viernes, 26 de enero de 2018

Bosques son tema de desarrollo rural


Institucionalidad fuerte, planificación territorial y subsidios y apoyos bien orientados permitirán salvar los ecosistemas, advierte consultor.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

Los bosques son un tema de desarrollo rural, y como tal, no pueden estar al margen de la economía agropecuaria que históricamente ha condicionado el estado de salud de la vida silvestre. Esto significa que si se desean bosques para siempre, la ecuación debe incluirles en cualquier modelo de negocios y de desarrollo social, advierte el consultor e investigador de la Universidad de Guadalajara, Sergio Graf Montero.

Esto sale a colación en el contexto de la fuerte presión que las florestas templadas y tropicales padecen por incendios, por los que Jalisco ha sido por dos años consecutivos primer lugar nacional en estadística de daños, pero además, la deforestación y el cambio de uso de suelo, un correlato no visibilizado en el eslogan de “campeón agropecuario” que ha sido documentado para los exitosos modelos del aguacate, las berries (los frutos del bosque), y que históricamente es el costo de la ganadería extensiva.

Esto ha sido el objetivo de la estrategia de manejo territorial a través de juntas intermunicipales, que se han reproducido en las regiones más diversas de Jalisco.

“Es importante el arreglo institucional, a multiescala, para el tema de la deforestación con todas las secretarías, y de ahí se derivan grupos de trabajo para el tema ganadero y social que son dos temas importantes, para poder conseguir la mayor parte de subsidios; y esos grupos de trabajo colaborando con todas las dependencias y de ahí se diseñan los instrumentos, y ahora se está trabajando en las juntas para dar seguimiento a la implementación de los proyectos, y de esa manera organizar con mucho sentido los subsidios y apoyos, con objetivos claros e insertos en una lógica de territorio”, dice en entrevista con MILENIO JALISCO. “Si no hay quien lo construya, la institucionalidad, está difícil alcanzar metas como contener la deforestación y revertirla”.

Es decir, “tomar medidas para detener impactos como la deforestación lleva a alinear las políticas ambientales con las agropecuarias; para evitar que el incentivo agropecuario sea un incentivo contra la deforestación, tienes que hacer esta alineación, creo que en Jalisco ha ayudado el gobierno del estado a lograrlo entre sus propias instancias”, pero lo deseable es que eso alcance al gobierno federal, que encabeza la aportación de los subsidios a las actividades agropecuarias.

“Debe entenderse que es posible la organización de la producción para evitar que en las zonas forestales siga la presión; y es posible también que el gobierno federal saque un decreto o mapa donde establezca las zonas donde no se van a entregar subsidios agropecuarios, ni créditos, aunque se deforeste y se haga el cambio de suelo; a la hora que se haga la solicitud de subsidios, sacas tu mapa y pones tu georreferenciación, y es rechazado; es un sistema de riesgos ambientales, donde se rechazan créditos y subsidios por la ubicación en un lugar: donde en 2012 había bosque, debe seguir; eso va a romper el incentivo carreta, o sea, yo deforesto y no necesito subsidio y financio a campesinos que me ayuden a tumbar y los dejo que siembren, y luego viene la palma de aceite, el aguacate y como ya está deforestado, dentro de dos años hago mi solicitud de crédito para los subsidios y se dan, y con esa situación nunca vamos a acabar con el problema”.

Un caso emblemático son los créditos para deforestación que han obtenido los proyectos menonitas en Campeche, “el ritmo es tremendo porque tienen subsidios, y no se puede seguir así”.

De manera que “es importante que se haga un replanteamiento del presupuesto forestal, federal y estatal, para asegurar objetivos; mucho tiene que ver con la capacidad de los actores para actuar: puedes meter muchos subsidios pero si no hay capacidades institucionales en los ejidos y comunidades, y no hay acompañamiento técnico, es imposible que se dé, se va por la coladera…”.

Pasa también por mantener presupuestos decorosos que permitan operar. “Si reduces el presupuesto, reduces los recursos humanos, y ya no tienes con quien ir a campo a hacer el acompañamiento y eso se los transfieres a un privado, y el privado con todo su derecho busca maximizar su ganancia; se necesita hacer un acuerdo con la sociedad, organizaciones de la sociedad civil”, y no dejar solos a los municipios que apenas tienen para paliativos.

Las juntas intermunicipales son espacios de negociación y discusión entre tres niveles de gobierno, que permiten canalizar programas y recursos, y acordar con los actores del territorio el mejor modo de aplicarlos con objetivos claros y plazos. “Quiero ser enfático; en la estrategia que hemos desarrollado en cinco estados para detener la deforestación, Jalisco es el que más voluntad ha tenido para articular los programas forestales y agropecuarios, para poder revertir el problema […] por ejemplo, la Seder detuvo su programa de repoblamiento bovino, porque aumentar el hato significa aumentar la presión forrajera; entonces creó los sistemas silvopastoriles, como un concepto de apoyo que lo articuló con instrumentos forestales”.

De esta manera, el ganadero que aplica debe tener instrumentos como un programa de manejo forestal, maderable o no, o una unidad de manejo de vida silvestre [Uma], “sabiendo que el recurso forestal forrajero más importante son las selvas secas y los encinares, que son los que menos valor económico tienen, se obligó a quienes solicitaran esos recursos a que tuvieran este programa para que el subsidio agropecuario no se convirtiera en un estímulo de cambio de suelo, y eso es bastante innovador, es la primera vez en el país que se hace…”.

GPE

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