viernes, 28 de octubre de 2016

Un megaproyecto autorizado sin el conocimiento esencial



Un procedimiento de impacto ambiental defectuoso no permite prever el daño que puede traer la extracción de agua del río Verde hacia León, apunta Magaña Virgen.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

Uno de los problemas más serios del proyecto El Zapotillo-León de abastecimiento de agua, es que el procedimiento de impacto ambiental sólo se hizo para la construcción de la presa enclavada sobre el río Verde, pero no en relación al acueducto, a la planta potabilizadora, ni mucho menos para el elemento más importante: el trasvase de cuencas.

Miguel Magaña Virgen, investigador de la Universidad de Guadalajara y miembro del Observatorio Ciudadano del Agua en Jalisco, dijo en el marco de la semana del Campus Sustentable del CUAltos (Centro Universitario de Los Altos), con sede en Tepatitlán, que este procedimiento de ley deja mucha insatisfacción porque se utiliza como requisito para un trámite y no como un modo de prevenir daños e impactos de un gran proyecto de infraestructura.

A su juicio, el ordenamiento territorial, en particular de carácter hídrico, para toda la cuenca del río Verde, es el producto necesario para poder determinar con seriedad lo que va a suceder en la meseta alteña cuando se lleven cada año 120 millones de metros cúbicos de agua del río Verde.

Los componentes de un estudio serio incluye estudiar la disponibilidad de agua en la cuenca del río Verde, es decir, un balance hídrico; analizar la condición territorial que hace posible la disponibilidad hidrológica, lo que lleva al ordenamiento ecológico, y una propuesta de gestión del agua con estrategias para el ordenamiento hídrico. Sólo después se debió dictaminar el impacto ambiental. Por ello, en busca de subsanar los graves defectos de la autorización de la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales), el observatorio solicitó al gobierno federal la elaboración de un ordenamiento hídrico de la cuenca y su área de influencia en escala 1:50,000 hectáreas conforme a la metodología para la elaboración del Ordenamiento Ecológico del Territorio (OET).

"Un ordenamiento territorial es colocar cada cosa en su lugar. Es una concepción de desarrollo armónico, geográficamente equilibrado y desconcentrado, de manera de hacer más eficiente la oferta territorial a la recepción del gasto del Estado y de la inversión privada. Implica un diálogo permanente entre administración y administrados. Es un instrumento de política ambiental cuyo objetivo es regular o inducir el uso de suelo y las actividades productivas con el fin de lograr la protección del medio ambiente, la preservación y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales a partir del análisis de las tendencias de deterioro y las potencialidades de aprovechamiento de los mismos", explicó el académico que tiene entre sus títulos haber promovido la creación de la primera secretaría ambiental en Jalisco.

Un instrumento de este tipo debe ser "holístico e integrador, sistémico, democrático y flexible"; el ordenamiento hídrico, "es un instrumento de planificación que permite, intervenir de manera sistémica en la disponibilidad de agua para garantizar las condiciones de calidad y cantidad requeridas para el sostenimiento de los ecosistemas acuáticos y los usos actuales y potenciales de dichos cuerpos de agua". En el caso del río Verde debería incluir "caracterizar, cuantificar y optimizar la demanda de agua Mejorar la calidad y minimizar la contaminación del agua, fortalecer la gobernanza para la gestión integral del agua, otorgar seguridad y sustentabilidad hídrica a Los Altos de Jalisco". En las condiciones actuales del proyecto El Zapotillo, nada de estas condiciones están siquiera esbozadas, por lo que es urgente determinarlo antes de que se defina el destino del agua, subrayó Magaña Virgen.

SRN

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