domingo, 5 de junio de 2011
Minera viola norma mexicana de desechos tóxicos
Tonaya. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO. Edición del 31 de mayo de 2011
Las “presas de jales”, donde se depositan los desechos de las minas, no deben ubicarse en la parte alta de las cuencas porque hay altas posibilidades de contaminarlas, señala el Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente en Materia de Residuos Peligrosos, pero es un planteamiento técnico que aparentemente no se cumplió en el caso de la mina de oro, plata y zinc que explota la Compañía Minera Metalúrgica Tapalpa, cuyos residuos han provocado muerte de ganado en la parte baja del río San Gertrudis.
El artículo 36 del citado reglamento menciona: “La disposición final de los residuos peligrosos generados en la industria minera se efectuará en presas de jales y de conformidad con lo dispuesto en las normas técnicas ecológicas correspondientes. Las presas de jales podrán ubicarse en el lugar en que se originen o generen dichos residuos, excepto arriba de poblaciones o de cuerpos receptores ubicados a una distancia menor de 25 kilómetros que pudieran resultar afectados”.
Los ganaderos afectados, que han conformado un frente ciudadano para obligar a que el aprovechamiento minero respete las leyes, señalan que el problema de fondo es que no se invierte en la mitigación y prevención de los impactos ambientales.
Coinciden con ellos los investigadores de la Universidad de Guadalajara David Barrera Hernández, Rafael Valladolid Cacho y Pedro Zárate del Valle, quienes elaboraron un artículo del tema en el marco del Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial de Jalisco:
“El aprovechamiento minero metálico y no metálico en el estado genera importantes impactos al medio ambiente. La minería metálica es una importante contaminadora debido a que el beneficio de los minerales provoca problemas como la producción de sulfatos y residuos ácidos o de metales pesados y la ocupación de superficies con lodos de deposición, materiales prácticamente inertes que requieren, para su restauración, de un proceso gradual y que, por otro lado, puede contaminar con elementos tóxicos las fuentes de agua”.
Esta es la historia que han padecido las rancherías enclavadas aguas abajo de esta factoría , quienes reportan la muerte de reses y el aborto de crías como efecto del consumo de aguas envenenadas por los tóxicos que genera el proceso de beneficio de metales. La contaminación está acreditada por estudios de laboratorio avalados por la Comisión Nacional del Agua (CNA), y aún así, la explotación continúa en la sierra de Tapalpa.
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