lunes, 15 de diciembre de 2014

El Obispado de San Juan de los Lagos, en contra de El Zapotillo



La diócesis católica dirige a Aristóteles Sandoval una carta en que le pide defender los derechos de un millón de jaliscienses y detener “engaños” de la clase política

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.

La diócesis católica de San Juan de los Lagos, con un millón de habitantes en 20 municipios, expresó al gobernador Aristóteles Sandoval, su preocupación con las consecuencias del trasvase de agua del río Verde a la ciudad de León, Guanajuato: “se volvería desierto y la emigración a las ciudades aumentaría las problemáticas sociales de las mismas, que ya son bastante carga para el gobierno e inseguridad para los ciudadanos, y dejaríamos de ser productivos de materias primas para la subsistencia humana”.

El documento, del que posee copia MILENIO JALISCO, fue entregado en la oficialía de partes de palacio de gobierno, de esta ciudad, firmado por el sacerdote José Luis Aceves González, quien fue designado miembro del Observatorio para el agua del estado de Jalisco por parte de la diócesis que encabeza el obispo Felipe Salazar Villagrana, con copia al presidente de la república, Enrique Peña Nieto, y diversas autoridades federales y estatales, además de los otros miembros del órgano ciudadano creado formalmente hace casi un año.

El representante del prelado advierte en la carta que ha cundido desinformación por la falta de transparencia de instituciones como la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la estatal (CEA), lo que ha obligado a obtener información desde las vías académicas y de investigación, que generan un panorama de preocupación para la feligresía, que en su mayor parte se dedica al comercio y a los negocios pecuarios de pequeña escala, pero cuyo volumen sumado aporta más de la quinta parte de la proteína de origen animal del país.

“Más nos preocupa aún cuando personal electo por el pueblo para promover y ayudar al mismo pueblo que los eligió –llámese presidente municipal o diputado- pretenden, manipulado información, y han solicitado valerse de párrocos, por donde presuntamente pasaría el acueducto [a León], para que convenzan a los feligreses, a la población en general, y más específicamente a los posibles afectados -terratenientes- por donde pasaría dicho ducto, para convencerlos hasta de la bondad de no cobrar por la presumible compra-venta y convencerlos a favor del proyecto ‘beneficioso para la región” (sic).

Y agrega: “no admitimos como diócesis esas maquinaciones, ni como discurso ni como patraña fratricida”. También admite que hay una contaminación de las aguas que se genera a nivel local, pero ello no es pretexto para responsabilizar a los productores de todo el problema, sobre todo si se trata de pequeños productores que serían desplazados por los gigantes empresariales de la región, que han tenido apoyo técnico y subsidios para enfrentar ese problema.

El representante del obispo destaca que el presidente Peña Nieto ya mandó un mensaje positivo al frenar una licitación en el caso de la construcción del tren rápido de Querétaro a la ciudad de México. Apunta que ni las ciudades ni la economía pueden crecer al infinito, por eso hace falta planeación participativa y una fuerte cultura del agua. También le recuerda al mandatario del estado que Jalisco “es libre y soberano” y no puede una entidad vecina decidir sobre los recursos y el destino de los habitantes que están en su territorio.

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