Preocupa a medio científico y ecologistas presiones de “aguacateros”. La dirección del parque nacional encabeza un esfuerzo para difundir sus riquezas y lo que amenaza a la mayor montaña del occidente del país, último reducto de las riquezas del eje neovolcánico
Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO. Edición del 20 de junio de 2010
La madrugada del pasado 28 de mayo, un incendio devoraba bosques de pino y mesófilo de montaña entre las zonas de Huescalapa y El Fresnito, ladera oriente del Nevado de Colima. “Alrededor de las cuatro de la mañana frente a los ojos de todos nosotros, un aguacatero de nombre Efraín aprovechó el incidente y prendió fuego a una parte de su bosque […] aprovechó que estaban las brigadas y quemó lo que quería […] luego desapareció”.
Quien relata la historia es el director del parque nacional, José Villa Castillo. La gran amplitud del siniestro y la falta de presencia de personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) o de policías municipales, le impidió actuar.
Pero el hecho lo dejó consternado. Y si bien, la cifra oficial del desastre que dio a conocer la Comisión Nacional Forestal fue de apenas ocho hectáreas, las evaluaciones de la propia dirección del parque revelan alrededor de 380 hectáreas por donde pasó el fuego y las condiciones de los ecosistemas fueron alteradas, sin haberse determinado hasta ahora la gravedad de los daños y los costos económicos y de tiempo que llevará la regeneración.
Pero el cambio de suelo aguacatero busca que ese proceso no se dé. Villa Castillo recuerda otro suceso del año 2006, en la misma zona de El Fresnito, cuando el bosque de pino fue quemado y no hubo poder humano que impidiera establecer en su lugar un huerto de aguacate que ahora prospera.
Por eso, el biólogo ha encendido las luces de alerta: el Nevado de Colima (4,260 metros sobre el nivel del mar), gran macizo montañoso de más de 80 mil hectáreas que comparten Jalisco (85 por ciento) y Colima (15 por ciento), donde se ubica uno de los volcanes más activos del país, está en riesgo de pasar por la misma suerte que ocurrió a las otras grandes montañas del eje neovolcánico: los cambios de uso del suelo de las últimas décadas, sobreexplotación de sus recursos y la fuerte impronta humana han empobrecido su flora y fauna.
Hoy, los gigantes Pico de Orizaba o Citlaltépetl (5,670 msnm), Popocatépetl (5,452 msnm), Iztaccíhuatl (5,282 msnm), Nevado de Toluca (4,564 msnm), Sierra Negra (4,400 msnm), Cofre de Perote (4,282 msnm), La Malinche (4,107 msnm) y Tancítaro (3,900 msnm), han perdido buena parte de sus ecosistemas originales, y constituyen, en buena medida, un atractivo solitario, pues la mayor parte de su fauna carismática original, como el lobo mexicano, el puma, el jaguar (en las partes bajas de las montañas cercanas a las líneas de costa), el venado cola blanca y el águila real, han desaparecido.
“Es necesario tomar conciencia que el Nevado y el Volcán de Fuego son ya los últimos grandes refugios de especies que nos quedan entre las grandes montañas, y hacer lo necesario para salvarlos”, urge el director del parque, quien también funge como director del recién creado parque estatal Bosques Mesófilos del Nevado de Colima.
“La cuestión es que a pesar de la explotación forestal persistente por 50 años, el complejo volcánico de Colima es quizá uno de los puntos del eje neovolcánico mejor conservado, sobre todo respecto a las grandes montañas del centro del país, donde las actividades humanas afectan todos los días sus ecosistemas”, apunta la bióloga Sonia Navarro Pérez, de la Universidad de Guadalajara. El vecino Tancítaro, que asoma por el oriente las tardes despejadas, es el espejo de lo que no se quiere en el futuro del gigante de Jalisco: el mayor pico de Michoacán es una amplia montaña llena de verdor, pero en su mayor parte por las huertas aguacateras. Allí, la economía se impuso a la ecología.
Datos de la devastación
En el sitio www.cuencas.ine.gob.mx, el Instituto Nacional de Ecología y el CentroGeo AC, diseñaron e implementaron el Sistema de Consulta de las Cuencas Hidrográficas de México, con la finalidad de facilitar el acceso al acervo de datos geográficos de cada una de ellas.
Si se descarga la información de uso del suelo y vegetación de los años 1976 y 2000, así como la degradación de suelos para las ocho prominencias montañosas del Eje Neovolcánico Transversal: Pico de Orizaba, Popocatépetl, Iztaccihuatl, Nevado de Toluca, Malinche, Cofre de Perote, Pico de Tancítaro y Nevado de Colima, saldrán importantes evidencias del deterioro.
