Las cuencas de Atemajac, Tesistán y El Ahogado demandan “cirugía mayor”. El SIAPA y la CEA cuentan con los diagnósticos y los proyectos, pero carecen de los recursos para realizar las grandes obras de control necesarias para evitar el caos que provocan las lluvias intensas.
Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO. Edición del 21 de junio de 2010
Construir las grandes obras de control de avenidas de agua que requiere el espacio urbano de Guadalajara demanda poco más de ocho mil millones de pesos, incluidos los valles de Atemajac, Tesistán y Toluquilla (o El Ahogado).
Esta enorme inversión, 25 por ciento mayor a la prevista para el viaducto elevado, más del doble de la cancelada presa de Arcediano o equivalente a 16 puentes atirantados como el que se construye en el cruce de la calzada Lázaro Cárdenas y la avenida López Mateos, tiene ya entre tres y cuatro años en gestión, pero apenas se ha podido conseguir recursos, reconocen las instancias técnicas del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA) y de la Comisión Estatal del Agua (CEA).
De este modo, no sólo no se tienen soluciones de fondo para los puntos de inundación recurrente en la zona conurbada, sino que el problema tiende a aumentar y agravarse ante el crecimiento caótico de la ciudad, sobe todo en el valle de Toluquilla.
Carlos Hernández Solís, gerente técnico del SIAPA, señala que están en fase de integración catorce proyectos ejecutivos, con base en los cuales, se buscará el recurso para su ejecución, priorizando los que benefician mayores espacios y más población en la superficie consolidada de la ciudad, que corresponde a los valles de Atemajac y Tesistán. Las inversiones totales para esto rondan cuatro mil millones de pesos.
La CEA también tiene ya un amplio diagnóstico de la situación en El Ahogado, con una serie de acciones en cinco grandes rubros, dentro de las cuales, destaca la adquisición y restauración de los canales de riego y las presas de la zona, de manera que recuperen su papel hidrológico y sirvan para desahogar las demasías de agua sin ser acompañadas por las inundaciones desastrosas que hasta la fecha se presentan, señala el director de cuencas del organismo estatal, Héctor Castañeda Náñez. Son inversiones que rondan 4,200 millones de pesos, de los cuales, apenas se han conseguido ejercer “alrededor de 5 por ciento” (ver nota anexa).
Las obras del SIAPA
Los catorce proyectos en Atemajac y Tesistán atienden la mayor parte de los 73 puntos de inundación recurrente que ha detectado el SIAPA en la zona metropolitana de Guadalajara.
“Lo que se está buscando es aprovechar que todavía hay espacios, parques, uno que otro campo de futbol, que pudieran aprovecharse para almacenar el agua torrencial que como producto de una lluvia intensa de una hora o menos, llega en gran volumen; lo que tenemos que hacer es captar esa agua temporalmente e ir desalojando poco a poco ese gran torrente de agua, lo convertimos en un chorrito controlado, mediante cajas que almacenan, que regulan: aprovechar espacios todavía no urbanizados que permitan hacer un tanque de almacenamiento para desalojar esa lluvia en 24 horas con un pequeño chisguete a los colectores, de tal formas que los colectores no se desborden, no se tapen”, explica Hernández Solís.
Eso es en esencia el Programa Integral de Manejo de Aguas Pluviales (Promiap). “Ya tenemos catorce proyectos. Queremos ya tratar de consolidar la gestión del recurso económico para irlos ejecutando”, afirma.
Un ejemplo: “Todo lo que es el río Atemajac, entiéndase avenida Patria, el arroyo de La Campana, cruzamiento con el Country Club, con [la avenida] Montevideo; viene incluida toda la seria de colectores medio recuperados con un tanque que rompa ese pico de gran lluvia, aprovechar las propias escorrentías del arroyo […] así con otros colectores y arroyos de la ciudad, el de Plutarco Elías Calles, el de la zona de López de Legaspi, la zona de El Deán, etcétera”.
—¿Pero en este caso implicaría la adquisición de predios o serían sólo parques y espacios públicos o zonas federales?
—Básicamente involucra costos de infraestructura, pero sí se tiene que manejar la gestión social, porque puede haber por ejemplo una unidad deportiva que tenga un campo de futbol, que si bien puede ser propiedad pública, demanda la gestión social y la aceptación de que debajo de ese campo vamos a hacer un tanque, o bien, se aprovecha el campo de futbol, se inunda el terreno en el periodo de lluvias, y en el periodo de secas se mantiene como campo deportivo […] el programa sí implica algunas adquisiciones de tierra, por supuesto, pero en menor medida.
Los catorce primeros proyectos, añade, son con los que se daría respuesta en un alto porcentaje a los problemas de inundación que hay en la metrópoli.
—Cuando se concluyan los proyectos, ¿cómo en cuánto reducirá el problema?
