lunes, 20 de agosto de 2018
La crisis de cambio climático no ha sido prioridad para Los Altos
No obstante que está documentada la reducción en la producción de alimentos, y que dos mil lecheros abandonaron la actividad, no hay políticas públicas para atenderlo
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
La merma documentada de producción agrícola y ganadera de Jalisco en los últimos quince años, por aumento de temperaturas (cambio climático), tiene como escenario geográfico fundamental a su región más productiva, en términos del sector primario: Los Altos de Jalisco, que aportan un quinto de la riqueza estatal. Y no obstante lo que la ciencia han acreditado, no hay una sola política sistemática de los gobiernos de Jalisco o federal para afrontarlo.
lo ha reconocido en dos ocasiones la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial, en sendos procedimientos de transparencia; lo ha admitido indirectamente (al evadir responsabilidad en contestar una pregunta sobre la existencia de planes y acciones) la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) lo que motivó a que la justifica federal concediera un amparo para obligarla a contestar con “sí” o “no”, y lo confirman tanto los organismos sociales de los alteños como los propios científicos que han elaborado trabajos sobre el tema.
“Los efectos del aumento en las temperaturas (máximas y mínimas) en Los Altos de Jalisco se han sentido gradualmente desde los últimos 20 años. Esto se ve reflejado primeramente en la naturaleza: los árboles son muy sensibles a los cambios de temperatura y ajustan sus periodos de floración y niveles de producción de frutos a las nuevas condiciones. Al ser la región agropecuaria por excelencia, estos efectos negativos afectan tanto a la producción de forrajes para el ganado, como la producción pecuaria, principalmente en leche, huevo y carne”, apunta el presidente del Observatorio Ciudadano para la Gestión Integral del Agua en Jalisco, ente creado en 2014 justo para atender de forma prioritaria, pero no exclusiva, la crisis dela región y el debate de cómo la exportación de aguas de la cuenca del río Verde a la del Turbio podría amenazar la producción de riqueza y la generación de empleos en la zona.
“Actualmente no existen programas gubernamentales para mitigación de los efectos por cambio climático ni asistencia técnica y son los propios productores quienes hacen esfuerzos empíricos para paliar los impactos, ya sea utilizando semillas mejoradas más resistentes a plagas, que requieren menos agua; como mejora genética en la ganadería y adaptaciones en las instalaciones de crianza y producción. No obstante los grandes esfuerzos, las pérdidas son considerables, sobre todo para los medianos y pequeños productores al ser ellos quienes padecen las consecuencias de la orfandad tecnológica y económica de las dependencias gubernamentales”, añade el activista.
En el caso de los cultivos, “sólo con pequeñas variaciones en el régimen pluvial como son la falta de lluvia de días o semanas a la mitad del ciclo, han significado pérdidas en sus cosechas que van desde 20 a 80 por ciento en los rendimientos, a pesar de que al final del ciclo se regularicen las lluvias y se considere de manera oficial como un temporal ‘normal’ e incluso abundante. No obstante lo anterior, se ha sostenido un crecimiento promedio positivo debido a que hasta el momento los esfuerzos y mejoras han superado en promedio a las mermas producidas. Situación que no podrá mantenerse así indefinidamente y se agravará si lograran concretar la pretensión de despojar del agua al sector para llevarla a vender a la ciudad de León, ya que no podrían utilizar el agua necesaria, en riegos emergentes, para no perder sus cosechas”.
Fundador del Consejo Regional para el Desarrollo Sustentable, promotor de un ordenamiento hídrico que no se ha dado en la zona, Márquez Gutiérrez señala que en los últimos nueve años “se calcula que unos dos mil pequeños productores de leche han dejado su actividad, impactando de manera importante al sector, sobre todo por la pérdida de su fuente de trabajo e ingreso familiar”.
Cita información del Instituto de Astronomía y Meteorología de la UdeG: “en la región alteña se tiene una precipitación media de 667 milímetros [mm] y una evaporación total media de 1,893 mm, esto se ve reflejado en la pérdida de humedad en el suelo, sobre todo al final el temporal de lluvias y que impide la práctica de cultivos que se realizaban habitualmente al terminar el ciclo de lluvias. Este escenario demanda de manera urgente la implementación de las recomendaciones emitidas por el Observatorio Ciudadano para la Gestión Integral del Agua para el Estado de Jalisco, sobre todo las del ordenamiento hídrico, la cancelación del pretendido trasvase, la creación de unidades de gestión hídrico y el extensionismo ambiental”.
