martes, 30 de junio de 2015
Infraestructuras, atraso social e impacto ambiental en AL
Toda la región está inmersa en problemas de gestión social y ambiental de grandes obras, en conflictos para financiarlas, para garantizar su transparencia y para que el papel regulador del Estado en los servicios públicos no se pierda.
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
Mark Twain dijo que hay tres clases de mentiras: “las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”. México integrado a sus socios comerciales de Norteamérica forma parte del mayor mercado del mundo y está en franco camino a la prosperidad, pero cuando se entra en detalles, se advierte la trampa argumental. En realidad, México integrado a América Latina expresa mejor la verdad: es cierto, economía 14 del mundo, pero con 47 millones de pobres, un crecimiento económico mediocre y enormes rezagos en infraestructura y medio ambiente.
La realidad mexicana se comparte mejor con el subcontinente que formó parte de los imperios ibéricos (España y Portugal). Y es justamente esta vasta demarcación que comienza al sur del río Bravo y termina en la Tierra del Fuego, ha sido objeto de la publicación del último informe IDEAL (Infraestructura en el Desarrollo de América Latina), que fue presentado en esta capital en el contexto de la conferencia del mismo nombre que patrocinaron la Corporación Andina de Fomento (que desde la inclusión de México y naciones ajenas a la gran cordillera se denomina Banco de Desarrollo de América Latina) y Nacional Financiera de México (Nafinsa).
Y no es demasiado alentadora; el presidente ejecutivo de CAF, Enrique García, señaló que la región ha pasado de un crecimiento promedio de 6 por ciento anual de su producto interno bruto, apenas 3 por ciento a partir de 2009, con la crisis de la influenza H1N1, y que se acentúa con la desaceleración del crecimiento de China, que pasa de 10 a 7 por ciento anual, por su “efecto duradero” sobre las materias primas que proveía el subcontinente latinoamericano. Lo cierto es que "la región debe tomar un sendero de crecimiento más alto, de mejor claridad, eficiente, creativo, inclusivo y respetuoso con el medio ambiente”.
Hay expedientes de numerosas obras que generan conflictos sociales y ambientales por no cubrir de modo adecuado los requisitos de resolver los impactos ambientales y de generar una inclusión social que legitime los proyectos y beneficie a las mayorías, añadió. Es decir, casos como la presa El Zapotillo en Jalisco o la hidroeléctrica de Las Cruces en Nayarit, fuertemente cuestionadas por sus efectos colaterales desfavorables para las cuencas de que se alimentan, no son hechos aislados; tampoco el endeble respeto de las leyes por proyectos de infraestructura como el Macrolibramiento de Guadalajara, que se construye pese a tener su autorización de impacto ambiental “no renovada” desde abril de 2014.
“Los aspectos ambientales y sociales continuaron demostrando ser un factor de la mayor relevancia para la infraestructura, impulsando una mayor conciencia e incorporando su consideración en la agenda del sector. En la región han ocurrido eventos hidrológicos extremos que desafían la provisión de los servicios: inundaciones, derrumbes, sequías en áreas rurales y urbanas. De igual manera ha ido creciendo en la agenda la consideración de la gestión social de los proyectos de infraestructura, impulsada por las dificultades que se encuentran para ejecutar obras –por ejemplo, liberar trazas viales, realizar tendidos de redes eléctricos, montar antenas de telecomunicaciones– si no se las maneja adecuadamente”, apunta al respecto el informe.
José Barbero, consultor del banco y coordinador de IDEAL, destacó que esto ha ocasionado que no se pueda detonar la infraestructura tan necesaria para la región. Actualmente se invierte 3 por ciento del PIB de los países de la zona, pero debería ser al menos de 5 por ciento. “En otras regiones en desarrollo continúa creciendo a un ritmo mayor; en Asia, por ejemplo, supera 6 por ciento”. Además, se ha llegado al tope de las posibilidades de financiamiento público pero aumentan las posibilidades del financiamiento privado, siempre que no se descuide el principio rector del Estado de los servicios públicos. Sin olvidar el viejo expediente de corrupción que suele ensombrecer la legitimidad de muchas obras.
