lunes, 6 de junio de 2011
Jalisco, responsable de quinta parte de la deforestación del país
La pérdida de bosques en el estado pasó de 23,100 hectáreas por año a 31,600 en el estado; en 2002, la entidad sólo aportaba 7% del total; hoy, la destrucción de los bosques y selvas en el estado significa 20% del saldo nacional, rubro en el que apenas es superado por Chiapas y seguido por Yucatán
Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO
A contrapelo de una clara tendencia a la baja en la deforestación nacional y mundial, Jalisco incrementó a partir de 2002 en 37 por ciento su tasa anual de pérdida de bosques y selvas, para situarse actualmente en el segundo lugar nacional, con 31,645 hectáreas por año de “pérdida neta”, sólo por detrás del estado de Chiapas, que registra 32,332 hectáreas en las mismas condiciones.
Este es el dato más reciente que arroja el trabajo que la gerencia de Inventario Forestal y Geomática de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) entregó a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), para su reporte mundial de 2010. México en conjunto registra 155 mil hectáreas de pérdida anual, lo que significa un fuerte y sostenido descenso en la inercia destructora, cuyo crecimiento ya se ubica por debajo de 0.3 por ciento anual.
Jalisco, con intensas políticas de colonización ganadera, de creación de infraestructura que ignora la legislación ambiental —caminos, presas y carreteras— y de desarrollos turísticos, mineros o agrícolas, sobre todo en la rica región costera, se movió en sentido contrario a esa tendencia: si bien, registró entre 1993 y hasta 2002 un promedio de 23,141 hectáreas anuales de deforestación, para los años siguientes se demuestra una reactivación de la destrucción que hace hoy a la entidad responsable de casi la quinta parte de la devastación nacional. En 2002 su aporte era sólo 7 por ciento de las 314 mil hectáreas que entonces se deforestaban en toda la república.
Si se considera que esta entidad federativa tiene alrededor de tres millones de hectáreas de bosques y selvas, la destrucción anual es de 1.1 por ciento; si se suman 1.3 millones de hectáreas más de comunidades forestales perturbadas, la tasa desciende a 0.7 por ciento anual, pero aún así, es más del doble de la que registra el país. En resumen: en 1993 se estimó que se deforestaban 70 mil hectáreas por año; en 2002 se confirmó un descenso cercano a 70 por ciento en la superficie promedio afectada; y en 2007 se registra una nueva alza de 37 por ciento.
¿Cuáles son los ecosistemas que más se destruyen en Jalisco? Carlos Édgar Zermeño Benítez, responsable de la gerencia, indicó a este diario que entre 2002 y 2007 —que es la información más reciente ofrecida por el Inegi— se destruyeron por año 7,213 hectáreas de latifoliadas (bosques de encino), 4,134 hectáreas de selvas medianas y 20,215 hectáreas de selvas bajas caducifolias. Esta última comunidad biológica acumuló en el periodo más de 100 mil hectáreas de pérdida (ver gráfico).
El funcionario de la Conafor hace dos precisiones sobre estas cifras: en primer término, derivan de cartografía del Inegi levantada a una escala de 1/250 mil hectáreas, lo que impide que se puedan apreciar devastaciones a escala menor, y significa que las pérdidas netas podrían ser mayores. De hecho, la Conafor advierte que los resultados estatales son más imprecisos en la medida en que el estado en cuestión es más pequeño. Jalisco, por sus dimensiones, no presenta un problema tan acusado en ese sentido.
El otro aspecto a considerar es que, si bien, se trata de la información más actual y que sirvió de base para la Evaluación de los recursos forestales mundiales 2010 de la FAO, su corte es al año 2007; en 2013 se contará con nueva cartografía para determinar del sostenimiento o el cambio de estas tendencias.
Enrique Jardel Peláez, experto forestal de la Universidad de Guadalajara, comenta el asunto: “Las cifras de la Conafor indican que en ese periodo se ha perdido una superficie de bosques y selvas equivalente a la del bosque La Primavera cada año […] la deforestación en Jalisco se ha concentrado principalmente hacia las zonas montañosas y costeras del oeste y sur del estado. Éstas son todavía vistas como regiones de frontera para la expansión agropecuaria, donde todavía queda terreno por desmontar y ‘desarrollar’. La política de desarrollo socioeconómico ha seguido siendo la misma durante el último medio siglo: expansión de la frontera agropecuaria, ganaderización, ‘desarrollos’ turísticos, minería, carreteras —que facilitan la penetración a las áreas forestales— y urbanización. Al mismo tiempo, la producción forestal —que podría ser una opción de conservación forestal bajo manejo productivo— se mantiene relegada y la efectividad de la conservación en áreas protegidas es limitada”.
En particular, destaca la destrucción desatada sobre la selva seca, uno de los ecosistemas más importantes de Jalisco, notables a escala mundial por la nutrida presencia de especies endémicas (exclusivas). “Son vistas como áreas improductivas y marginales, y que por lo tanto pueden ser destruidas y reemplazadas por otros usos del suelo, que sin embargo resultan poco productivos e insustentables”.
En conclusión, “no existe una política coherente de conservación y aprovechamiento sustentable de los bosques y selvas de Jalisco”.
Por su parte, Arturo Curiel Ballesteros, investigador de la UdeG y quien participó en los años 90 del siglo XX en una primera estimación de deforestación en el estado, advierte: “Los procesos y las fuerzas que están presionando a los bosques no han disminuido […] creo que en términos de política ambiental, lo que se busca es detener el proceso de degradación, y luego de alguna manera revertirlo; en la parte de las tendencias que se tienen en Jalisco no se observa que se esté deteniendo el proceso, al revés, se han ido incrementando: ha aumentado el cambio de uso de suelo, se han quitado bosques por huertas, se han eliminado superficies de áreas protegidas, se mantienen los incendios forestales; estamos lejos de generar las condiciones para que se dé una contención”.
Así, ante un discurso oficial que habla de una apuesta por la sustentabilidad y que hoy remarcará el presidente Felipe Calderón, que vendrá a Jalisco a celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente, las cifras frías revelan que la naturaleza sigue en acelerada destrucción.
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