viernes, 15 de febrero de 2019

Guadalajara 477, poder, trafico de influencias e imaginación


Agustín del Castillo/Guadalajara-NTR

Mucho se ha dicho que el gran poder de tres décadas ejercido por el líder indiscutido del grupo de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Raúl Padilla López, nace del reconocimiento de sus enemigos. “Si ustedes imaginan, es decir, tienen la imagen de que es poderoso, entonces se hace realidad: sí es poderoso”, le dijo un colaborador al gobernador priísta Carlos Rivera Aceves, el primero que debió hacer frente a los amagos del entonces rector, con quien se enfrentó por el tema del presupuesto y el de la autonomía universitaria. En ambos casos ganó el ex líder de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG).

El caudillo universitario de raíces alteñas, hijo de un ex secretario estatal de los tiempos del desarrollo estabilizador, fue especialmente astuto para enfrentar el bisoño gobierno panista de Alberto Cárdenas Jiménez, a quien como diputado le torpedeó el crédito japonés para abastecimiento y saneamiento de la ciudad pese a no contar más que con otro compañero de bancada del naciente Partido de la Revolución Democrática (PRD). Tuvo la gran habilidad de movilizar a la mayoría priísta –los tricolores habían recuperado el control legislativo en las elecciones de 1997–, y de contar con un valioso y dialogante académico como rector y sucesor: Víctor González Romero, una especie de policía bueno que era bien visto por el equipo de Cárdenas Jiménez. Esos años de transición lo consolidaron.

Para muchos tapatíos, el papel del grupo UdeG ha sido de contrapeso a la histórica huella de una clase empresarial conservadora y de visión de cortoplazo muy ligada al arzobispo en turno. En el imaginario, es una visión fuertemente legitimadora. Y si se revisa el papel de otros grupos, todos tienen su “relato” de justificación.

ES UNA RELACIÓN

A partir de los mitos se puede bajar a la realidad: el poder es una relación. “El poder en la ciudad se ejerce por varias vías, de pronto complementarias. El poder de lo tapatío tradicional, lo que llamo de los apellidos con puestos, que parte de la tradición, pero también del poder económico y del poder de ‘picaporte’, es como su derecho natural a ser interlocutores del poder político”, señala un reconocido observador de la política local.

“Este tipo de poderosos moldean la ciudad, dictan sobre la educación, que suelen confundir con la moral y, en mucho, sostienen el esquema de castas, merced a esa esclavitud que ponen en práctica: la de la familiaridad, la que prodigan como si dieran bonos a sus empleados, a la gente del común, que debe agradecer que condesciendan a tratarlos como de la familia.  En términos económicos privilegian la tasa de retorno expedita y con altas tasas; de este modo, la ciudad padece su cortoplacismo”, agrega.

En cuanto al poder político, acepta ser parte del juego de los apellidos compuestos: Alfaro y Aranguren: como los burgueses enriquecidos que adquieren credenciales nobiliarias en la Francia revolucionaria, a la Balzac y la Stendhal. “Aunque trate de mostrar, en dónde puede, de lo que es capaz: sindicatos, reglamentos, leyes. Es raro que se niegue a que el presupuesto sirva de capital semilla de negocios privados, y no pocos de quienes han detectado este poder han tratado de impulsar, a dieta de erario e influencia en el gobierno, grupos económicos nuevos que disputen a los tradicionales, que suelen cerrar filas. La ciudad es el campo de batalla y el resultado es la anarquía que la ha desfigurado, ninguno de los contendientes se ha detenido a pensar en ella como continente de vidas, de culturas: es ubérrima fuente de dinero, nada más; y para los poderosos políticos, momentáneo acceso a un Olimpo que cuando su periodo termina, los desprecia”, puntualiza.

“¿Valdrá la pena reparar en la rauda forma en que el ex gobernador Aristóteles Sandoval, apenas en retiro desde diciembre, ha perdido poder? ¿La salida de su padre Leonel del Poder Judicial, al que mangoneó por seis años, no lo expresa de forma nítida?”, cuestiona un viejo político en retiro.



EL ‘GANGSTERISMO’

El corto plazo se expresa mejor en negocios inmobiliarios, porque otro tipo de actividades productivas requieren paciencia y sacrificios. No es casual que esas fortunas se labren de un sexenio a otro con negocios de urbanización. El culto a la ganancia rápida quizás sea también la que explica la facilidad con que los capitales del crimen logran asentarse en la ciudad. En realidad, apunta un reputado politólogo, Guadalajara naturalizó el gangsterismo desde muchas décadas antes de Rafael Caro Quintero.

“Los que estudiamos en los años de la FEG, recordamos que los autos con placas HVW eran pasaporte de impunidad, estaban asignados a los líderes estudiantiles y hacían lo que querían […] era tan raro que se les quiso copiar en otros estados, pero no pudieron. Solamente el gobernador Flavio Romero de Velazco les topó. Y vea el caso de las mafias sindicales, don Helio y don Porfirio, hoy en la rotonda -aunque apenas leían-, les paralizaban la ciudad a Orozco Romero y Álvarez del Castillo, con esto quiero decir que la criminalidad tiene carta de naturalización”, sostiene.

Justamente, el tráfico de drogas, el gangsterismo estudiantil, los golpes sindicales y los paros camioneros, la irrupción guerrillera y la criminalidad común ocurrían ante los ojos de la Policía Secreta y eran completamente tolerados, mientras se mantuvieran bajo ciertos márgenes. El papel del poderoso “policía del régimen” Javier García Paniagua y sus herederos es aquí parte esencial de la explicación. Pero es cierto: a un Estado eficaz en la administración de la violencia ha sucedido una anarquía expresada con claridad en los narcobloqueos que periódicamente siembran terror en las periferias de la ciudad.

Aun así, ni siquiera el poder de Nemesio Oseguera, El Mencho, y su Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) es indiscutido. “El Cholo, Carlos Enríquez Sánchez Martínez, se le rebeló en la zona de El Salto y Tlaquepaque, y por eso estos días han salido tantos muertos”, revela un reportero de nota roja en este febrero del aniversario 477 de una ciudad desbordada.

El poder sindicado

Cámaras empresariales: Coparmex, CCIJ, Careintra, Consejo Regulador del Tequila, Canaco

Sindicatos: FTJ (CTM), CROC, FROC, CROM

Clerecías: Iglesia católica, parroquias, Opus Dei, Legionarios de Cristo, masones, La Luz del Mundo, iglesias evangélicas y protestantes

Universidades: UdeG, ITESO, Univa, Tec de Monterrey, UVM, Univer, UAG, UP

Moldean a la metrópoli

Un reconocido personaje de la política local, quien pidió no ser identificado, considera que personajes como Raúl Padilla “moldean la ciudad, dictan sobre la educación, que suelen confundir con la moral y, en mucho, sostienen el esquema de castas”

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