lunes, 15 de junio de 2009

Proyecto de Coll encarecerá Arcediano



Arriba, el sitio de la presa, en la barranca del río Santiago. Abajo, César Coll Carabias, titular de la Comisión Estatal del Agua de Jalisco




Dudan sobre la seguridad de la presa que se quiere construir en el río Santiago, la obra de concreto compactado (CCR) fue propuesta por un consultor alemán y apoyada por el titular de la CEA, César Coll
Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO

El jueves 11 de marzo de este año, a mediodía, durante una gira de trabajo del presidente Calderón por las obras de la hidroeléctrica de La Yesca, sobre el río Santiago, el director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Alfredo Elías Ayub, se acercó a Emilio González Márquez y le advirtió: “Gobernador, la presa de Arcediano no se puede hacer de concreto compactado: es mucho más cara y menos segura”.
Cuenta un testigo que el mandatario jalisciense siguió en voz más baja un diálogo con el funcionario federal, quien le recordó que la paraestatal tiene amplia experiencia en construcción de cortinas —su reconocimiento internacional es tal que se le contrata por toda América Latina en proyectos de ese tipo—, que fue el consultor principal de Arcediano hasta hace un par de años y que el diseño de presas con materiales graduados por toda la corriente del Santiago tiene una lógica muy clara: es una gran falla geológica, registra sismos frecuentes y el enorme peso de una obra de esas características permite estabilizarla, además de hacerla más flexible.
La CFE ha construido desde finales de los años ochenta del siglo pasado una serie de hidroeléctricas en la región: Aguamilpa, El Cajón y la propia La Yesca. Todas son de materiales graduados.
La empresa tiene estudiada a fondo la situación geológica, hidrológica y sismológica de la zona. El gobierno de Jalisco, durante los años que lo encabezó Francisco Ramírez Acuña, le pagó alrededor de 140 millones de pesos por diversos estudios relacionados con la megaobra, y por concebir justamente la cortina de materiales graduados como el mejor diseño en términos de economía y seguridad para Arcediano.
Lo cierto es que, con el arribo del gobierno de González Márquez y la llegada de César Coll Carabias a la Comisión Estatal del Agua (CEA), la buena relación con la CFE que había propiciado su antecesor en el cargo, Enrique Dau Flores, se enfrió.
Además de la acusada desconfianza de Coll Carabias a la herencia de su predecesor, cuenta en el cambio la fuerte influencia de un grupo consultor, WBI de Alemania (en español, Ingenieros Consultores para Construcciones en Suelo y Roca. SA de CV), que preside Walter Wittke (página electrónica: http://www.wbionline.com.mx/) y que ya había desarrollado una propuesta para Jalisco en el gobierno de Ramírez Acuña, la cual fue desechada. El funcionario federal que recomendó a los alemanes fue Ulrich Hungsberg, miembro del consejo consultivo de la Comisión Nacional del Agua (CNA).
Un alto funcionario de la misma CNA, un empresario y un político jalisciense ligados al proyecto en los últimos años, dieron a Público su testimonio, a condición de omitir sus nombres: advierten que el proyecto de Coll Carabias y los consultores alemanes encarecerá la obra entre 50 y 100 por ciento, lo que, a su juicio, la hace inviable económicamente. Además, dudan de la seguridad en caso de alguna contingencia de origen sísmico.
El propio director de la CEA fue invitado en dos ocasiones a dar su opinión sobre el asunto, pero declinó, pues, a su juicio, no se puede hablar de cosas definitivas mientras no se entregue el proyecto ejecutivo en la CNA, lo que ocurrirá en las siguientes semanas.
Historias de desencuentros
La CFE y el gobierno de Jalisco ya habían hecho importantes convenios en torno al proyecto Arcediano hasta el año 2006. Uno de los más importantes era que se respetaba la concesión de agua que tenía la paraestatal de alrededor de once metros cúbicos por segundo del río Santiago, por lo que se le entregaba la totalidad del recurso proveniente del túnel-colector (que captará las aguas residuales de todo el valle de Atemajac para evitar que ingresen a la zona del vaso de Arcediano) sin costo alguno, en la planta generadora Valentín Gómez Farías (Aguaprieta).
Otro convenio era que tendría que pagar el agua de la cuenca El Ahogado que necesitaba para un proyecto termoeléctrico en la zona. Había además negociaciones en materia de generación de energía en la presa, en busca de reducir el impacto de la tarifa eléctrica en el costo del agua bombeada desde la barranca, a casi medio kilómetro de desnivel.
Parte de estos acuerdos se vino abajo al arribo de Coll Carabias, quien pretendía cobrar toda el agua residual que se entregara en la hidroeléctrica de Aguaprieta. También decidió omitir a la paraestatal como proyectista de la cortina, aunque se mantiene la relación en estudios de “geología y geotecnia en la obra de toma y casa de máquinas”, aclara la vocera de la CEA, Jéssica González Alcalá.
Por su parte, el grupo WBI llegó a Arcediano como consultor en “tercería” por sugerencia de Hungsberg. El gobierno de Jalisco lo aceptó “por atención a ese funcionario”. Como se trata de un despacho extranjero, hubo que triangular cuentas para pagarle, e incluso hubo observaciones de la Contaduría Mayor de Hacienda en la cuenta pública de 2006 de la entonces CEAS (pues era además de “Saneamiento”), y en 2007 se le pagó a través de una empresa nacional.
