sábado, 12 de enero de 2019

Puerto Vallarta no paga los servicios que le da la sierra





Agustìn del Castillo/Guadalajara-NTR

La constitución de un área natural protegida en la Sierra del Cuale, es el comienzo del reconocimiento a los servicios ambientales que la selva y el bosque templado dan a Puerto Vallarta, cuya tasación en términos económicos es una de las tareas más importantes que se deberán realizar. Tan solo en el tema agua, la región genera todo el recurso para más de 275 mil habitantes, lo que significas un movimiento diario de 1.5 millones de pesos.

“El ambiente cumplen al menos cuatro funciones que son valoradas positivamente por la sociedad: uno, participa en la producción de gran cantidad de bienes económicos (suministro de materias primas); dos, actúa como receptor de residuos y desechos que se generan en dichos procesos; tres, proporciona bienes naturales cuyos servicios tienen una demanda social creciente; y cuatro, constituye un sistema integrado que proporciona los medios para el sustento de toda clase de vida”, explican Rocío Sanhueza y Andrés Muñoz-Pedreros, investigadores chilenos, en su artículo Valoración económica de bienes y servicios ambientales.

“Sin embargo, cuando se explotan estas funciones de manera que se sobrepasa la capacidad de regeneración y de autodepuración de sus ecosistemas, poniéndose en riesgo su existencia y su capacidad de proveer bienes y servicios a futuro, estamos en presencia de la denominada degradación ambiental, problemática que, como señala Azqueta (1997) puede ser explicada, desde el punto de vista de la economía, como un fallo de mercado. Esto porque, como señala Bifani (1980), en el sistema capitalista imperante, sólo aquellos bienes que sean escasos, que tengan valor de cambio (expresión de mercado o precio) y sean susceptibles de apropiación por los particulares (que existan derechos de propiedad), serán considerados en el análisis económico y, por ende, en la toma de decisiones. Así, al ser considerados como abundantes e ilimitados, muchos recursos ambientales no poseen valor de cambio, es decir, carecen de precio […] así, el sistema económico funciona con información incorrecta o incompleta sobre el valor de los bienes y servicios ambientales, operando como si carecieran de él (como si su precio fuese cero y como si su uso y consumo no tuviese costo)”, agregan.

Esa visión es la que podría condenar al centro turístico incluso en un mediano plazo. Proteger la montaña y reconocer económicamente lo que provee es esencial para que sus propietarios también lo asuman como compromiso.

Porque según el documento de manejo propuesto para el área de protección hidrológica estatal,  "en lo referente a vulnerabilidad en el consumo total de agua se muestran tendencias de no vulnerabilidad a vulnerabilidad media. En vulnerabilidad de almacenamiento de agua, la región VII determina una tendencia de vulnerabilidad alta, lo que representaría un alto riesgo para esta región sobre el abasto de agua en poblaciones tan demandantes como Puerto Vallarta”.

Además, “la vulnerabilidad al cambio climático es proporcional al tamaño de la población, es baja cuando las densidades por unidad de superficie también son bajas. En una alta concentración poblacional incrementa la vulnerabilidad, esto aumenta el número de víctimas por unidad territorial y al aumentar el número de víctimas se incrementa el costo social. La actividad turística en la región produce un crecimiento acelerado por migración, esto incrementa la mancha urbana, el incremento de uso de energía y el flujo de los vehículos automotores, agudizando los problemas en la zona”.

Estas condiciones “incrementan la temperatura local que junto al cambio climático, puede conducir a factores sinérgicos en la salud de los pobladores de las localidades aquí establecidas, como son los golpes de calor, incremento de enfermedades asociadas a vectores, gastrointestinales y respiratorias. Si se considera además los riesgos naturales de la región, en donde parte del territorio de zonas bajas son susceptibles de inundación, de las laderas a deslizamientos, los sismos y la posibilidad de tsunamis. Se puede afirmar que particularmente en las zonas bajas existe un área de alta vulnerabilidad para las poblaciones humanas”.

“en un análisis sobre la vulnerabilidad a la desertificación en México, en donde define a esta como el deterioro de los ecosistemas, la reducción del potencial biológico y la pérdida de la productividad del suelo, determina con un grado alto de vulnerabilidad a la desertificación a la región en que se encuentra la propuesta de Área estatal de protección hidrológica Sierra El Cuale”.

“El cambio climático afecta de manera particular a las zonas costeras, el aumento de los niveles del mar pone en riesgo los recursos naturales, la infraestructura ahí establecida y los bienes y servicios que ellos proveen. La principal actividad económica de la región es la turística, actividad que se vería seriamente afectada de no tomar medidas que mitiguen estos efectos”

La región de la costa norte de Jalisco como otras zonas costeras del país, está en una zona con posibilidad permanente de tsunamis y sus efectos. Está documentado que el estado de conservación de las condiciones ambientales en general y de los recursos naturales en particular, disminuye el efecto de estos fenómenos sobre los territorios y sus poblaciones

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