El documento destaca: “la comparación de la calidad de la infraestructura de América Latina con la de otras regiones del mundo muestra que la brecha sigue siendo significativa (lo que se refleja en la distancia que separa la calidad en nuestra región respecto a los países de mejor desempeño) y que otras regiones mejoran a mayor velocidad (por ejemplo, Europa Oriental y Asia Central). Con las tendencias actuales la expectativa de convergencia es muy lenta: al ritmo presente América Latina tardaría 20 años en alcanzar el nivel de calidad de infraestructura que hoy tienen los países de la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE)-sin considerar que ellos pueden mejorar-; por su parte, los denominados países de Asia en desarrollo, que vienen mejorando a un ritmo mayor, tardarían aproximadamente quince”.
Así, “América Latina deberá invertir recursos significativos en el desarrollo de su infraestructura en la próxima década, como una condición ineludible para el avance hacia un nuevo modelo de desarrollo de mayor valor agregado. Los mercados de infraestructura y servicios generados por estas inversiones, ofrecerán también una oportunidad única para fortalecer el desarrollo de las empresas latinoamericanas ya existentes, así como promover el crecimiento de nuevas firmas”. El desafío de la modernización siempre postergada.
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Claves
Cifras y tendencias regionales
América Latina representa 10% de la superficie continental y marítima del globo terrestre, en la que alberga 65% de la diversidad biológica y cultural de la tierra. Según el Banco Mundial, el PIB regional es de 5,657 billones de dólares (2013); la población alcanza 588 millones de personas, el ingreso nacional bruto per capita es de 9.542 dólares por año, su población urbana es de 79%; la esperanza de vida al nacer es de 75 años
La nación más grande es Brasil, con aproximadamente 8.5 millones de kilómetros cuadrados (km2); los países más poblados, Brasil y México, concentran casi 320 millones de personas, esto es, 57 por ciento de la población total. Ambos conforman las economías 7 y 14 del mundo
“Las condiciones macroeconómicas no se presentan tan favorables en la región como en años anteriores; entre las principales causas se encuentran la reducción en el volumen del comercio global, la disminución en los precios de las materias primas, el menor consumo y una mayor incertidumbre en torno a las condiciones financieras internacionales. Un crecimiento más moderado del PIB se ha reflejado en menor incremento en la demanda de servicios, aunque con variaciones muy importantes por tipo de servicio y por país”, destaca el informe IDEAL
Como región predominantemente urbana, el tema de la movilidad “presenta serios problemas, y se va constituyendo en un tema de creciente relevancia en la agenda política. Los tiempos de viaje que afrontan las personas se elevan, debido a la motorización y la expansión urbana, lo cual genera un amplio descontento. Ello a pesar de que ha habido avances importantes en los sistemas de transporte masivos, tanto buses de alta capacidad (ya hay 59 rutas en 19 ciudades) como nuevos metros (Panamá, Quito, Lima) y extensiones de otros existentes”
Otra mala noticia: “El panel mundial que analiza el cambio climático (IPCC) estima que salvo que haya cambios profundos en los patrones de uso, la energía y las emisiones del sector transporte serán en 2030 80% mayor que los niveles actuales. Los vehículos híbridos y eléctricos, que podrían significar un cambio profundo, seguirán teniendo una participación relativamente marginal por varios años”
“Las telecomunicaciones en América Latina muestran un avance continuo en su penetración. La banda ancha fija alcanza a 35,4% de los hogares, con un crecimiento anual del 13% entre 2009 y 2013. Cinco países ya superan el 50% de penetración, y varios alcanzarán una adopción similar en un máximo de tres o cinco años”
Fuentes: BM, IDEAL
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