En esencia, es un pacto de silencio. ¿Cómo puede ser la coexistencia en una comunidad de “gente decente”, con quienes andan en el robo de ductos? “Es la misma gente del pueblo. Por eso nadie dice nada: no puedes comentar ese tema en público porque no sabes quién te está escuchando. Todos se conocen, los campesinos andan en sus siembras, sus hijos o sobrinos andan de huachicoles. Y aunque son unas cuantas familias que se identifican bien en el pueblo, si te escuchan diciendo algo de ellos así te anda yendo, mínimo un levantón, una golpiza, o de plano nomás te desaparecen y ya…”.
El señor F. es un ejidatario cuarentón de una comunidad rural cercana al Circuito Sur, ese libramiento carretero deteriorado pese a tener apenas 10 años de construido, que atraviesa Tlajomulco y se interna en Tala. Nervioso, admite hablar con el reportero porque ya lo ha visto por la zona y porque hay un compromiso de que no será públicamente identificado. El riesgo sería descomunal para su sencilla existencia y la de los suyos.
Su muy directo testimonio permite ligar esta actividad a otros delitos distintos que padecen los poblados de la que, para efectos de esta historia, podemos llamar la región huachicol de Jalisco: asesinato, desaparición de personas -temporal o permanente-, inhumaciones clandestinas, riña, lesiones, agresiones, cohecho y extorsión, corrupción de menores y tráfico de estupefacientes, para enumerar algunos tipos contenidos en ese prodigioso y polisémico diccionario de la vida cotidiana que es el Código Penal.
“Por eso nadie habla aunque todos lo sepan, quién anda y quién no, porque son muy descarados los que se meten al negocio, muy fanfarrones, así que prácticamente todo el pueblo sabe quiénes son…”, agrega mientras se limpia con un maltrecho paliacate los sudores copiosos que bajan por sus sienes. Estuvo cazangueando maleza toda la mañana en su parcela, bajo un Sol que ya calienta como si el invierno fuera más irreal que la presencia, por estos atribulados rincones de la patria, de los agentes de la Policía y del Ministerio Público.
Si sigues “la regla de oro” del silencio, de forma estricta, puedes aspirar a “llegar a viejo”, reflexiona el campesino, que si bien llegó hasta primero de prepa, jamás leyó Los trabajos y los días del primitivo poeta griego Hesíodo, aunque parece recitarlo. Será que en muchas comunidades más o menos tradicionales, la modernidad ha sido intermitente: el arte de matar y las redes sociales, por ejemplo, se encuentran muy entrados en el siglo 21, pero los que mandan son tan arbitrarios como señores feudales. Un texto menos arcaico que el del milenario poeta heleno, la Constitución, dice: “Artículo 40. Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”. Pero no hay que confundirse: ante la ausencia del Estado, esas son palabras aún más remotas que los 2 mil 700 años del poeta de Beocia.
El pacto de silencio se observa por todos los recovecos de esta región formada de valles agrícolas con alta productividad sobre todo en maíz, trigo y sorgo, lindada por montañas más o menos escarpadas que sirven de refugio cuando el combate contra el robo de hidrocarburos arrecia. En ocasiones, la milicia y la ahora Fiscalía General de la República (FGR) dan golpes más duraderos. Por ejemplo, las planicies dominadas por los ires y venires del río Zula, en Tototlán.
En agosto de 2018, hubo un gran operativo de la Secretaría de Marina para liberar ranchos de la opresiva presencia del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), grupo criminal que a su vez se había apoderado del predio de El Refugio, el cual un año antes pertenecía a una familia dedicada al huachicol y al asalto de tráileres. Parece que todo se detonó en una fiesta con banda en Ocotlán donde corrió el alcohol y dos adolescentes de ambos bandos se enfrentaron, se golpearon… y envenenaron la relación entre los padres, machos bragados para más señas. Los justicieros del CJNG hicieron un operativo paramilitar de película y provocaron la huida del empresario de lo ilegal. Fue un año pesado para quienes trabajan la zona con los ganaderos y agricultores.
