domingo, 29 de enero de 2017

Deterioro de infraestructura, riesgo silencioso del AMG



Es el principal desafío del Área Metropolitana de Guadalajara, advierte el director de 100 Ciudades Resilientes; la falta de mantenimiento puede llevar al colapso

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

El Área Metropolitana de Guadalajara tiene importantes tareas a desarrollar para alcanzar la resiliencia. Una de las principales es hacer frente a uno de sus riesgos más graves – por “silencioso” y, literalmente, invisible-: el progresivo deterioro de su infraestructura. Miles de kilómetros de redes de agua, alcantarillado, desagües, electricidad, sistemas viales, parques públicos, transitan hacia la obsolescencia y puede ocasionar un serio colapso, advierte el director del proyecto 100 Ciudades Resilientes de Fundación Rockefeller, para América Latina, Eugene Zapata Garesché.

“Este ejercicio nos va a permitir acercarnos a los grandes temas, que no han sido debidamente atendidos, porque están lejos, no inmediatos, o no son considerados urgentes; los gobiernos locales están desbordados en sus capacidades por el día a día […] es el momento de pensar los grandes desafíos de Guadalajara, nosotros pensamos en una metodología que parte de dos principios: primero, cuáles son los grandes shots, los grandes impactos a los que puede estar sujeta Guadalajara, que no son solamente riesgos naturales o derivados del cambio climático; evidentemente hay el tema de las inundaciones, de la cercanía con el volcán, pero también puede haber un apagón, está el tema de la insuficiencia energética, incluso la posibilidad de brotes de violencia”, dice en entrevista con MILENIO JALISCO.

No obstante, “aquí anticipamos los proceso que pudieran ser más graves o dañinos que un terremoto, porque son silenciosos o invisibles, y que difícilmente estamos viendo y atendiendo, como es el deterioro urbano: están envejeciendo los puentes, las tuberías de agua, las redes eléctricas, y los gobiernos locales, ante la escasez presupuestal que los caracteriza, no tienen ni la capacidad ni los fondos suficientes para remodelar o reestablecer una infraestructura”, explica.

Señala que la infraestructura urbana debe incorporarse “para al menos 30 o 50 años más, con visión a futuro, no algo que se repara se repara y se repara; y luego qué va a pasar después, se van a acabar […] si usted ve los impactos que llegan y sacuden a una ciudad, como la inundaciones que hubo en Santa Fe, Argentina, o como el volcán de Colima cuyas cenizas podrían llegar en 48 horas a Guadalajara, eso hay que verlo, pero también lo que pasa silenciosamente, cuáles son las enfermedades o riesgos crónicos que tiene la ciudad, y no solamente sus problemas agudos...”.

Justamente de eso trata la resiliencia, añade, “un padecimiento crónico requiere atención preventiva y acompañamiento; y si seguimos con el símil con un ser vivo, la gran mayoría de los padecimientos crónicos están relacionados con el organismo en su conjunto, aunque sus síntomas sean específicos; del mismo modo, la atención es sistémica”.

El experto es el responsable de generar los procesos que llevarán a conformar la “oficina de resiliencia” a nivel metropolitano. Es una nueva instancia de planeación “del más alto nivel”, justamente porque se trata de incidir en los proyectos que se desarrollan y que impactan la calidad de vida urbana.

- Esta ciudad resiliente es una ciudad que ya resolvió sus viejos conflictos con la zona rural, históricamente depredada de sus recursos a favor de los habitantes urbanos, ¿una reconciliación?

- Reconciliación es una buena palabra para describirlo, porque alguien puede no estar interesado en la dicotomía o en las diferencias entre lo urbano y las ciudades, pero todo es parte del todo, incluso que la propia ciudad recupere algo de ese viejo mundo rural […] hablaba yo con gente de Tlajomulco, y les explicaba que ciudades densas como Nueva York [Manhattan] evolucionan en ese sentido: una isla totalmente urbanizada, está recuperando huertas urbanas en lotes baldíos, terrenos donde podrían construir una torre de 50 pisos, que tendrían una plusvalía brutal para los desarrolladores inmobiliarios, y sin embargo se recuperan terrenos, los vecinos siembran calabazas y las consumen, hacia allá va la ciudad del futuro: no vamos a detener la urbanización, pero no va a haber urbanización si no está sustentada en un equilibrio con la naturaleza…”.

POTmet sigue en corrección

La Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) no ha cerrado las mesas de “armonización” del Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano (POTmet) porque no se ha logrado aterrizar del modo debido el tema ambiental, señaló la titular de la dependencia, Magdalena Ruiz Mejía. “Será hasta que se encuentre debidamente reflejado todo el tema de los ordenamientos ecológicos a nivel de la Ugas [unidades de gestión ambiental], y todas las políticas de desarrollo debidamente insertadas en la base natural de los recursos ecosistémicos”, advirtió.

MC

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