jueves, 3 de marzo de 2011

Rescatan en Zapopan dos jaguares capturados de forma ilegal



Cachorros machos como de un año, no podrán ser reintegrados al medio natural, que cada vez ofrece condiciones más difíciles para la supervivencia de estos depredadores en Jalisco. Fotos cortesía del CIVS Guadalajara de la Semarnat


Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO

Son dos felinos de alrededor de un año de edad, bien alimentados, juguetones pero de mirada fiera y que tratan de aprovechar cualquier ocasión de mostrar sus habilidades de cazadores. Pero nunca han habitado la selva. Fueron huéspedes hasta hace dos meses de un rancho enclavado en la cercanía de La Venta del Astillero, en Zapopan, y a sus posesionarios no se les pudo sacar más evidencia de su origen que un improbable “los trajeron de Zacatecas”.

La especie: Panthera onca, esto es, jaguares; una pantera moteada que está en peligro de extinción según la norma oficial mexicana en la materia (NOM 059), y cuyo tráfico es un delito no sólo en México, pues también es parte de las listas de la Convención Internacional de Especies Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés). Es además la única pantera americana y a decir verdad, el único gato silvestre que ruge en estas regiones del mundo, pues en el continente americano, solamente los tecuanis (en náhuatl, “fiera”) poseen el llamado hueso hioides alojado en su laringe, similar a las panteras del viejo mundo como el león, el tigre y el leopardo.

Machos de buena talla, incluso exhiben exceso de carnes, fruto de los privilegios de que gozaban en el rancho que fue su hogar. Pero a su detentador le comenzaron a preocupar las rudezas del juego de los depredadores, que incluso se comieron un perro de los alrededores y provocaron protestas vecinales. Primero los ofrecieron a través de un intermediario a una unidad de manejo de vida silvestre (las famosas uma) en la Costa de Jalisco, donde habitan los famosos Pecas y Heracles, pero al no ofrecer certezas sobre el origen de los cachorros la negociación no avanzó, pese a que ofrecían ponerlos en la zona por su cuenta; era necesario un trámite y autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, pues los animales salvajes son propiedad de la nación.

Entonces llamaron al Centro para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre (Civs) que tiene la Semarnat en Guadalajara, para ofrecer su devolución a la sociedad. “Nos dijeron que tenían dos leopardos y pensamos que se referían a ocelotes; el día fijado para la devolución, al final de diciembre de 2010, no hubo quien abriera el rancho y al día siguiente regresamos, y tampoco podíamos quitar el candado […] el señor nos dijo que nos brincáramos, le preguntamos si tenía perros y dijo que no; al pasar del otro lado de la cerca lo que vimos venir fueron dos jaguares… con razón no había perros”, refiere Ernesto Ramos, del Civs, responsable de la operación de resguardo.




Aunque el ranchero les decía que los jalaran de la cola para meterlos a las cajas, debieron dormir con dardos a los cachorros y luego los trasladaron a las instalaciones del centro enclavadas en el bosque El Centinela, donde han cumplido dos meses en su jaula y tiene como vecinos a un enorme y apacible jabalí europeo, a mapaches y coatíes curiosos, a un lince estresado, a un mono araña nervioso y a más mapaches probablemente de variedad norteña, pues son de mayor talla que la regional.

Comen de tres a cuatro kilogramos de carne al día y la pasan con sus juegos rudos. “No pueden estar demasiado tiempo más juntos, pues son machos”, apunta Ernesto. Afortunadamente ya se negocia con propietarios de umas interesados en darles alojamiento permanente, el cual deberá ser confinado, pues son felinos “improntados”, es decir, demasiado acostumbrados al hombre –hasta nombre tienen: Selva y Luqui-; al no tenerle miedo al Homo sapiens, son un riesgo para sí y para los humanos.

Así ha sido la breve historia de estos dos cachorros, otra cuenta más arrancada a la vida silvestre. Mientras, apenas un centenar de felinos sobreviven precarios y libres en el áspero territorio de Jalisco.

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