—Se puede aventurar que será un beneficio, hay que ser claros, de un 80 por ciento, asociado al control de inundación, que tendría un 5 por ciento de probabilidades de ocurrencia, eso se llama “periodo de retorno” en hidrología […] es muy difícil hablar de una solución total.
—Es decir, si un día hay una lluvia verdaderamente abundante y extraordinaria, esto solo va a amortiguar y va a ser finalmente desbordado…
—Así es de claro.
—¿Por qué la dificultad de financiar algo que es tan necesario y benéfico para la ciudad?
—Bueno, las obras de control de inundación son costosas, y como son obras que no tienen un esquema tarifario de apoyo de recuperación; es como el caso de las calles, ¿una pavimentación a quién se la cobras, al que pasa diario, al que pasa cien veces, al que pasa mil veces, los identificas o no los identificas? Son obras que no pueden arrojar una esquema de recuperación, el gran beneficio que te dejan es que no te estés inundando; si le metes evaluación económica, asociando los daños que provocan las lluvias y disminuyendo las probabilidades de ocurrencia, resulta que si bien son inversiones fuertes, los beneficios son mayores, pues dejaron de haber cuantiosas pérdidas, y ese es el mayor de los beneficios, aunque sean difíciles de llevar a un esquema de recuperación económica de las propias inversiones.
En el Promiap se ha calculado un perjuicio promedio anual causado por las lluvias de 350 millones de pesos, correspondiente exclusivamente a la zona que atiende el SIAPA. Quiere decir que una inversión de esta envergadura se justifica y paga en tan sólo doce años.
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El Ahogado, el enorme reto de cambiar una cuenca
El valle de Toluquilla, correspondiente a la cuenca de El Ahogado, es una extensión cercana a 500 kilómetros cuadrados donde hasta hace un par de décadas el uso era agrícola. Las nueve presas y tres vasos menores que allí existen, junto con arroyos y canales, eran un sistema de conducción de agua agrícola. Cuando empezaron a abrirse grandes fraccionamientos, a partir de 1990, el asunto de la conducción del agua cambió. “No fue un sistema diseñado para los problemas de agua urbana que ahora traemos”, advierte el director de cuencas de la Comisión Estatal del Agua (CEA), Héctor Castañeda Náñez.
En función de eso, la CEA elaboró un diagnóstico para resolver por cinco capítulos los grandes problemas hidráulicos de la integración de este amplio valle a la ciudad de Guadalajara. El programa completo da 45 acciones y un financiamiento de 4,200 millones de pesos, que sólo han sido aportados de forma mínima —menos de 5 por ciento—.
Por eso, este temporal, si regresan lluvias copiosas y en tiempos reducidos, volverán las inundaciones. La suerte de la zona estará ligada a la intensidad del temporal, reconoce el funcionario estatal.
¿Qué se plantea en el plan maestro y qué se ha hecho?
“Para resolver el problema de fondo de la cuenca, incluso adquisición de vasos —todos son propiedad privada o social—, recuperación de cauces a tamaños indispensables para hablar de 100 años de periodo de retorno, resolver los cruces de los arroyos que descargan al canal de Las Pintas, así como los trabajos de desazolve y reforzamiento de bordos, implica 4,200 millones de pesos”. Ese gran paquete fue dividido en cinco capítulos con 45 acciones en total. El primero, “la recuperación de los vasos de nueve presas, tres vasitos y cauces y arroyos más importantes. Hay que señalar que esto, por deber resolver un problema de tenencia de la tierra, se lleva al menos 2,600 millones de pesos”. Logros. “Ya hicimos el desazolve de la presa El Cuervo; Tlajomulco le metió dinero desde el año pasado al desazolve de la presa El Guayabo y el reforzamiento de la cortina. Este año la Secretaría de Desarrollo Urbano desazolvó la presa El Órgano poniente mientras el SIAPA desazolvó Las Pintas”.
Segundo capítulo, demolición de construcciones que obstruyen el agua. “Puentes peatonales, bicicleteros o de carros, no cumplen ninguna capacidad hidráulica y entrampan el libre cauce […] buena parte del trabajo se hizo en 2008, los puentes ubicados en El Muey, Mexichen, dos particulares enclavados en la carretera a El Salto, Jardines del Castillo; se retiró otro más hace 22 días en Las Pintas, frente a Haciendas del Cuatro, y Tlaquepaque está por hacerlo en dos puentes sobre Arroyo de En medio; en este mismo cauce, en Tonalá, quedan aún siete estructuras por retirar”.
Tercer capítulo, trata de acciones en el vaso de la presa El Ahogado. Se trata de recuperar su capacidad de regulación de quince millones de metros cúbicos (hoy está a la mitad). Por ahora sólo se ha reforzado la cortina. Se calcula que desazolvar siete millones de m3 costaría cerca de 20 millones de pesos.
