miércoles, 3 de junio de 2009

Jalisco ya resiente los efectos del cambio climático


Calentamiento global, un problema de todos, que obliga a cambiar modelo de desarrollo, advierten científicos. El estado padece pérdidas en cultivos y hay auge de enfermedades, indican.

Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO

Jalisco ya está padeciendo los primeros problemas derivados del calentamiento global: hay pérdida de tierras fértiles, fenómenos meteorológicos más extremos y auge de enfermedades que estaban restringidas territorial o estacionalmente en el pasado, coincidieron ayer Arturo Curiel Ballesteros, investigador de la UdeG y Adrián Fernandez Bremauntz, presidente del Instituto Nacional de Ecología (INE).
En un panel convocado por la Secretaría de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Semades), como parte de los festejos del Día Mundial del Medio Ambiente, la titular de la dependencia, Martha Ruth del Toro Gaytán, anunció que, en el marco de la estrategia estatal para afrontar ese desafío, se pretende en las próximas semanas instituir, bajo la presidencia del gobernador del estado, una comisión de energías sustentables, que promueva un cambio tecnológico hacia el uso de energías limpias.
“Entre las zonas que están siendo afectadas actualmente por el calentamiento global están Los Altos de Jalisco, precisamente una zona de transición entre un clima semiárido y un clima más templado; ahí encontramos ya un efecto a nivel de pérdidas de superficies que eran anteriormente aptas para el cultivo de maíz y que actualmente ya no lo son; el cálculo que se ha hecho es que hemos perdido en esta zona de la capacidad de producir medio millón de toneladas de maíz a causa del cambio climático”, advirtió Curiel Ballesteros, quien es representante en Mesoamérica de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN).
Precisó que, según el tipo de amenaza, la entidad está expuesta de forma importante por albergar casi todos los climas y ubicarse en un área de transición, como son el neotrópico y el neoártico. En el caso de las enfermedades, dijo que la zona metropolitana de Guadalajara es la más expuesta, por su alta concentración de población.
“El dengue, por ejemplo, lo teníamos antes en otras áreas más bajas; nos cuidábamos de él al ir a Vallarta o cuando bajábamos a Tequila, pero ahora está en la ciudad, y demuestra también ese cambio de condiciones”, añadió.
Fernández Bremauntz dio por su parte el ejemplo de la malaria o paludismo, que fue erradicado hace muchas décadas de las zonas templadas y ahora amenaza con regresar.
El titular del INE planteó las bases científicas del cambio climático: en los últimos 200 años, los seres humanos han enviado a la atmósfera gran cantidad de bióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, que tienen la propiedad de absorber la luz solar y transformarla en calor, lo cual es esencial para la vida planetaria, pero no a los niveles actuales.
“Está perfectamente medido y demostrado en estos años que las concentraciones a la atmósfera han pasado de 280 partes por millón —el máximo que se registra en la historia geológica de la Tierra— a 385 ppm; los científicos dicen que, si excedemos por arriba de 450 ppm, lo que correspondería a incrementar en dos grados la temperatura promedio del planeta, estaremos rebasando ya ciertos límites después de los cuales los impactos serán muy costosos y muy severos en los ecosistemas”.
Aceptó la crítica de Curiel Ballesteros, acerca de que ninguna entidad federativa ha logrado regresar a los niveles de emisión de gases de invernadero similares a 1990. Y, en el resto del mundo, la situación no es mejor.
Por ello, añadió Fernández Bremauntz, se debe invertir en investigación y tecnologías para evitar que las concentraciones superen 450 a 550 ppm. “Hay que mitigar como si no pudiéramos adaptarnos y hay que adaptarnos como si no pudiéramos mitigar”, recomendó.
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Cambios “positivos”
La Semades aseguró ayer que, “con las acciones que se han estado llevando a cabo, se redujeron hasta un 10% los niveles de contaminación en Miravalle, considerada el área más problemática de la ZMG”

Jalisco cuenta con fondos sectoriales de investigación ambiental aportados por la Semarnat, con lo que se logrará que cuente con su Plan Estatal de Acción Frente al Cambio Climático
En ese plan “no solamente vamos a inventariar para conocer la totalidad de los gases de efecto invernadero que estamos generando, sino que también estableceremos medidas muy concretas tanto de mitigación y adaptación al cambio climático”

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En Jalisco se busca prever desastres meteorológicos
Establecer sistemas de alerta temprana, una respuesta

Una de las respuestas inmediatas frente a los retos que ocasiona el cambio climático es el establecimiento de sistemas de alerta temprana, que permitan responder con tiempo ante la presencia de fenómenos meteorológicos extremos, dijo el director del Instituto de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Ángel Meulenert Peña.
Invitado al panel de cambio climático convocado por la Semades, el experto advirtió que la frecuencia de huracanes probablemente no se haya modificado pese al aumento de las temperaturas, pero admitió que lo que se teme es que haya un número de eventos extremos más frecuentes que en el pasado.
“Los meteorólogos somos los que tenemos que trabajar e informarle a la población lo que puede suceder, que se tomen las medidas adecuadas; por lo tanto, yo considero que en este momento, por el poco presupuesto que hay para ciencia y la tecnología en el país, realmente los investigadores estamos faltos de recursos para desarrollar investigaciones sólidas para los sistemas de alerta y para poder mitigar los posibles desastres; resulta esencial perfeccionar los sistemas de alerta temprana, ya que son los que permiten que se tomen medidas adecuadas”. Por ello, se mostró complacido del proyecto que la UdeG, en sociedad con el gobierno de Jalisco y con el respaldo científico del INE, está levantando para establecer un radar en la zona metropolitana de Guadalajara que pueda detectar los eventos con la anticipación necesaria para que la población tenga una respuesta adecuada y se mitiguen daños.
La clave, coincidieron los panelistas, es por un lado prevenir y, por el otro, mitigar.
La prevención se logra adoptando políticas más razonables de desarrollo, que reduzcan la emisión de combustibles fósiles, que reduzcan la deforestación y el cambio de uso de suelo, y que reflejen un acceso al territorio y la naturaleza mucho más respetuoso de los otros seres vivos y del entorno.
Mauricio Alcocer Ruthling, director del Centro de Energías Renovables de la Universidad Autónoma de Guadalajara, apuntó: “Tenemos que buscar el modo de bajar las emisiones; una de las maneras en que lo podemos hacer es utilizando combustibles más limpios, tener carros más eficientes en la quema de combustibles, pero, todavía más, que dejemos de depender tanto del automóvil, mejorar el transporte público en las ciudades, usar energía solar, la bicicleta, caminar, así como consumir biocombustibles elaborados con etanol o biodiesel”.
Arturo Curiel Ballesteros indicó que ha sido correcto ligar la estrategia de acción de cambio climático con la política de ordenamiento ecológico territorial: “Ya estoy convencido de que el futuro se puede construir […] ya que el ordenamiento es una forma de planeación participativa y parece que está aquí la mejor estrategia ante el cambio climático”.

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