Sergio Hernández, Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO
El carbono almacenado en cada árbol del bosque La Primavera es el eje de un mercado local de servicios ambientales de carbono que podría garantizar el seguro a largo plazo de La Primavera, dijo el autor de la propuesta, doctor por la Universidad de Twente, en Holanda, y egresado del Iteso, Arturo Balderas Torres.
Para ello hay diversos escenarios: se tendrían que involucrar diez grandes empresas que aporten al año 200 mil dólares cada una; o 30,105 habitantes de ingreso promedio que pusieran 65 dólares por cabeza, o bien, 10,750 ciudadanos del grupo de mayores ingresos con una aportación individual de 190 dólares, dijo el investigador.
Todo esto haría una bolsa de 3 millones 956,825 dólares que al tipo de cambio de 13 pesos daría un total de 51 millones 438,725 pesos, cifra significativamente mayor a los 15 millones de pesos que este año le entregará al bosque el Poder Ejecutivo de Jalisco.
El científico presentó los resultados del estudio que ha encabezado, con alumnos del Iteso y apoyo de la Iniciativa Darwin del Reino Unido, durante cuatro años, como una propuesta que ejemplifica cómo se pudieran generar en el país mercados de carbono, en una especie de adaptación de este tipo de intercambio económico ambientales que se da en muchas partes del mundo en el marco del Protocolo de Kyoto.
Con estudios económicos y sociales demuestra cómo las comunidades más cercanas a diversas áreas protegidas son las que están dispuestas a pagar más por su conservación.
En el caso de La Primavera, de acuerdo con sus investigaciones, los propietarios cotizan una hectárea de bosque conservada entre 40 y 150 dólares, que es el rango de dinero que consideran justo para que les sea entregado cada año, y no los 25 dólares por hectárea que entrega a algunos de ellos la Comisión Nacional Forestal en el programa Pago de Servicios Ambientales.
El área natural protegida alberga en cada hectárea un promedio de 46 toneladas de carbono en sus árboles, tomando en cuenta el bosque de buena, regular y mala calidad, pero esta cantidad pudiera pasar a 87 toneladas por hectárea si se regeneraran las zonas de regular y mala calidad de bosque, además de la reforestación de zonas que ahora no tienen cobertura forestal.
Para tomar en cuenta la magnitud de este reservorio de carbono, se estima que los gases de efecto invernadero que generan en promedio cada uno de los mexicanos por sus diversas actividades alcanzan 6.8 toneladas al año. Sin embargo, si se tomara en cuenta al grupo de mayores ingresos, su estilo de vida genera hasta 19 toneladas de bióxido de carbono (CO2) cada año.
Arturo Balderas argumentó que este mercado de carbono a nivel local para La Primavera, a partir del carbono almacenado, implicando a los habitantes de la zona metropolitana, dejaría de lado los incentivos perversos que se han dado a nivel mundial, donde los apoyos financieros se han canalizado a zonas forestales que requieren un proceso de recuperación sin incentivar la conservación de bosques en buen estado.
Para ponerlo en marcha, el autor consideró que se requieren incentivos, como la creación de un impuesto local a las emisiones de carbono para que la gente o las empresas busquen alternativas económicas.
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Otros elementos
Además del impuesto, se requerirían de incentivos como que el impuesto pagado se canalice para financiar proyectos o que los entes emisores de gases de efecto invernadero puedan orientar directamente los proyectos que consideren.
Una de las situaciones que ve como obstáculo es la falta de información a la sociedad de lo que son los servicios ambientales y su relación con las emisiones de gases de efecto invernadero.
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