Cuarto. Liberar los cruces sobre el canal de Las Pintas. El SIAPA da mantenimiento pero falta hacer obras definitivas.
Quinto, acciones en el río Santiago. La Secretaría de Desarrollo Rural terminó el proyecto ejecutivo del comportamiento del río, lo presentará a la Comisión Nacional del Agua (CNA) para determinar el modo de financiarlo.
Castañeda Náñez reitera que no se tiene una infraestructura adecuada, y que dependerá no del volumen de agua que caiga, sino de su intensidad, el que se presenten mayores inundaciones o no. En 2009 llovió casi lo mismo que en 2008, pero no hubo desastres porque el agua cayó espaciada. El centro de mando que ya entró en operaciones hace dos semanas tendrá la posibilidad de atender contingencias. Pero la gran solución a todos los problemas generados por la urbanización caótica, sigue lejos.
El valle de Toluquilla, correspondiente a la cuenca de El Ahogado, es una extensión cercana a 500 kilómetros cuadrados donde hasta hace un par de décadas el uso era agrícola. Las nueve presas y tres vasos menores que allí existen, junto con arroyos y canales, eran un sistema de conducción de agua agrícola. Cuando empezaron a abrirse grandes fraccionamientos, a partir de 1990, el asunto de la conducción del agua cambió. “No fue un sistema diseñado para los problemas de agua urbana que ahora traemos”, advierte el director de cuencas de la Comisión Estatal del Agua (CEA), Héctor Castañeda Náñez.
En función de eso, la CEA elaboró un diagnóstico para resolver por cinco capítulos los grandes problemas hidráulicos de la integración de este amplio valle a la ciudad de Guadalajara. El programa completo da 45 acciones y un financiamiento de 4,200 millones de pesos, que sólo han sido aportados de forma mínima —menos de 5 por ciento—.
Por eso, este temporal, si regresan lluvias copiosas y en tiempos reducidos, volverán las inundaciones. La suerte de la zona estará ligada a la intensidad del temporal, reconoce el funcionario estatal.
¿Qué se plantea en el plan maestro y qué se ha hecho?
“Para resolver el problema de fondo de la cuenca, incluso adquisición de vasos —todos son propiedad privada o social—, recuperación de cauces a tamaños indispensables para hablar de 100 años de periodo de retorno, resolver los cruces de los arroyos que descargan al canal de Las Pintas, así como los trabajos de desazolve y reforzamiento de bordos, implica 4,200 millones de pesos”. Ese gran paquete fue dividido en cinco capítulos con 45 acciones en total. El primero, “la recuperación de los vasos de nueve presas, tres vasitos y cauces y arroyos más importantes. Hay que señalar que esto, por deber resolver un problema de tenencia de la tierra, se lleva al menos 2,600 millones de pesos”. Logros. “Ya hicimos el desazolve de la presa El Cuervo; Tlajomulco le metió dinero desde el año pasado al desazolve de la presa El Guayabo y el reforzamiento de la cortina. Este año la Secretaría de Desarrollo Urbano desazolvó la presa El Órgano poniente mientras el SIAPA desazolvó Las Pintas”.
Segundo capítulo, demolición de construcciones que obstruyen el agua. “Puentes peatonales, bicicleteros o de carros, no cumplen ninguna capacidad hidráulica y entrampan el libre cauce […] buena parte del trabajo se hizo en 2008, los puentes ubicados en El Muey, Mexichen, dos particulares enclavados en la carretera a El Salto, Jardines del Castillo; se retiró otro más hace 22 días en Las Pintas, frente a Haciendas del Cuatro, y Tlaquepaque está por hacerlo en dos puentes sobre Arroyo de En medio; en este mismo cauce, en Tonalá, quedan aún siete estructuras por retirar”.
Tercer capítulo, trata de acciones en el vaso de la presa El Ahogado. Se trata de recuperar su capacidad de regulación de quince millones de metros cúbicos (hoy está a la mitad). Por ahora sólo se ha reforzado la cortina. Se calcula que desazolvar siete millones de m3 costaría cerca de 20 millones de pesos.
Cuarto. Liberar los cruces sobre el canal de Las Pintas. El SIAPA da mantenimiento pero falta hacer obras definitivas.
Quinto, acciones en el río Santiago. La Secretaría de Desarrollo Rural terminó el proyecto ejecutivo del comportamiento del río, lo presentará a la Comisión Nacional del Agua (CNA) para determinar el modo de financiarlo.
Castañeda Náñez reitera que no se tiene una infraestructura adecuada, y que dependerá no del volumen de agua que caiga, sino de su intensidad, el que se presenten mayores inundaciones o no. En 2009 llovió casi lo mismo que en 2008, pero no hubo desastres porque el agua cayó espaciada. El centro de mando que ya entró en operaciones hace dos semanas tendrá la posibilidad de atender contingencias. Pero la gran solución a todos los problemas generados por la urbanización caótica, sigue lejos.
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