En la veintena de municipios de la demarcación, el sector agropecuario es el principal generador de empleos: posiblemente ocho de cada diez puestos de trabajo tengan que ver con el sector, de forma directa o indirecta. “Y la emigración a Estados Unidos ya no es la opción que se tuvo por muchas décadas para paliar las bajas en el sector”.
SIN PROGRAMAS O POLÍTICAS PÚBLICAS
En cuanto a las dependencias, el ciudadano Alejandro López Aguayo preguntó en dos ocasiones sobre el tema a la Semadet. La primera ocasión pidió una “relación de programas y/o planes y/o proyectos y/o actividades realizadas por la Semadet ante el cambio climático y la sequía en el estado de Jalisco” (expediente 216/2016).
“La Dirección General de Política Pública y Gobernanza Ambiental, a través de su dirección de área de gestión transversal ante el cambio climático, informó no contar con programa alguno, plan o proyecto o actividad que realice la Semadet referente al cambio climático y la sequía en el estado de Jalisco, no obstante señala que esta secretaría ha impulsado los trabajos de la Comisión Interinstitucional para la Acción ante el Cambio Climático…” (Respuesta del 7 de julio de 2016, oficio SEMADET UT/545/2016).
Poco más de un año después, el mismo solicitante pidió: “la Comisión Intersecretarial para la Acción ante el Cambio Climático, ¿tiene una posición documentada y soportada sobre la presa El Zapotillo y el acueducto Zapotillo-León, en particular, desde el principio precautorio? En caso afirmativo, solicito copia del documento o documentos que contengan dicho posicionamiento o estudio” (expediente 437/2017).
La respuesta fue negativa, “derivado de que la información solicitada es inexistente…”.
El mismo ciudadano le pidió a la Sagarpa que le indicara si tenía información sobre el impcto del trasvase de El Zapotillo a León, sobre la salud de las unidades de producción agrícioa y ganadera alteñas. La secretaría federal respondió de modo indirecto, pues aseguró que no era “de su competencia” el tema, sino de la Conagua (es decir, un problema de ganaderos y agricultores… no compete a la Sagarpa). López Aguayo acudió al amparo.
El juicio 3145/2017, fue fallado por el juez Octavo de Distrito en Materias Administrativa y de Trabajo en el Estado de Jalisco, el pasado 27 de junio de 2018.
“…la autoridad responsable desatendió lo que en realidad fue solicitado a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, como lo es que informara si tiene o no el estudio que consigne los impactos que tendrá la construcción de la presa El Zapotillo y el acueducto Zapotillo-León, para los agricultores y ganaderos de los municipios que integran la región de Los Altos de Jalisco; por lo que no debió introducir cuestiones de competencia, sino limitarse a responder fundada y motivadamente si tiene o no en su poder la información peticionada”, señala el juez.
Si se asume que la Sagarpa “es la encargada de fomentar y regular la actividad agrícola y ganadera en el país, el peticionario del amparo solicitó conocer si actualmente dicha autoridad se ha interesado y ha estado al tanto de las repercusiones que sobre dichas actividades tendrá la construcción de la presa y acueducto objeto de la petición. Por tanto, si la Secretaría en cita está informada y actualizada sobre las consecuencias que tendrá el desarrollo de dichas obras para las actividades de su competencia en la región de Los Altos de Jalisco; únicamente ella es la que puede dar respuesta a dicho planteamiento, pues sólo la Sagarpa puede informar si está actualizada en ese tema y si ha realizado ese estudio. Bajo ese contexto […] es a ella a quien le corresponde dar respuesta a esa petición; en el entendido de que de haber realizado esos estudios, estará en aptitud de informar cuáles son, pero en el supuesto de que no tenga esa información, así deberá informarlo al particular solicitante”. Tras lo cual concedió el amparo. Sigue pendiente la respuesta de la Sagarpa.
Lo cierto es que los años cálidos atípicos, efecto del cambio climático, significan pérdidas de hasta un millón de toneladas de maíz y 20 por ciento de la producción lechera (MILENIO JALISCO, 18 de agosto de 2018), pero eso no ha derivado en acciones o políticas pública concretas para atenderlo.
