El virus de la influenza humana que combate el país es un agente de muy fácil transmisión; el AH1N1 no vino de los cerdos, sino del hombre, advierte investigador de UdeG.
Guadalajara, Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO, edición del domingo 3 de mayo de 2009
Guadalajara, Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO, edición del domingo 3 de mayo de 2009
El cerdo fue la primera víctima de la información errática y el pánico generado ante el sorprendente brote de influenza humana en el centro de México. Ahora es claro que no fue un factor inmediato del surgimiento de la enfermedad, aunque en muchas regiones del país se han desplomado las ventas de carne de esta especie y, en el mercado mundial, ya se nota el efecto de la epidemia.
Con éste y otros errores, así como la general contracción económica, es claro que es un costo preferible a esperar que la elevada morbilidad que ocasiona este virus cause daños muy superiores a la economía y la salud pública, opina el profesor-investigador en salud pública del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la UdeG, Carlos Pacheco Gallardo. En entrevista con Público, indica que la Organización Mundial de la Salud (OMS) registra entre 140 y 150 enfermedades que se pueden trasmitir del ganado al hombre.
“Pareciera que están muy exageradas las medidas, pero son necesarias para controlar rápidamente el problema. El agente que estamos tratando es muy fácil que se distribuya en una gran cantidad de personas: por la nariz o la boca vas a respirar y te contagias…”.
—Entonces, aunque parezca exagerado, ¿es lo más prudente?
—Sí, porque a la larga sería peor. Lo que se quiere aquí es disminuir la cantidad de personas enfermas: es un virus de alta morbilidad y baja mortalidad y, si las personas se siguen enfermando, se va a seguir distribuyendo […] El problema también es que muchos mexicanos no les creemos a las autoridades, y debemos de tratar de hacerlo; hasta ahora se ha visto que se le ha podido controlar, pero, si lo buscamos erradicar, sería lo mejor; hay enfermedades que se quedan, pero hay que saber inhibirlas, porque hay situaciones ambientales que favorecen a la enfermedad y la hacen rebrotar.
—¿Por qué se reaccionó a la presencia del virus con tanta sobrerregulación?
—Bueno, era desconocido el agente y por lo tanto hubo sorpresa, y esto fue la pauta para implementar este tipo de medidas de control, de poner controles de erradicación, primero para disminuir la mortalidad. No olvidemos lo que pasó con otros brotes de influenza, como la española, en 1918, que se comportó como una “w” [la gráfica de muertes]: primero hay una cantidad menor de muertes, luego baja y permanece latente y regresa con más fuerza. En esa ocasión fueron millones de muertes. Esto es el riesgo, porque los humanos no siempre creamos inmunidad, defensas, anticuerpos suficientes […] Entonces, se toman medidas de control, mientras se genera una vacuna; de este modo evitamos que se dispare la morbilidad y eventualmente, las muertes.
—Entonces, si no se toman las medidas que a muchos parecen exageradas, hubiéramos podido esperar más adelante una situación desastrosa.
—Claro, mucho más grave.
—¿Atribuir la influenza al cerdo es incurrir en falsedad?
—Así es, pienso que fue un grave error […] A la hora de identificar el agente en el ser humano, se encontró en los análisis de laboratorio que había ciertas características similares y de ahí se desprende el nombre […] Es el virus H1N1, pero una mutación [llamada AH1N1] que el ser humano adoptó probablemente hace mucho tiempo, y que entonces no brincó del cerdo a los humanos como se dijo. La propia Organización Mundial de la Salud [OMS] maneja la información de que en el siglo pasado, como en 1958, hubo un problema en humanos, que padecieron este virus y lo controlaron; durante muchos años no hubo problemas, el agente tuvo la oportunidad de hacer la adaptación, y se pudo transmitir de un humano a otro ahora de nuevo.
—¿Cuál podría ser la ruta crítica que va a seguir la enfermedad?
—Afortunadamente, este tipo de virus no es tan resistente para este tipo de medidas de control. Creo que salubridad [la Secretaría de Salud] ha mencionado que tenemos los medicamentos: que, si la persona enferma va en el momento al hospital y no es tan avanzado el problema, se puede tener una respuesta al medicamento; ésta es una de las ventajas.
—El hecho de que este organismo ya tenga una larga historia en el organismo humano, ¿no lo hace más peligroso que el virus venido directamente de un animal, por su larga adaptación al hombre?
—Pudiera ser, pero todo esto está todavía en estudio. La propia OMS ya empezó a investigar para rastrear el origen, lo cual que no debe tardar si se lleva un buen control. Aquí, el investigador la debe hacer de detective: tener toda la información posible, ir con la familia, ver los lugares donde pudo haber estado, el contacto con otras personas, revisar la historia de la persona, para poder hacer un rastreo y comprobar científicamente de dónde viene el problema.
—¿Por qué antes este tipo de manifestaciones mataban y, ahora, casi no?
—Pues afortunadamente se tiene un apoyo de los laboratorios, con la capacitación de los médicos, para detectar casos y actuar a tiempo, y antes se carecía de eso. Tenemos además a nuestro favor el enorme avance en la medicina.
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Cuatro sospechas comunes
¿Por qué se crean este tipo de organismos, cuál es su función?
Son mutaciones, son agentes que trascienden de acuerdo a las características de la forma en que vivan en la Tierra: en la época del deshielo hubo un tipo de problemas, en esta época tenemos otro tipo de problemas. Muchas de las mutaciones son, por lo mismo, cambios que tenemos los humanos: estamos cambiando las situaciones ambientales y por eso la respuesta de los agentes da para estas situaciones; ahora, con todo lo que se maneja del cambio climático, pues los mismos agentes se están adaptando para este cambio. Obviamente, las comunidades humanas más pobladas son la presa ideal para que estos organismos generen epidemias
¿Está claro que el riesgo de epidemias y pandemias no se va a poder erradicar?
Pues un ejemplo claro es el sida, y en los animales está la fiebre aftosa, que es una enfermedad que se disemina rápido, sin control […]
Otro de los mitos que ha estado circulando es que se pudo inducir artificialmente la presencia de la influenza.
Los famosos bioterroristas: ahí no podría afirmarlo, pero, a mi modo de ver, sí se puede hacer; basta ver cómo se manejan las bacterias, los virus, la cuestión bimolecular […] Es el gran temor de los Estados Unidos, como fue el ántrax. Pero hay que aclarar que, más que crearse, se trata de reproducir organismos ya existentes. Por otro lado, considerando las características de la influenza, por su baja mortalidad, cuesta trabajo pensar que la introdujeran si el objetivo era causar daños severos.
Hablando de cambio climático, ¿el aumento de uno, dos o tres grados en la temperatura nos podría exponer, aun más, a epidemias y pandemias?
Claro, el riesgo existe, de que resurjan algunas enfermedades erradicadas, o de que otras lleguen a territorios hoy de clima templado, y se adapten. […] El calor, la luz, el sol y la humedad son factores que siempre ayudan al desarrollo de formas de vida. Los microorganismos son también vida
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