miércoles, 17 de agosto de 2016

El POTmet a juicio: es necesario, pero endeble



El instrumento propicia más los intereses inmobiliarios que los de una ciudad compacta, equitativa y justa, advierten urbanistas, ecologistas y administradores públicos

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.

El Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano, abreviado POTmet, tal como está al día de hoy no es el instrumento que requiere la ciudad para resolver su principal enfermedad: la expansión desorbitada.

Por el contrario, aunque explícitamente se propone generar una ciudad compacta, ha dejado intocados los “derechos” de los dueños de 44 mil hectáreas de reserva urbana que resultan excesivas para el crecimiento natural de la ciudad, reconoció una veintena de expertos reunidos la noche del pasado 15 de agosto en la Escuela Superior de Arquitectura, convocados por organizaciones de la sociedad civil.

Fue una cita donde los organismos del pacto metropolitano estuvieron totalmente ausentes, no obstante que se trató de analizar el instrumento más importante generado hasta ahora por ese entramado institucional: el Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan), el consejo ciudadano (sic) y la Junta de Coordinación Metropolitana.

En el balance se reconoció que es mejor contar con un plan perfectible que su ausencia. El instrumento tiene abundante información y aglutina diferentes instrumentos legales y de planeación previos. Pero falla al momento de plantear el ordenamiento, que se sujeta a suma de voluntades políticas que en el caso de Guadalajara, siempre son transitorias al estar sujetas a periodos electorales cortos; también falla en el afán de integrar a los desarrolladores inmobiliarios, pues apenas toca sus intereses, si bien, tampoco los protege explícitamente.

El coordinador del Museo de Ciencias Ambientales de la UdeG - una institución que plantea la relación hombre-naturaleza desde el ámbito de la ciudad-, Eduardo Santana Castellón, ofreció un resumen de carencias del POTmet con las que nadie estuvo en desacuerdo.

“No fue participativo a cabalidad, por eso ha sido necesario que se organicen reuniones como la presente; no integró los componentes ambientales ni contribuyó a la resolución de las contradicciones existentes; no presenta un análisis integrador para definir tendencias negativas que se deben corregir para lograr una Guadalajara hermosa y sustentable; no Integra el componente ambiental-ecológico al análisis de la superficie y el crecimiento que debe tener la ciudad, y no integra las recomendaciones que a nivel metropolitano, estatal, federal e internacional se han ya elaborado para Guadalajara y ciudades similares”, dijo.

“No presenta metas cuantitativas que los ayuntamientos deben tratar de lograr. No propone políticas, acciones, mecanismos para orientar a los ayuntamientos para que hagan mejores planes parciales y logren alcanzar las metas establecidas. No explica sus aportes concretos al Programa de Desarrollo Metropolitano. No plantea formas para reducir la expansión urbana y más bien presenta un marco territorial que induce a que la ciudad continúe expandiéndose agravando los problemas sociales, ecológicos, políticos, culturales y económicos”, añadió. A partir de ese diagnóstico se desgrana todo el encuentro que llevó más de dos horas y media. Nadie pidió que el documento fuera echado a pique, pero todos urgieron a su perfeccionamiento. Este es un breve repaso de los conceptos, apoyado por la relatoría elaborada por Toma-La Ciudad, que fue facilitada a MILENIO JALISCO.

DISPERSIÓN

Luis Aguilar, urbanista y coordinador del encuentro, consideró que “se necesita una capacidad de interlocución y de diálogo entre gobierno y sociedad. Para ello hay que atender dos cosas: asegurar que las decisiones colegiadas sean verdaderamente de interés público, y que la pluralidad de opiniones converja hacia la construcción de una posición común”.

Ya en materias específicas, José Javier Gómez-Álvarez, del Esarq, ponderó que “hace falta y deben precisarse las características de la redensificación sobre los corredores de transporte masivo, y realizarse las adaptaciones de infraestructura y ordenamiento antes de poner en marcha la redensificación para no trastocar la vida de los habitantes de esas zonas. El desarrollo urbano ya ha fracasado en las periferias, y por ello hay que hacerlo bien para no comprometer los valores de los barrios más centrales”.