“En cada venida me encontraba camionetas con hombres armados y encapuchados, me detenían, me preguntaban a dónde iba, me marcaban tiempo para que regresara sin dilación”, revela el médico A., un extensionista ganadero que ha transitado por años la zona. La Marina golpeó al cártel y se distendió la región. Hace seis días, cuando el médico A. regresó con sus clientes, pudo ver halcones -el típico adolescente de mirada pretendidamente torva, con radio, cachucha y lentes oscuros- apostados a la vera de los caminos, pero lo interpreta como un método de defensa, pues desde que se desató la guerra contra los huachicoleros, el 28 de diciembre, los soldados son presencia cotidiana.
“Por si las dudas, hago mi chamba y me voy; nunca sabes lo que puede pasar si te confías de más”, añade el médico A.
El problema es que muchas veces, las bandas se refugian hacia las montañas. Tanto en la sierra Cóndiro Canales, entre Tototlán, Ocotlán y Atotonilco, como en Ahuisculco, un corredor montañoso que comunica al bosque La Primavera con la sierra de Quila, en donde se ubican casas de seguridad, vehículos con paramilitares que vigilan brechas. En la zona de Las Navajas, cerca de Ahuisculco, hubo un accidente con dos decesos en el combate de un incendio forestal en abril de 2017. Los combatientes se toparon con una gavilla de huachicoleros refugiados, y aunque no hay elementos que acrediten una acción directa, no se pudo clarificar el modo en que se originó el fuego ni la complejidad que asumió el combate ante la cercanía de los presuntos sicarios.
“Cuando vemos camionetas con bidones de gasolina de plano abrimos los vidrios para que nos vean, de ese modo, sabiendo que no tenemos nada que ver con el combate al huachicol, simplemente nos dejan pasar”, sostiene un brigadista forestal sobre la situación.
En Cóndiro Canales también abundan las casas de seguridad. “En las carreteras del sur mucha gente vende gasolina, pero la sierra es tranquila, salvo porque se refugian en ella”, advierte un activista social de la zona.
Un agricultor de Zula, el señor G, no quiere hablar mucho del asunto. “Todos sabemos que hay comunidades que casi enteras se dedican a esto, pero mis vecinos y yo no”, apura su testimonio.
¿Sirve para algo el anuncio de apoyo anunciado por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para que las comunidades abandonen la ilegal y cada día más peligrosa profesión de ordeñar ductos? Tanto el diputado federal por la zona Ciénega, Absalón García Ochoa, ex alcalde de Ocotlán, como el presidente municipal de Tototlán, Sergio Quezada Mendoza, consideran que si no se trata de una estrategia de desarrollo social y se limita a repartir dádivas (en referencia al plan de desarrollo para el bienestar para comunidades por donde pasan ductos de Petróleos Mexicanos que son afectadas por el huachicol), el mensaje será pésimo para esa mayoría silenciosa que sólo observa la impunidad del delito y sus derivados.
Son sus vecinos, a veces sus hijos, sobrinos o compadres. La economía dinamizada por el hidrocarburo repercute en las ventas del tendero de abarrotes, en la compra de enseres agrícolas, en el contrato de seguros, en el pago de los impuestos, en la construcción de casas, en la venta de servicios de Internet o cable, ad nauseam. Por eso, el pacto de silencio, que a cierto nivel iguala delincuentes con pacíficos, parece una cadena difícil de romper.
PELIGRO. En Tlajomulco se han localizado ordeñas en zonas habitacionales.
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Reciente
La Fiscalía General de la República informó el 25 de enero que se localizaron nueve tomas clandestinas en distintos puntos. Las ordeñas se encontraron en el ejido de San Agustín, Tlajomulco; en las comunidades de La Paz y Coyotes, en Zapotlanejo, y en San Isidro Mazatepec y San Juan de los Arcos, en Tala
En 2018
La mayoría de las ordeñas encontradas en Jalisco durante el año pasado se registró en Tlajomulco de Zúñiga, pero también en:
Tala
Juanacatlán
Zapopan
El Arenal
Zapotlanejo
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FRASE
“Por eso nadie habla aunque todos lo sepan, quién anda y quién no, porque son muy descarados los que se meten al negocio, muy fanfarrones, así que prácticamente todo el pueblo sabe quiénes son”
Señor F., ejidatario en Tlajomulco
NÚMEROS
60 mil millones de pesos es el estimado económico anual de robo de gasolina en ductos por parte del gobierno de la República
558 detenidos por huachicol lleva el operativo federal
104 ordeñas se detectaron en Jalisco del 7 al 27 de enero
15 empresas son señaladas por presunta compra de combustible robado
11 municipios de Jalisco tienen presencia dentro del corredor Salamanca-Guadalajara
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Urge aterrizar estrategia con los Municipios
La estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador para reducir el delito de extracción ilegal de gasolina en los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), no ha sido bajada a nivel de los gobiernos locales, y los anuncios en los medios de comunicación son ambiguos e incluso preocupantes, considera el presidente municipal de Tototlán, Sergio Quezada.