“Lo que propusieron pareció descabellado, así opinaron muchos de los técnicos de la CEAS y de la CFE; de hecho, se les dijo que un proyecto de ese tipo no se había hecho nunca en ningún lugar del mundo, y ellos aseguraron que era necesario innovar […] Obviamente, se optó por la propuesta de la CFE por ser más barata y segura, y tratarse de una entidad con amplísima experiencia técnica”, explica un ex funcionario estatal.
La propuesta parecía condenada, pero Coll Carabias la resucitó. Su argumento se dio a conocer públicamente hace una semana: “…si la hacemos así [de materiales graduados], aunque hay evidentemente ciertas ventajas, también tendría ciertos inconvenientes: tienes que hacer una montaña dentro de un kilómetro de longitud por 125 metros de alto […] Por otro lado está el flete; no tenemos bancos [de materiales] cercanos; entonces, los fletes de 30 o 40 kilómetros para estar llevando ese volumen de material, que son millones de metros cúbicos, serían costosísimos, y no se diga el impacto ambiental…” (Público, 10 de junio de 2009).
No obstante, la crítica a los costos no cuadra bien a los técnicos. Un ejemplo reciente es la construcción de la presa El Carrizo, para irrigación y agua potable, en Tamazula de Gordiano. El proyecto aprobado era un embalse de materiales graduados, pero el gobierno de Jalisco lo quiso modificar a cortina de concreto compactado (conocida como CCR). La inversión inicial, de 211 millones de pesos, se disparaba a 320 millones, por lo que la CNA, que ponía 70 por ciento del dinero, les avisó “que, en esas condiciones, mejor no le entraba”.
Según las normas de la dependencia, la relación costo-beneficio se pierde si una obra de estas características cuesta más de cien mil pesos por hectárea (relacionando la inversión con la superficie beneficiada). “Era evidente que se perdía esa relación costo-beneficio; se los dijimos y aceptaron regresar al proyecto de materiales graduados”.
En el caso de Arcediano, se ha calculado que la presa como la concibió la CFE requiere 18 millones de metros cúbicos de materiales, que se extraen de bancos geológicos de las inmediaciones. El volumen requerido para edificar una cortina de CCR es de cinco a seis millones de metros cúbicos (m3), “pero es imposible comparar el costo del cemento, del concreto, con el de tierra, grava y materiales geológicos; por eso se encarece tanto”, añade una fuente de la CNA.
El desmarque
Coll Carabias había hecho público el 26 de mayo pasado que la construcción de la presa arrancaba después de lluvias. Luego matizó: era necesario el proceso de aprobación ante la CNA, y lo que demorara la licitación.
No obstante, el lunes 8 de junio, el gobernador Emilio González se reunió con un grupo de periodistas y les reveló que se estaba analizando una “opción B”, porque era probable que Arcediano no se construyera. Esa postura dejó confusión en la CEA. Además, la dirección del organismo de cuenca Lerma-Santiago-Pacífico de la CNA, responsable de aprobar cualquier proyecto, informó que no se estaba estudiando nada alterno a la presa en el río Santiago, en la que ya se han invertido alrededor de 500 millones de pesos en estudios y proyectos.
La bolsa aprobada para Arcediano es de 4,500 millones de pesos, de los cuales el gobierno federal pone 1,800 millones (40 por ciento). Si se optara por cancelar el proyecto, deberá trabajarse una nueva opción —González Márquez habló de resucitar el viejo proyecto de La Zurda, del cual forma parte la presa El Zapotillo— y gestionar recursos de nuevo, lo que requerirá de tres a cinco años más.
No es seguro que esté cerca el fin del proyecto más largamente gestionado de la historia reciente de Jalisco, con casi nueve años de trabajo. Muchos creen que, de insistir en el nuevo planteamiento de cortina, más costoso y menos confiable, el gobierno de Jalisco estará condenándolo.
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Detalles técnicos
Una presa o represa es básicamente una cortina de materiales que se construye transversalmente en un río para contener el agua y crear un gran vaso de almacenamiento, un verdadero lago artificial. El agua que llega en la parte alta de su cuenca alimenta el vaso, que debe ser regulado para permitir que siga fluyendo agua cuenca abajo, para no afectar sus ecosistemas y la economía de sus pobladores. El agua almacenada se usa para abastecimiento de poblaciones, para generar energía o para irrigar tierras agrícolas, según sea el proyecto beneficiado
La cortina de concreto compactado o consolidado (CCR) es el clásico muro de concreto o cemento, que debe estar bien cimentado para evitar fugas y que la presa reviente en caso de alguna avenida extraordinaria de agua
La cortina de materiales graduados es una especie de montaña artificial, de forma piramidal, que se edifica con material de bancos geológicos más o menos cercanos. Una cortina de este tipo se define con base en los diferentes materiales disponibles, y su estabilidad se garantiza por el enorme peso acumulado por millones de metros cúbicos de tierra, grava y rocas. Tiene la gran ventaja de que, al no estar compactada, es flexible

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