El uso de estas imágenes “demuestra que los volcanes Pico de Orizaba, Cofre de Perote, Nevado de Toluca y Pico de Tancítaro presentan la mayor pérdida de bosques al poder observarse mayores cambios en el uso de suelo […] sobre lo anterior en más notable el cambio de uso del suelo y fragmentación del bosque en los volcanes Pico de Orizaba, que perdió una gran parte de sus bosques presentes aún en la década de los setenta; y más alarmante en Cofre de Perote, con la presencia de amplias zonas de pastizal inducido para ganadería extensiva; por su parte, Nevado de Toluca perdió sus bosques en la base de la montaña para dar paso a pastizales inducidos, y en Pico de Tancítaro eso sucedió para el cultivo de aguacate”, afirma Villa Castillo.
En cuanto a los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl y La Malinche “no se observan mayores cambios en el uso del suelo y vegetación, aunque con la aplicación del zoom de Google Earth con imágenes del año 2007 se puede observar un bosque más bien abierto y degradado por el gran impacto de las actividades antrópicas de más de 30 millones de habitantes que rodean estos volcanes de los estados de México, Puebla, Tlaxcala y Morelos”.
Jorge Neyra, prominente montañista, opina del tema por vía electrónica: “me consta el proceso de degradación de ciertas montañas como el Cofre de Perote, en donde hay talamontes casi en el límite del bosque, ¡A 3,900 msnm, del lado sur!, lo cual ya es grave porque cuando acaben con los escasos pinos ya no habrá nada qué explotar. Al Tancítaro hace cuatro años que no voy, pero supongo que por el estilo andan las cosas precisamente por el abuso de los cultivos de aguacate. En la Malinche he visto mucha tala más bien del lado de Puebla, aunque tengo referencias de que también en Tlaxcala han abierto unos claros […] El Iztaccíhuatl no está aún tan devastado, hay áreas bien conservadas pero quién sabe cuánto se mantengan así. Y no dudo en absoluto que el Zapotépetl o Nevado de Jalisco [sic] sea la mejor conservada de todas las altas montañas, además de que no hay gente o poblados a tres mil msnm como sí sucede en el Nevado de Toluca, en donde hay nueve mil personas dentro del parque nacional”.
En contraste, sigue Villa Castillo, el Nevado de Colima “es la única de las montañas analizadas con anterioridad que conserva sus bosques sin cambios en el uso de suelo y vegetación […] aunque actualmente sí existe presión antrópica para forzar el cambio de uso de suelo con la quema de sus bosques para la introducción de huertas de aguacate”.
La riqueza en deterioro
Quedan reductos de la riqueza espectacular que han ido perdiendo los grandes volcanes mexicanos, enclavados en una franja que parte al país del océano Pacífico al golfo de México. “De las cuatro regiones montañosas del país, la Franja Volcánica Transversal registra el mayor número de plantas vasculares de los bosques templados, con 5,139 especies […] se encuentran casi todos los tipos de vegetación de México, dominando el bosque de coníferas [31 por ciento] y el de encinos [28 por ciento], los cuales reúnen el mayor número de especies de pino a nivel mundial”, explica la investigadora Sonia Navarro.
Y como se trata de la gran zona transicional entre la América Neártica y la Neotropical, identifica una alta tasa de recambio de especies y, por ende, una importante “recombinación genética”. Un ejemplo es la concentración de una cuarta parte de la herpetofauna (reptiles) mexicana: “249 especies del total de 1,165 para todo México, 80 por ciento de ellas exclusivas […] además, dos de cada tres especies de aves del país se distribuyen en esta franja”.
Para Navarro Pérez, los esfuerzos de conservación deben buscar recuperar todas las grandes montañas además de detener las amenazas que acechan a los volcanes de Colima, tratando de que la economía no se imponga a la ecología. Pese a todo, los colosos siguen dominando el paisaje mexicano, imponentes y silenciosos.
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Un peso para dar un paso
No todas son malas noticias para el Nevado de Colima: el pasado 17 de junio, el Ayuntamiento de Zapotlán el Grande aprobó la iniciativa Un peso para dar un paso, que le propuso la dirección del parque nacional, y de este modo, se ha establecido una tarifa de participación social voluntaria de cinco a diez pesos en el recibo del agua, para destinarlo a la conservación del Parque Nacional Nevado de Colima.
Los principales promotores de la iniciativa, además del propio José Villa Castillo, son el presidente municipal, Anselmo Abrica Chávez, y los regidores Alejandro Medina del Toro y Gustavo Leal Díaz.
“Ahora tendremos que hacer una intensa campaña entre los ciudadanos para convencerlos del gran beneficio de que donen para que mejore la gestión de la montaña, que tantos beneficios les da”, explica el director.
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No todas son malas noticias para el Nevado de Colima: el pasado 17 de junio, el Ayuntamiento de Zapotlán el Grande aprobó la iniciativa Un peso para dar un paso, que le propuso la dirección del parque nacional, y de este modo, se ha establecido una tarifa de participación social voluntaria de cinco a diez pesos en el recibo del agua, para destinarlo a la conservación del Parque Nacional Nevado de Colima.