“Oficialmente no nos han confirmado nada, sólo sabemos lo que dicen los medios. Nadie nos ha visitado ni nos han bajado nada, no hay información oficial del gobierno. Lo que yo he escuchado, por un lado, ojalá lo haga, pero creo que más bien lo debería concentrar con los presidentes municipales el tema porque no es lo mismo lo que pasa en Tototlán, que en Tlajomulco o Degollado. Por otro lado, a lo que veo son puras dádivas, pero debería ser la oportunidad de establecer proyectos de desarrollo y crear fuentes de empleo reales; aquí tenemos una presa que podría activarse con inversión para una zona de riesgo, tenemos cero comunicación con el gobierno federal”, dice a NTR Guadalajara.
Reconoce que, como se ha dicho, “parece que se premia la comisión del delito. Poca gente se dedicó aquí al huachicol, básicamente el crimen organizado. Deberían ser estrategias locales, no tenemos nada y mis colegas de los Municipios cercanos tampoco lo saben, tampoco se acercaron con ellos”.
UNA OCURRENCIA
Por su parte, el diputado federal del Partido Acción Nacional (PAN), Absalón García Ochoa, ex alcalde de Ocotlán, considera que “es una ocurrencia más del presidente. Este tipo de programa que ha venido anunciado no está sustentado en ningún orden programático, en el Plan Nacional de Desarrollo o algún otro instrumento; son ocurrencias del presidente ante una estrategia fallida para combatir el robo de combustible; o sea, hay que combatir el robo de combustible, pero ¿a quién va a incentivar, a la población? Perfecto, ¿o va a incentivar a quienes cometen un hecho ilícito?, allí está mal”.
El legislador pide reconocer la naturaleza compleja de este delito porque sólo se inscribe como uno más de los muchos que realiza la criminalidad que se ha apropiado de los territorios: “En Jalisco se da por la falta de supervisión, por la falta de oportunidades, porque hay una serie de gente coludida empezando por Pemex, y porque el precio del combustible es insostenible para la gente; el presidente prometió durante 18 años eliminar el impuesto especial del combustible, y ese impuesto es como de 6 pesos por litro; reduciría el precio y bajaría la demanda del mercado negro. Vemos ahora la compra irregular de las pipas, pero además, es un modelo más costoso, es más riesgo en carreteras para la población que en el propio ducto, la logística será mucho más cara, como que no logramos entender lo que pretende”.
Se trata, entonces, de buscar estrategias integrales y mucho sentido común. “El huachicol es uno más en la amplia cartera de hechos delictivos del crimen organizado, que incluye trata de personas, secuestro, trasiego y venta de enervantes, es muy amplio y este es solamente uno más, entonces debe trabajarse con todo y debe fluir más información oportuna para que las personas se prevengan y los costos a la economía se minimicen”, añade.
Finalmente, el ex alcalde puntualiza que Las fallas de la estrategia se evidenciaron con el estallido del ducto en Tlahuelipan, Hidalgo, donde la omisión presunta de soldados y Policías deberá ser investigada.
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FRASE
“Hay que combatir el robo de combustible, pero ¿a quién va a incentivar, a la población? Perfecto, ¿o va a incentivar a quienes cometen un hecho ilícito?, allí está mal”
Absalón García Ochoa, ex alcalde de Ocotlán
La razón
Absalón García considera que el robo de hidrocarburos en Jalisco se da por diferentes factores
Falta de supervisión de los ducto
Ausencia de oportunidades para la población
Colusión entre diversos actores, incluyendo Pemex
El precio de la gasolina es incosteable
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