miércoles, 13 de febrero de 2019

Hay muertos que hacen ruido en El Ahogado


Agustín de Castillo/Guadalajara-NTR

El niño Miguel Ángel López Rocha bajó del fraccionamiento La Azucena, de El Salto, a la corriente de El Ahogado, tributaria del río Santiago, los primeros días de febrero de 2008, y se sumergió en sus aguas. El 13 de febrero fue declarado muerto por falla orgánica múltiple derivada de la presencia masiva de arsénico en su organismo, presumiblemente consumida en la corriente maloliente. Desde entonces, no ha podido descansar.

Las aguas en las que chapoteó estaban fuertemente contaminadas: 430 mil NPM (literalmente: número más probable) de coliformes fecales por 100 mililitros; 0.558 miligramos por litro (mg/l) de fierro; 13.75 mg/l de grasas y aceites; 0.0127 mg/l de arsénico (sustancia que según el forense tuvo que ver con la muerte del menor); 116.4 mg/l de demanda bioquímica de oxígeno (DBO5), y 247 mg/l de demanda química de oxígeno (DQO), son los parámetros que midió entre el 10 y el 11 de febrero de ese año la Comisión Estatal del Agua (CEA), y que fueron analizados por un laboratorio acreditado.

Se omitió el análisis de las sustancias activas al azul de metileno (SAAM, o sea, detergentes): la espuma que flotaba como fantasma entre hedores insoportables. Otro componente de ese estudio permite un buen resumen de la situación del río en febrero de 2009: cero oxígeno disuelto. Es decir, la gran cantidad de materia orgánica que transportaba demandaba oxígeno en el agua muy por encima de la disponibilidad de la corriente fluvial (es lo que los hidrólogos y ecólogos denominan capacidad de carga; los parámetros que miden ese fenómeno son el DBO y el DQO). Esa carencia es permanente y es la explicación de por qué no sobreviven los organismos más complejos, como peces y moluscos.

Los metales identificados provienen de los desarrollos fabriles mal controlados de toda la cuenca: desde el corredor industrial de El Salto hasta las zonas de Las Pintas y Agua Blanca. Otras sustancias pueden derivar de los mismos procesos industriales, pero también tienen presencia en el manto geológico que ha sido socavado por miles de años con el recorrido del río. Con la sobreexplotación del acuífero de Toluquilla para abastecimientos humanos, su presencia en el agua potable se ha convertido en un problema de salud pública en Tlajomulco, Tlaquepaque y El Salto.

UNA TRAGEDIA

La muerte del niño es desde entonces un escándalo. Echó a andar un proceso de denuncia pública y de preocupación por sus costos políticos para las autoridades. Esto derivó en la famosa macrorrecomendación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ), 01/2009, a raíz de la cual el gobierno del estado redefinió un polígono de alta fragilidad ambiental (pofa) que había sido decretado en 2007 para el tema de la calidad del aire: sería el territorio a atender para restaurar el ambiente de la región.

El activo más importante creado fue el saneamiento: la planta de El Ahogado entró en operaciones en mayo de 2012. En marzo de 2014 se reportaba un tratamiento de 2 mil 70 litros por segundo de aguas negras, no industriales. El problema es que la ciudad no ha dejado de crecer y ese sistema está ampliamente rebasado. Los vecinos de Azucenas señalan que el agua está “igual de mala” que cuando murió el niño.

Raúl Muñoz, presidente del Comité Ciudadano de Defensa Ambiental de El Salto, destaca que mientras el planteamiento permita la impunidad de algún sector, no tiene futuro la protección efectiva de los niños como Miguel Ángel y los adultos.

“Tenemos que invitar a los industriales, no pueden quedar fuera, pero también al mismo tiempo a todos los Municipios, no se puede hacer caso omiso del artículo 115 constitucional, que se les mandata desde la reforma del 92, a que traten sus aguas. Dirán que cuesta mucho dinero, pero necesitan enseñarse a ser gestores de recursos, acompañados con sus diputados locales y federales,  para poder lograr estos recursos a nivel federal, para que puedan construir sus propias plantas y de manera integral, ir metiendo a todos en cintura. Sobre todo, sabemos que el tema de los industriales es muy importante, y es el más preocupante, porque se necesita mano firme por parte del gobierno federal, pero creemos que mientras no exista un discurso donde se homologuen los tres niveles de gobierno y trabajen juntos, va a ser muy difícil”, considera.

13 de febrero de 2019, 11 años después. La muerte de un niño que simboliza una lucha ambiental, no termina de potenciarla.

Las realidades en la zona

El caso de El Salto es uno de los expedientes más observados por organismos internacionales como la ONU y el Tribunal Latinoamericano del Agua

En noviembre de 2016, la organización ecologista Greenpeace, apoyada en diversas asociaciones locales de la zona de El Salto, y un grupo de científicos, presentó un estudio de la calidad del agua en la cuenca de El Ahogado, entre la descarga de la planta de tratamiento de alta tecnología que opera desde 2012 y la desembocadura hacia el río Santiago

El análisis demuestra que el problema de residuos de las grandes ciudades es muy complejo y no se puede resolver simplemente con tratamiento de aguas negras y con el control de metales emitidos por actividades fabriles. Las muestras se levantaron en enero de 2016

Con el análisis “se identificó una amplia gama de sustancias químicas orgánicas y metales pesados, lo que exhibe los pobres resultados que ofrecen soluciones paliativas como las plantas de tratamiento en lugar de atacar el problema de fondo: la descarga de sustancias tóxicas en el agua”

La presencia "de ciertas sustancias químicas hace evidente que exista una preocupación para el medio ambiente y para la salud humana ya que estas escapan del tratamiento de la planta El Ahogado y por su naturaleza son altamente tóxicas”, concluye el informe

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