lunes, 26 de enero de 2015
Vecinos se movilizan para rescatar humedales y playas
Nayarit en efervescencia ciudadana ante la privatización de ecosistemas. En San Pancho, reclaman revocar permisos para el bordo que destruyó estero; en Jarretaderas, discuten estrategias.
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
Mientras los vecinos de san Francisco pidieron a la delegación de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) que comience el procedimiento de revocación de los permisos que concedió a Inmobiliaria San Pancho para alterar el arroyo de Los Izotes y el estero de San Francisco, habitantes de otros rumbos de la Riviera Nayarit se organizan para reclamar y recuperar bienes públicos privatizados: esteros, ríos y playas.
Una reunión ayer cerca del mediodía en el poblado de Jarretaderas sirvió para informar el modo en que se ha violado la propiedad pública sobre ecosistemas, con la tibieza o complicidad de funcionarios de los tres niveles de gobierno, lo que busca despertar conciencia para una contraofensiva a favor de reabrir los accesos a esos bienes públicos en manos de hoteleros y fraccionadores.
“Es inadmisible cómo se ha dado el proceso de corrupción no sólo para privatizar, sino también para destruir ecosistemas, lo que muy pronto nos va a pasar facturas en desastres y enfermedades, por lo menos”, dijo a MILENIO JALISCO el activista social Indalecio Sánchez.
El despertar se da en medio de la batalla que libra San Pancho contra los intereses privados de un fraccionador. Érik Saracho Aguilar, miembros del Consejo Consultivo para el Desarrollo Sustentable, núcleo Nayarit, y residente de la localidad, hizo a la Semarnat la “excitativa” para revocar esos permisos, en un oficio entregado el pasado 20 de enero tanto en la delegación federal como en el palacio del gobernador Roberto Sandoval, con el respaldo de toda la comunidad.
Los vecinos han hecho crecer un movimiento de resistencia que exige resultados luego de que la Semarnat reconoció que en realidad nunca permitió alterar el funcionamiento hidrológico ni las comunidades bióticas de los ecosistemas, en lo cual incurrieron los trabajos de construcción de un bordo que invadió la zona federal.
De este modo, le piden a la Semarnat eche a andar un “procedimiento de revocación de las autorizaciones número 18NA2013HDO28 y 18NA2013HDO29, en mérito que se estima que dichos actos administrativos se sostienen de manifestaciones -en estricto sentido la que inicia el procedimiento- que faltaron a la verdad y con ello violaron el principio de buena fe que guía dicho procedimiento evaluatorio, y por ende deben ser revocadas, ello con independencia de las responsabilidades administrativas a que haya lugar de los evaluadores que teniendo acceso y conocimiento de hechos notorios para la geografía del estado de Nayarit [como lo es su componente biótico de cada región, en mérito de ello evalúan] omitieron salvaguardar el derecho a un medio ambiente sano y al derecho al acceso al agua”.
La facultad de revocar la determina del artículo 40, fracción IX del Reglamento Interior de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. La Ley Federal de Procedimiento Administrativo, dice en su artículo 13: “La actuación administrativa en el procedimiento se desarrollara con arreglo a los principios de economía, celeridad, eficacia, legalidad, publicidad y buena fe”.
El ambientalista destaca que el estero “es un hábitat privilegiado en mérito que ahí se encuentran ejemplares de nutria de rio (Lontra longicaudis) y cocodrilo (Crocodylus acutus). Ambas especies se encuentran listadas en la norma oficial mexicana NOM-059-ECOL- 2010, por lo que la afectación de su hábitat contribuye a su disminución”. Nada de eso fue valorado en las MIA. Los vecinos esperan respuesta de la autoridad para salvar sus ecosistemas ribereños.
En otros rumbos de la Riviera Nayarita los abusos se dan. Indalecio Sánchez habla del caso de la desembocadura del río Ameca y los abusos de que acusa al hotel Mayan Palace, que privatiza incluso vialidades. En carta a autoridades municipales, señala: "haciendo una visita de campo con un grupo de activistas y periodistas, nos encontramos con la desagradable sorpresa de que estaban empezando a construir una barda en la vialidad pública de uso común desde hace más de 50 años por donde acceden las personas y vehículos hacia el río Ameca y fundamentalmente a la playa en la desembocadura norte de dicho río; a menos de 50 metros de la entrada de ese camino pasando la primera curva, nos encontramos una cepa de extremo a extremo de la vialidad con una dala de cemento en donde ya se desplantan castillos de varilla corrugada, para hacer una barda y cerrar el paso [...] quiero hacer énfasis que varias veces enfrente de grupos de personas -periodistas, ejidatarios, gente del pueblo, vecinos de Nuevo Vallarta, párroco de la iglesia del lugar- hubo declaraciones contundentes de que ese camino nunca lo iban a cerrar".
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