lunes, 6 de febrero de 2012

Buscan expandir la ciudad con el macrolibramiento



Aprovecharán compromisos electorales para crecer en La Primavera, dice investigador del CUCBA de la UdeG

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

El negocio de la especulación inmobiliaria ya ha buscado aprovechar el espacio abierto por el macrolibramiento de Guadalajara para mantener la expansión de la ciudad, advierte el académico del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la UdeG, Miguel Magaña Virgen.

“El impacto ambiental negativo del macrolibramiento sobre el bosque La Primavera es indiscutible, diversos especialistas e interesados en la protección del ambiente, lo hemos manifestado y sustentado con sentido social y alegatos científicos; casi es seguro que los burócratas —funcionarios y técnicos— también están de acuerdo en que esta obra pública, significa la puntilla para la degradada área natural desprotegida, aunque entendemos que cheque quincenal, mata razonamientos técnicos y las decisiones con ética ambiental, matan futuro político”, ironiza el investigador.

“Se ha mencionado con insistencia lo grave que es la interrupción de los corredores biológicos, pero también hemos propuesto las alternativas para esta importante y necesaria obra pública. Sin embargo, el que sea una obra necesaria no obliga a que se acepte como la proyectaron. El estudio de impacto ambiental presentado es, más que deficiente, indignante, pues no cumple en lo más mínimo con el espíritu de esta herramienta de la gestión ambiental, que es prevenir y mitigar, en su defecto, daños irreversibles al equilibrio de los ecosistemas”, opina.

Pone en relieve que no sólo son los corredores biológicos los que están “bajo el destino manifiesto de esta obra de construcción que sin freno, terminará destruyendo vetas de alimentación biológica para La Primavera, sino que atrás de su construcción ya están velando armas las constructoras inmobiliarias y los cárteles de la especulación territorial”.

A finales del sexenio de Francisco Ramírez Acuña, “se presentó en el Consejo Estatal de Desarrollo Urbano un proyecto para el crecimiento de la zona metropolitana de Guadalajara, que a grandes rasgos consistía en prolongar avenidas desde la mancha urbana, hacia el trazo del macrolibramiento y vincular estas con vialidades alimentadoras, formando así una especie de telaraña que cubriera la totalidad de los terrenos que quedarían dispuestos a urbanizar, producto del macrolibramiento”, señala, como testigo del hecho, pues Magaña Virgen era director general en la Secretaría de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Semades).

“Desde ese momento señalamos lo absurdo que era provocar un megadesarrollo de una zona metropolitana, que está al punto del infarto vial y cada vez más con insuficiencia de servicios de infraestructura, agua, zonas verdes y por si fuera poco nadando en la inseguridad económica y con alto índice de criminalidad”, refiere.

Sin embargo, “el estudio ambiental de marras no contempla ni por equivocación ese impacto negativo e irrecuperable a la dinámica urbana de Guadalajara y su área conurbada. De no modificarse el trazo y el diseño constructivo del macrolibramiento carretero, el daño será altamente sinérgico. El panorama es de serio riesgo: un pulmón natural destinado a su degradación, una ambición desmedida por parte de la industria de la construcción, una procuraduría urbana que lo único que procura es estar en la nómina oficial, una vialidad limitada y conflictiva, una atmósfera que aumentaría su contaminación con el crecimiento anárquico hacia y desde el macrolibramiento”.

Una época donde los candidatos “les pasan la charola a los constructores para sus campañas, empeñando así el cumplimiento del código y reglamentos urbanos, un área natural de alta infiltración de agua, proyectada para ser cubierta con una cobija de concreto, como es El Bajío, la carencia de un transporte colectivo que desanime el uso del automóvil, un transporte urbano que en víctimas, compite con el número de encostalados, el aumento de desertificación y carencia de metros cuadrados de áreas verdes por habitante, enmarcado todo esto con una planeación de usos de suelo a la medida del mejor postor, no nos deja opción, mas que para un futuro urbano lamentable y de baja calidad”.

Y todavía preguntan, añade, “por qué señalamos que en Jalisco, la gestión ambiental es simulación”.

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