martes, 25 de septiembre de 2012

Un mundo hambriento, “la oportunidad del campo”



Entrevista: Francisco Javier Mayorga Castañeda. Secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación

La escasez ha aumentado los precios agrícolas y ganaderos, una crisis que demanda aumentar la productividad, al tiempo que es la oportunidad de rescatar socialmente al agro del país, sostiene el jalisciense.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

La pesadilla maltusiana amenaza con cumplirse por primera vez en la historia. Los alimentos aumentan de precio en la medida en que el cambio climático provoca desastres naturales o epidemias y se pierden zonas productivas, lo que ocasiona escasez y riesgos de desabasto para amplias capas de la población humana.

El hambre creciente representa una paradójica oportunidad, sostiene el secretario de la Sagarpa, Francisco Mayorga Castañeda: a partir de 2007 ocurrió un cambio drástico como no sucedía desde la Segunda Guerra Mundial, y los productos del campo dejaron de ser deficitarios. Ese año, la tonelada del maíz de Sinaloa rondaba 1,400 pesos y el gobierno debía aportar 400 pesos para que los maiceros no perdieran. Hoy ronda 4,200 pesos y tiene amplios márgenes de utilidad.

“Los inventarios de los principales productos agrícolas a nivel mundial están muy bajos, entonces, cualquier fenómeno que altere la oferta es ampliamente reflejado en los mercados, a través de los precios, y eso le pega al consumidor más pobre”, señala en entrevista para MILENIO JALISCO.

¿Qué debe hacer el campo mexicano? Capitalizarse, recibir inversiones en bienes públicos, manejar el riesgo, incrementar su producción y su calidad, fortalecer sus cadenas productivas, “se ha dicho que el cooperativismo alimenta a la humanidad”, dice en busca de disipar los fantasmas de que este cambio termine a favor de las grandes corporaciones.

- Aumentar la producción en el campo mexicano es muy complejo.

- Es muy complejo porque hay una serie de restricciones estructurales: el sistema de tenencia de la tierra en México ya no da, ya no permite la inversión necesaria para aumentar la productividad, porque la productividad implica inversión, capacitación, asistencia técnica, cambio de insumos […] también tenemos otras restricciones jurídicas, la ley del agua, toda la parte forestal que también tienen muy poco margen de maniobra porque están demasiado regulados; cuando hay sobrerregulación lo que se propicia es, o un mercado negro, o la inhibición de las inversiones […].

- ¿Entonces hablaría de una tercera generación de reformas en el campo tras la agraria de los 30, y la de Salinas de 1992?

- Sí, definitivamente; estamos ante una nueva realidad mundial, y si repasamos la historia, desde que terminó la Segunda Guerra Mundial hasta el año 2007, la oferta de alimentos creció más rápido que la demanda, y los precios reales de los alimentos se fueron a la baja […] a partir de 2007, 2008, con la primera crisis, y luego con lo del cambio climático, la demanda está aumentando más rápido que la oferta, y eso hace que la agricultura y la ganadería se vuelvan más rentables, pero a la vez más riesgosas; entonces tiene que haber una serie de instrumentos diferentes a los que hubo, herramientas enfocadas a bienes públicos, a manejo de riesgos, más que a transferencias directas; los cambios son para que podamos realmente avanzar a la velocidad que necesitamos aquí, no se pueden dejar las cosas para mañana o pasado mañana.

- ¿Evidentemente el ejido y la comunidad indígena no pueden ser objeto de inversión o de préstamos de la banca en las condiciones en que están ahorita?

- Es correcto, creo que en el tema de la comunidad indígena tenemos que ser cuidadosos, cuando hay una comunidad indígena con su propia cultura, yo ahí no propongo que se hagan cambios, definitivamente eso se tiene que dar en los sistemas ejidales, o en las comunidades que son de papel pero que ya están inscritas totalmente en una economía de mercado.

- ¿Convertir finalmente la tierra en parte del mercado?

- Sí, porque ya existe ese mercado de tierra, lo que pasa es que es un mercado negro o hasta cierto punto gris, porque en la práctica se vende, se renta, se compra, se hereda el ejido, pero siempre de una forma fuera de la ley; y también pasa algo parecido con la propiedad privada, está sobrerregulada, porque los impuestos, los cambios patrimoniales, las inscripciones ante el Registro Público son costosísimas, y también ahí hay mucha simulación […] todo eso traba el financiamiento, traba los apoyos, porque a la hora de cotejar documentos se dan las inconsistencias, y entonces se traban las inversiones, el crédito, se traba el mercado, y eso nos tiene en un nivel de estancamiento o de no desplegar todo el potencial que el país podría desplegar.

- ¿Nuestros mitos nacionalistas o comunitarios, son un escollo?

- Claro que hay toda una carga histórica, ideológica, política, pero yo creo que no podemos plantearnos las cosas como disyuntivas, porque está muy claro y la FAO va a organizar un encuentro con el Día Mundial de la Alimentación, que se llama Las Cooperativas Alimentan al Mundo; o sea, cuando se propone a veces este paso a la propiedad plena se piensa que el pequeño campesino va a quedar ahí a merced de los grandes capitales, de los tiburones, y no es así necesariamente, se pueden formar verdaderas cooperativas para que se logre la sinergia de las economías en escala, el financiamiento, el crédito, la promoción del productor, y esa formula ha estado vigente en todo el mundo, en Europa, en Asia, en Estados Unidos, en Argentina, Brasil, India, y es la manera de compensar el poder de las grandes trasnacionales […].

A partir de 2008, “todo mundo se puso a trabajar, y de ahí salió la meta que de aquí a 2050 se tiene que incrementar en 70 por ciento la producción de alimentos en el mundo, y hasta el 100 por ciento en algunos países en desarrollo, y tiene que darse con menos tierra disponible, con menos agua disponible, y con el cambio climático encima […] entonces, la tijera es muy poderosa”.

Es más o menos el mundo del profeta Robert Malthus: el hambre, desafío de todos, pero oportunidad para algunos que hace mucho fueron olvidados.

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