CLAVES
Tres datos
*Los Altos de Jalisco generan 22 por ciento del PIB de Jalisco
*La región tiene lluvias promedio por abajo de 700 milímetros sobre todo hacia el norte
*La agricultura y la ganadería generan al menos 80% de los empleos Se desperdició el conocimiento generado, apunta Curiel Ballesteros
El proyecto que derivó en el libro “El clima cambiante. Conocimientos para la adaptación en Jalisco” (2015), fruto de cinco años de trabajo entre científicos contratados por el gobierno de Jalisco, vía Coecytjal (Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología) y con aporte federal del Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), fue útil para establecer la ley estatal en la materia, pero el propio gobierno decidió ignorarlo para el programa publicado hace tres semanas, e incluso, para los ordenamientos ecológicos recientemente realizados en Los Altos de Jalisco, advierte el coordinador del proyecto, Arturo Curiel Ballesteros.
- En el tema de la adaptación, que ustedes plantean, ¿no podemos decir que ha sido prioridad y que ha aterrizado en proyectos o políticas de gobierno a partir de ese año?
- No. Cuando lo presentamos en Casa Jalisco, el secretario de agricultura estatal [Héctor Padilla], aseguró que los fenómenos que estábamos presentando eran fenómenos naturales, que no había que preocuparse, eso yo lo escuché; esa reunión fue convocada por el gobernador, y los secretarios reaccionaron ante el estudio de forma más prudente, pero el titular de la Seder trató de justificar que no era cierto lo del cambio climático, sino que eran cosas que habían venido pasando a través de los siglos […]. A partir de esa reunión, no hubo más.
- ¿Te parece aventurado interpretar ese viraje como un modo de legitimar el proyecto de El Zapotillo, toda vez que ustedes aportaban elementos que podrían desaconsejar ese trasvase de aguas?
- Yo no podría decir que fue por algún proyecto en específico; si buscáramos alguna explicación, o plantear una hipótesis, puedo decir que hubo otros intereses; intereses que no eran lo que buscábamos en 2010 cuando arrancamos el proyecto, que eran que la gente no enfrentara pérdidas y desgracias como se ha venido dando; y sin embargo se cambió a una política a niveles tan generales, que los problemas quedan muy difusos. Está muy claro que los mejores indicadores con los que acaba esta administración [de Aristóteles Sandoval] son los económicos, no los ecológicos y de salud pública.
- No se puede dejar de lado los casi 100 millones de pesos invertidos para que la Unops [Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos] legitimara la presa.
- Sí, si comparas el recurso que se dio a eso y no los de adaptación ante el cambio climático, está muy claro que estimaron que no era conveniente que se trabajara en ese enfoque; al final lo que prosperó fue el enfoque de desarrollo económico, encima de los riesgos en la salud y en los ecosistemas.
El trabajo de adaptación, añade, fue complejo. “Hicimos talleres en la parte de documento y diagnóstico, de las acciones a implementar, con ganaderos, y ellos identificaron cuáles eran las acciones que pudieran ser las más convenientes […] insistimos mucho que esa actividad iba a estar especialmente expuesta, la veíamos como una de las más vulnerables; las vacas lecheras reflejan con mucha claridad los problemas de sequía y temperatura, al grado que las propusimos como indicadores para identificar qué tanto avanza este tema del cambio climático, ya que son organismos muy sensibles en la fase de incremento de calor”.
Hubo foros con los veterinarios y se llegó al diseño de propuestas para paliar el calor, con lo que se tomó como base la respuesta que han dado los ganaderos australianos para generar sistemas de información y seguimiento, e infraestructura temporal, como las llamadas “sombras portátiles”, bajo la premisa de que la sobra disminuye el estrés de los animales, y que había que generar sobras temporales en lo que se avanzaba en la reforestación de la planicie para mejorar su temperatura y humedad.
Todo “se enfrío”, apunta el investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) y ya no se dio seguimiento como políticas públicas. Un ejemplo son los ordenamientos ecológicos recientes en la zona, que no utilizaron la base de conocimientos del proyecto y prefirieron acudir a los datos “cuestionables” de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
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