, y no tengo la menor duda que hay que rediseñar y hay que revisar mucha de la infraestructura ante los efectos el cambio climático, ya es algo que ahorita estamos viviendo, tal vez no en todos los casos tenemos el soporte científico para justificarlo, pero en los datos yo les señalaba que ahora esta lloviendo más intensamente, y este es un dato duro, no hay de otra, entonces sí tenemos que prevenirnos.
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