sábado, 19 de enero de 2013

Deforestadas el 38% de cuencas de sitios Ramsar



Una amplia investigación de Francisco de Asís Silva Bátiz, documenta los costos de cuatro décadas de desarrollismo sobre los humedales prioritarios del litoral del estado de Jalisco

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

La destrucción de cuatro décadas ha dejado una huella duradera en las cuencas que tributan a siete humedales de la costa de Jalisco, los cuales están registrados en la lista de la convención Ramsar de Naciones Unidas, por ser de conservación prioritaria para el planeta.

Según un estudio histórico realizado con base en imágenes de satélite, “en las seis subcuencas asociadas a los sitios Ramsar estudiados [una la comparten El Chorro y Majahuas], ha existido una gran deforestación, que en algunos casos llega a cubrir hasta más de 50 por ciento de la superficie total de la subcuenca. El promedio de deforestación de las subcuencas asociadas es de 38 por ciento, es decir, aproximadamente 104 mil hectáreas de un total de poco más de 274 mil hectáreas totales de las subcuencas”, dice en su investigación de doctorado Francisco de Asís Silva Bátiz, Jefe del Departamento de Estudios para el Desarrollo Sustentable de Zonas Costeras de la Universidad de Guadalajara.

El documento, del que entregó una copia a este diario, destaca que el compromiso que asume México como firmante de la convención (que lleva el nombre de la ciudad iraní donde se firmó, en 1971) es mantener la funcionalidad de los vasos no sólo desde el aspecto biológico, sino como espacio vital para el desarrollo de comunidades humanas. Pero la situación imperante en la región del litoral de Jalisco, cuya dinámica de pérdida de ecosistemas es la segunda más intensa del país (MILENIO JALISCO, 6 y 8 de junio de 2011), no permite ser demasiado optimista.

La devastación tiene causas políticas y económicas claras: tras siglos de soledad, las selvas y humedales costeros de Jalisco fueron abiertos a la colonización para resolver la presión por la tierra de grupos campesinos de zonas intensamente pobladas del altiplano, con un historial y experiencia ecológicos divergentes del tipo de ecosistemas selváticos. Esto llevó a reproducir modelos de desarrollo que fracasaron, y al final, quedó la ganadería extensiva como base de supervivencia.

A esta presión de décadas se suma el creciente impulso de actividades turísticas y creación de infraestructura, que suelen no ser sostenibles.

“Es fundamental que el nuevo gobierno dé la prioridad que merece a este tema”, destaca el científico, quien ha encabezado en años recientes la elaboración de los ordenamientos ecológicos locales de la zona.



Un mundo de presiones
La costa de Jalisco alberga 21 humedales, entre lagunas costeras y estuarios; “ocho de ellos destacan por su extensión en superficie, por sus características físicas y biológicas, y por la prestación de servicios ambientales a las comunidades locales: laguna Barra de Navidad, en el municipio de Cihuatlán; estero La Manzanilla y estero El Rodeo, en el municipio de La Huerta; la laguna Chalacatepec, laguna Xola-Paramán, estero Majahuas, estero El Chorro y el Sistema lagunar-estuarino Agua Dulce-El Ermitaño, en el municipio de Tomatlán. Estos ocho cuerpos de agua de la costa del estado de Jalisco han sido designados humedales de importancia internacional”. Siete de los ocho actuales sitios Ramsar, excepto El Rodeo (en Chamela Cuixmala) —cuya designación data de 2004—, se declararon en febrero de 2008.

La deforestación estudiada revela “que el principal motor que afecta a los humedales costeros es el cambio de uso del suelo para la realización de actividades agrícolas y ganaderas”.

La subcuenca más deteriorada “es la asociada a la laguna Xola-Paramán, en la cual existe una deforestación del 57 por ciento, seguidas de la subcuenca asociada a la laguna Barra de Navidad [50 por ciento] y la asociada a los estero de El Chorro y Majahuas [47 por ciento]; mientras que la subcuenca menos impactada es la asociada a la laguna Chalacatepec [19 por ciento] seguida a la del estero La Manzanilla [26 por ciento]” (ver gráficos anexos).

Entre los principales problemas ambientales que se han identificado por la deforestación, están “el azolvamiento de los cuerpos de agua —debido al arrastre de sedimentos a la cuenca baja generado por la deforestación—; la pérdida de biodiversidad; la contaminación por agroquímicos y por aguas negras de origen doméstico, y la pérdida de especies comerciales de peces e invertebrados”.

De hecho, “el acelerado deterioro de los humedales costeros se ha visto reflejado en la disminución de la producción pesquera realizada por las cooperativas en los propios cuerpos de agua, y en la disminución de especies comerciales que en algún momento de su ciclo de vida hacen uso de las lagunas costeras y esteros”.

Algunos cuerpos de agua como la laguna Barra de Navidad y el estero La Manzanilla “experimentan actualmente contaminación de sus aguas por coliformes, en niveles muy por encima de los permitidos por las normas ambientales mexicanas vigentes”, señala el documento.

En general, “los siete sitios Ramsar estudiados experimentan un acelerado azolvamiento de sus vasos”, dentro de lo cual se advierte como caso crítico el de la laguna Barra de Navidad “que ha perdido su profundidad de manera importante –alrededor de tres metros–, existiendo algunas zonas en las cuales ya no es posible navegar debido a la poca profundidad”.

Silva Bátiz señala la urgencia de que la autoridad establezca políticas de conservación y desarrollo sostenibles a largo plazo.

“Es impostergable que la nueva Administración estatal conozca la situación crítica de los humedales y el grave deterioro de las subcuencas asociadas y se planteen programas integrales con un enfoque de cuenca”, lo que incluye la restauración de suelos, la reforestación y no incrementar la superficie agropecuaria “sino promover acciones de tecnificación”.

Alerta el académico que de mantenerse las tendencias actuales, “aunado a la falta de acción de la nueva Administración estatal, posiblemente estaremos viviendo, en los próximos diez años, la desaparición” de algunos de estos viejos y frágiles paraísos.


No hay comentarios: