Entrevista: Rocendo González Patiño. Procurador agrario
Los empresarios deben aprender a respetar los derechos de los campesinos, además de aprovechar las ventajas de los nuevos modelos productivos, subraya el funcionario federal.
Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO, edición del domingo 26 de abril de 2009
Rocendo González Patiño, procurador agrario del país, pide quitar “esa visión de dar el espejito” a los campesinos a cambio de sus tierras. “El campo mexicano tiene una enorme potencialidad, pero hay que integrar a sus habitantes al desarrollo”, advierte.
Explica que se transita ya por la tercera etapa de la reforma agraria, que está por cumplir un siglo de haber arrancado. La primera fue el acto de justicia por excelencia: el reparto, que se prolongó formalmente hasta 1992. A partir de ese año, con las reformas al artículo 27 constitucional y la Nueva Ley Agraria, vino la segunda fase: el ordenamiento, la definición de derechos y linderos, que en 2009 está culminada en 95 por ciento. Desde junio de 2008 arrancó la tercera, la definitiva: el campo se hace exitoso como modelo productivo.
González Patiño no puede evitar, cuando habla entusiasta de esta fase de modernización, arrancar sonrisas escépticas en sus interlocutores. Tantas décadas de simplemente usar al campesino mexicano como “reserva verde” de votos, con una relación clientelar, pervertida y desigual del poder hacia este aún enorme segmento poblacional del país, que cuesta trabajo pensar que el ejido fue diseñado para otra cosa, como resolver los grandes retos de la pobreza y el desarrollo. Pero lo dice en serio en esta entrevista con Público.
¿Ustedes están promoviendo una propuesta en todo el país para estimular la inversión privada en el campo?
Así es. Hay un interés muy importante de parte del presidente Felipe Calderón para que logremos vencer el rezago en el campo mexicano; llevar los proyectos con toda la decisión que hay; Jalisco es un estado muy rico en aspectos agropecuarios, mineros, urbanos, de industria, es un estado modelo. Se trata de alcanzar, con los dueños de la tierra, en este caso ejidatarios, comuneros o pequeños propietarios rurales, esquemas de participación con inversionistas para que en todas partes ganemos […] Primero es garantizar de forma plena la seguridad jurídica en el campo y, a partir de ahí, afianzar proyectos de inversión; se trata de que las comunidades estén ordenadas y cada persona tenga plenos sus derechos, para que no regresemos a la figura del cacicazgo, y esto nos permita orientar buenos proyectos.
¿Cuál es la premisa de su ofrecimiento a los empresarios?
Queremos que se valore el incorporar al dueño de la tierra al proyecto, para que también el ejidatario, el campesino, tenga un patrimonio que consolidar…
Porque lo usual es que venden sus tierras y, en el mejor de los casos, terminan como jardineros, cocineros o empleados domésticos.
Por eso, yo espero primero que no vendan su tierra; segundo, que sean parte de ese proyecto; tercero, que tengan un mejor rendimiento de lo que tienen, y que esto genere mejores condiciones de vida. En el estado de Jalisco hemos realizado ya 312 diagnósticos de núcleos agrarios, que han manifestado que están listos para la inversión; de éstos, ya hemos logrado cuatro proyectos de inversión muy importantes, hablamos de un beneficio real para ellos de poco más de cuatro millones de pesos […] Sus socios son inversionistas privados, que tienen algún pequeño negocio, que es para fortalecer sus proyectos[…] A escala nacional tenemos más de 25 millones de hectáreas listas para diversos proyectos, no sólo agropecuarios sino, además, de desarrollo urbano, industrial, forestal, minería, turismo. Hay muchas posibilidades.
¿Qué le dicen al inversionista?
Por ejemplo, en el caso del desarrollo de un fraccionamiento en una zona urbana, obviamente vas a vender las casas, pero que el ejidatario sea parte del proyecto: que no se le pague sólo en dinero, sino que tenga una participación en el proyecto; es parte de lo que hablamos con el presidente de Canadevi [Cámara Nacional de Vivienda] en el estado de Jalisco.
Es lo que planteaba el gobierno con la reforma de 1992, pero ¿qué tanto están convencidos los empresarios de que es una buena ruta asociarse con los ejidatarios, ya no sólo “Te compro y te vas, o quizás te empleo o quizás no”?
Es un modelo nuevo; claro que, quien no conoce, tiene sus dudas o quiere el modelo de siempre: te compro la tierra y me quedo ahí solo. Primero deben entender que el gobierno federal es especialista en la materia y puede agilizar este tipo de inversiones con toda la confianza y seguridad jurídica, y eso cambia radicalmente la visión del inversionista.
¿Cómo los convencen?
Pues subrayamos la gran riqueza que se puede lograr, si conjuntamos el esfuerzo de una tierra que tiene la comunidad y su capital […] Nos quedamos con la idea de que México es de pequeña propiedad, pero muy pequeña y, la verdad, tenemos extensiones inmensas, que también pueden llevarlos a proyectos de gran escala […] Como Procuraduría Agraria tenemos la obligación de participar en todos los proyectos de los ejidos que así nos lo soliciten, hay cantidad de convenios y de proyectos que se han desarrollado bien con nuestra participación […] Estamos como institución para asesorar a ambas partes: les damos la voluntad y la libertad de elegir al ejido, al inversionista. Es una institución que cuenta con un grupo profesional, somos 2,700 personas en el país, tenemos mas de mil oficinas en todo el territorio nacional, donde podemos darles este servicio.
Sin embargo, la urgencia en algunos sitios para abrir desarrollos turísticos, como las costas de Jalisco y Nayarit, ¿no estimula un mercado negro de compra de tierras al viejo estilo?
Sí, en este punto hay especuladores. Lo que está haciendo el gobierno federal al ver esto es un llamado de parte del Presidente, de que no se permitirá ninguna acción fuera de la ley […] De que lo hacen, tal vez, pero corren un riesgo por hacer compras no legales y que no reciban permisos. Yo les digo que no hay necesidad de eso: hay toda la disponibilidad de acompañarlos para ayudarles al respeto de las normas y derechos y cosechar proyectos de largo plazo. Es la nueva visión que debemos tener todos los mexicanos, hacer las cosas bien, donde todos nos beneficiemos, quitarnos ya esa visión del espejito. La política en el campo mexicano es la productividad: tenemos un país sumamente rico, y debemos aprovecharlo para generar desarrollo.
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