Los principales promotores de la iniciativa, además del propio José Villa Castillo, son el presidente municipal, Anselmo Abrica Chávez, y los regidores Alejandro Medina del Toro y Gustavo Leal Díaz.
“Ahora tendremos que hacer una intensa campaña entre los ciudadanos para convencerlos del gran beneficio de que donen para que mejore la gestión de la montaña, que tantos beneficios les da”, explica el director.
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FRENTE A FRENTE, LAS RIQUEZAS DE CUATRO GIGANTES
Nevado-Volcán de Fuego
Estados: Jalisco y Colima
Superficie total: 84,340 hectáreas
Superficie bajo esquema de protección (incluidos el parque nacional, los bosques mesófilos estatales decretados en 2009 y el área de conservación El Jabalí): 18,946 hectáreas.
Variación altitudinal: 650 a 4,260 metros sobre el nivel del mar (3,010 metros).
Tipos de ecosistemas: selva baja, bosque de encino-pino, bosque mesófilo de montaña, bosque de pino, bosque de aile, bosque de oyamel, zacatonal alpino.
Especies documentadas: 669 especies: 172 de plantas vasculares, repartidas en 98 géneros y 44 familias; 126 especies de mamíferos; 254 de aves, 117 de reptiles; faltan inventarios de plantas no vasculares, anfibios y peces.
Tipo de presiones: Tala legal e ilegal, ganadería, cambio de uso de suelo para abrir huertas de aguacate, incendios forestales, cacería clandestina y extracción ilegal de flora.
Iztaccíhuatl–Popocatépetl
Estados: Puebla, México y Morelos
Superficie total: 283,192 ha
Superficie bajo protección (incluye el parque nacional Zoquiapan y Anexas): 45,097 hectáreas
Variación actitudinal: 1,700 a 5,500 metros sobre el nivel del mar (3,800 metros)
Tipos de ecosistemas: bosque de pino, bosque de pino-encino, bosque de oyamel, zacatonal alpino.
Especies documentadas: 469 especies, entre ellas, 161 especies de plantas vasculares, 51 especies de mamíferos, diez de reptiles y 162 de aves.
Tipo de presiones: tala ilegal, cambios de uso de suelo agrícola y ganadero, cacería ilegal y extracción ilegal de flora y fauna, creciente urbanización en los valles contiguos.
Fuentes: Programas de conservación y manejo de las áreas protegidas, Conanp
Estados: Jalisco y Colima
Superficie total: 84,340 hectáreas
Superficie bajo esquema de protección (incluidos el parque nacional, los bosques mesófilos estatales decretados en 2009 y el área de conservación El Jabalí): 18,946 hectáreas.
Variación altitudinal: 650 a 4,260 metros sobre el nivel del mar (3,010 metros).
Tipos de ecosistemas: selva baja, bosque de encino-pino, bosque mesófilo de montaña, bosque de pino, bosque de aile, bosque de oyamel, zacatonal alpino.
Especies documentadas: 669 especies: 172 de plantas vasculares, repartidas en 98 géneros y 44 familias; 126 especies de mamíferos; 254 de aves, 117 de reptiles; faltan inventarios de plantas no vasculares, anfibios y peces.
Tipo de presiones: Tala legal e ilegal, ganadería, cambio de uso de suelo para abrir huertas de aguacate, incendios forestales, cacería clandestina y extracción ilegal de flora.
Iztaccíhuatl–Popocatépetl
Estados: Puebla, México y Morelos
Superficie total: 283,192 ha
Superficie bajo protección (incluye el parque nacional Zoquiapan y Anexas): 45,097 hectáreas
Variación actitudinal: 1,700 a 5,500 metros sobre el nivel del mar (3,800 metros)
Tipos de ecosistemas: bosque de pino, bosque de pino-encino, bosque de oyamel, zacatonal alpino.
Especies documentadas: 469 especies, entre ellas, 161 especies de plantas vasculares, 51 especies de mamíferos, diez de reptiles y 162 de aves.
Tipo de presiones: tala ilegal, cambios de uso de suelo agrícola y ganadero, cacería ilegal y extracción ilegal de flora y fauna, creciente urbanización en los valles contiguos.
Fuentes: Programas de conservación y manejo de las áreas protegidas, Conanp
1 comentario:
Hola, los grandes felinos han sido detectados a menos de 3,000 metros, el parque nacional comienza a 2,000 metros, asi que de poco le sirve a las especies salvajez el area actual del bosque, ya que esta protegida hata demasiado arriba, cambien el uso de suelo, pero para bien, haganlo parque a partir de 2,500 metros para que tengan algo de aprovechamento, visiten nuestro sitio aurajaguar.org
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