Rodrigo Ochoa, del ITESM, admitió que el POTmet es clave porque era un instrumento necesario desde hace décadas. No obstante, “el documento tiende a la dispersión del territorio con la creación de las reservas urbanas. Aquí el caso de Zapotlanejo es alarmante […] el área metropolitana creció en 22 por ciento y urge replantear semejante decisión”. Las áreas de transición, al no estar adecuadamente definidas, invitan a la especulación inmobiliaria.
Carlos Romero, de la Univa, dijo que “no podemos esperar innovar con instrumentos del siglo pasado”, y recomendó trabajar en las reservas intraurbanas – seis mil hectáreas de lotes baldíos al interior del periférico- como un área de oportunidad.

Jesús García Rojas, consultor, destacó: “localmente, el POTmet y sus centralidades claramente no detendrán la expansión urbana. Hay muchas cosas que podemos hacer siempre y cuando nos escuchen y nos hagan caso, entre otras exigir retomar el proyecto de Ley General de Ciudades y el Territorio que abortó en el Congreso de la Unión por el cabildeo de desarrolladores y ayuntamientos”, esto entraña “cambiar la política de subsidios totalmente, ya no darlos al frente como enganche, sino darlos en especie con tierra planificada”.

Luis Fernando Álvarez, de la UdeG, dijo que es necesario revisar la consistencia del documento. “Define al instrumento el estatuto urbano en el artículo. 120. El POTmet debería ser normativo, técnico, político; pero la definición no está clara. Los objetivos, cuatro, también son ambiguos. Asimismo, hay huecos en materia de instrumentos de planeación, lo cual se visibiliza claramente en el documento, que para eso sí nos sirve, y evidencia que los municipios están en falta pues es su responsabilidad proveer dichos instrumentos”. Las reservas territoriales “tienden a la dispersión y legitiman la expansión urbana, cuando no creciendo ni un metro más seguiríamos con una densidad que ya no es compacta”.

Roberto Arias de la Mora, de El Colegio de Jalisco, llamó la atención sobre el Código Urbano y la Ley de Coordinación, que son insuficientes para llegar a un instrumento preciso. El POTmet apuesta a la racionalidad municipal, “en tanto que visibiliza las carencias de éstos y su fragmentación”. El énfasis está en el consenso, y en este sentido es un instrumento político. “La adecuada implementación de este documento se dará en las luchas que está desarrollando la sociedad”, como la respuesta de Tlajomulco a la Canadevi y el caso de Iconia.

Sandra Valdés, del Consejo Ciudadano del bosque La Primavera, consideró que el POTmet “se percibe como una declaración de intenciones que no contrarresta las fuerzas y presiones que deterioran el bosque. De hecho, parece que camina en contra de la ruta marcada por los ordenamientos ecológicos a favor de las reservas urbanas, atentando contra la conservación”. Lo fundamental es que el poder debe ser de los ciudadanos, no de los intereses económicos, coincidieron.

CLAVES

Cinco problemas con el POTmet

1 Las centralidades propuestas incitan a la expansión.
2 Se reconocen más reservas urbanas de las que se necesitan.
3 La aptitud territorial señalada no destaca vocacionamientos de conservación en áreas que debería.
4 El documento no da elementos de evaluación ni vinculación con otros instrumentos.
5 La propuesta se parece mucho a escenarios tendenciales de estudios previos que ya entonces representaban las manifestaciones de acciones mal llevadas

Fuente: Alfredo Hidalgo, consultor independiente

“Falta una planeación participativa que permee el documento. Se habla mucho de crecimiento, de expansión, de renovación, mantenimiento y conservación, pero se nota que es una planeación desligada de la naturaleza. Como ejemplos están que se pone en riesgo el sistema alimentario, hay un exceso de reservas urbanas y una desconsideración a criterios hídricos […] es necesario que se consideren muchas cosas aún”.

Gabriel Torres González, CIESAS

“Mientras no se tenga un gobierno metropolitano, lo que procede es impulsar un proceso de gobernanza metropolitana, con reformas fiscales e institucionales. Hay que crear instituciones, no sólo prácticas y discursos, que regulen, sean vinculantes y aseguren la continuidad de las propuestas”

Luis Aguilar, UdeG

MC

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